Con motivo del Día Internacional por la Despenalización del Aborto analizamos los diferentes métodos para abortar de manera segura y los que practican las mujeres que no pueden optar a un aborto seguro.
Raquel Malvasía Barcelona | @RaqMalvasia
Miércoles 28 de septiembre de 2016
Existen dos tipos de aborto seguro, realizados en hospitales o centros adecuados para ello: el aborto farmacológico y el aborto quirúrgico, que dependen de la semana de embarazo en la que se encuentre la mujer.
Hasta la semana 7 el aborto farmacológico es muy efectivo. El uso abortivo de la mifepristona, fármaco conocido como RU-486 se aprobó por primera vez en el año 1988 en Francia. Se toma junto con el misoprostol, otro fármaco abortivo, con una diferencia de 24-48 horas entre una y otra pastilla. La toma de ambos tiene una efectividad muy alta, de un 97%.
Este tipo de aborto produce unos calambres similares al intenso dolor que padecen algunas mujeres durante su periodo menstrual y un sangrado vaginal que puede complicarse a una hemorragia que ponga en riesgo la vida de la mujer sometida a dicho aborto. Otra de las graves complicaciones que pueden darse es una infección vaginal, que puede manifestarse en forma de fiebre o de manera más encubierta.
El aborto incompleto es otra de las complicaciones que puede darse. Esto significa que el producto del embarazo no ha sido expulsado por completo, para lo cual será necesario que se complete el aborto en un centro médico.
Por ello es tan importante que las mujeres que quieran practicarse este tipo de abortos dispongan de un centro sanitario en condiciones para ser atendidas. El uso de mifepristona y misoprostol sin control sanitario puede acarrear graves consecuencias en pacientes con problemas de anemia o alteraciones de la coagulación, por poner algún ejemplo.
Muchas mujeres que no pueden acceder a un aborto seguro y gratuito utilizan solo el misoprostol, a menudo comprado en el mercado negro. Se comercializa bajo el nombre de Cytotec, que es conocido como “la Ru de las pobres”, un fármaco para la prevención de úlceras gastrointestinales. El uso únicamente del misoprostol sin la combinación de la mifepristona reduce la eficacia a un 80%. Además el hecho de usarlo sin supervisión médica y con desconocimiento de los signos de alerta puede derivar en graves complicaciones que en ocasiones den lugar a la muerte de la mujer.
Existen páginas como: womenonwaves.org y womenonweb.org que proporcionan información acerca de los abortos farmacológicos así como también facilitan a las mujeres que así lo deseen la posibilidad de llevarlos a cabo, proporcionándoles los fármacos y/o poniéndolas en contactos con profesionales sanitarios.
A partir de la semana 9 de embarazo el aborto farmacológico no es recomendable porque su efectividad se reduce considerablemente. Así la mujer podría elegir entre aborto farmacológico y quirúrgico según sus necesidades hasta esta semana.
Para aborto quirúrgico antes de las 12 semanas se pueden utilizar dos técnicas:
El método Karman, dilatación y aspiración, consiste en la dilatación del cuello uterino y posterior aspiración del contenido del útero. Normalmente se realiza mediante anestesia local aunque también puede hacerse por anestesia general o sedación. Esta intervención dura alrededor de 10 minutos.
O mediante legrado instrumental que consiste en la dilatación del cuello uterino y posterior introducción de la legra que permite el rascado de la cavidad uterina y vaciamiento de la misma. Se realiza también mediante anestesia local, general o sedación.
Entre la semana 13 y 15 se utiliza una técnica similar a la explicada anteriormente de dilatación y aspiración con algunas modificaciones. Se aplica una medicación en el cuello del útero para ablandarlo y dilatarlo. Igual que el método anterior se puede utilizar anestesia local, general o sedación.
Entre la semana 16 y 19 se utiliza el método de dilatación y evacuación. Consiste en la preparación previa del útero para que su dilatación sea más fácil y posterior vaciamiento mediante instrumental quirúrgico. Esta técnica dura entre 10 y 30 minutos y se realiza con anestesia general o sedación.
Finalmente estaría el aborto farmacológico tardío o inducido que se utiliza en las semanas 19 y 20 en el que se dilata el cuello uterino hasta producir el aborto. Se realiza mediante anestesia general o sedación.
Recordemos que la ley en el Estado Español permite abortar libremente hasta la semana 14 y bajo tres causales hasta la semana 22. Aunque esta legislación excluye a las jóvenes menores de edad que solo pueden hacerlo con consentimiento de sus padres o un tutor y a las mujeres inmigrantes que están excluidas del sistema público de salud
Lo cierto es que a día de hoy alrededor de 50 mil mujeres siguen muriendo cada año en todo el mundo a causa de los abortos clandestinos, siendo ésta la primera causa de muerte en América Latina. Y otros ocho mil millones sobreviven con afectaciones que les causan incapacidad temporal o de por vida.
Si damos un vistazo rápido a internet podemos ver recomendaciones para abortar con “remedios caseros”. Lo que ocultan estas recetas es el peligro que se esconden tras ellas. Analizamos las más comunes.
La ruda (ruta chalepensis o ruta graveolens) es la planta con propiedades abortivas más conocida que se ingiere en forma de infusión. El problema es que la dosis para que sea efectivo el aborto son dosis tóxicas para la mujer que la toma. Las complicaciones que acarrea son daños en riñón e hígado.
La menta poleo (mentha pulegium) proviniente de la familia de la menta. Se utiliza en forma de extracto o de aceite. En la antigüedad se ha usado como repelente de mosquitos, estimulador de la menstruación y en altas concentraciones como abortivo. El aceite de menta poleo es altamente tóxico. Ingerirlo puede producir síncope, convulsiones, coma, parada cardiorespiratoria, daño hepático agudo, insuficiencia renal y fallo multiorgánico que puede producir la muerte.
Otros métodos, enormemente conocidos, utilizados para producir abortos inseguros son el uso de objetos puntiagudos como perchas y agujas de tejer, la ingesta de lejía o aguarrás o la introducción de hierbas o inyección de soluciones X en la vagina. Se puede apreciar a simple vista sin ningún conocimiento médico que son fruto de la desesperación.
La introducción de objetos puntiagudos por la vagina tales como agujas de tejer y perchas de ropa con la intención de rasgar el saco amniótico, lejos de producir un aborto, originan perforaciones en el útero y órganos colindantes, como los intestinos, que originen graves infecciones, que en los mejores casos acaban con la extirpación de la matriz y en los peores con una infección generalizada con compromiso de órganos vitales y trágico desenlace.
La ingesta de altas cantidades de lejía o aguarrás, son métodos a menudo utilizados para el suicidio. Ambos productos abrasan el aparato digestivo originando hemorragias digestivas, infecciones generalizadas y con alta probabilidad la muerte de quien las consume.
También hay quien en vez de utilizar estos remedios acude a “consultas” clandestinas para provocarse abortos en condiciones muy poco higiénicas. Muchas de estas mujeres morirán en la improvisada mesa de operaciones o poco después fruto de las complicaciones que comentábamos anteriormente (hemorragias, infecciones generalizadas, perforación del útero); las más afortunadas sobrevivirán con secuelas, tales como la esterilidad.
Para evitar el uso de estos aberrantes métodos, y las dramáticas consecuencias que acarrean, es imprescindible defender el derecho al aborto seguro, legal y gratuito del conjunto de las mujeres sin ningún tipo de restricción por edad u origen.