Una multitud abucheó el lunes a las autoridades francesas en un acto celebrado en memoria de las víctimas del atropello masivo de la semana pasada en Niza.
Lunes 18 de julio de 2016
Antes y después del minuto de silencio guardado en memoria de los 84 fallecidos en un ataque con un camión el pasado jueves, muchas de las miles de personas congregadas en el balneario sureño de Niza corearon “dimisión, dimisión” al primer ministro, el socialista Manuel Valls, mientras otros gritaban "Hollande dimisión".
Una encuesta publicada en el diario Le Figaro mostró que el sólo el 33 por ciento de los entrevistados confía en la “capacidad de los líderes actuales para combatir el terrorismo”, un descenso abrupto frente a los niveles de al menos el 50 por ciento tras los dos grandes ataques del año pasado.
"El Gobierno nos promete cosas, pero no pasa nada", dijo el residente local Antony Fernandez a Reuters TV. "¿Qué han hecho hasta ahora para que nos sintamos seguros? ¿Y qué debemos esperar? ¿Vamos a lamentar más muertes cada seis meses?".
El último sondeo se realizó en un momento en el que, a menos de un año de la elección presidencial, los rivales políticos han abandonado rápidamente la contención inicial que suele prevalecer en estos casos para criticar con dureza a Hollande y su Gobierno.
El ex presidente Nicolas Sarkozy, que competirá en una primaria en noviembre en busca de la candidatura presidencial de una coalición de partidos de centroderecha, aseguró que el Gobierno de Hollande no hizo todo lo que podía.
"Sé que no existe el riesgo cero, sé que no nos dividimos antes de que las víctimas hayan sido enterradas siquiera", dijo al cabal TF1 TV. "Pero quiero decir, porque es la verdad, que en los últimos 18 meses no se hizo todo lo que debía haber hecho".
Antes del minuto de silencio guardado a nivel nacional el lunes, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, acusó a los opositores de romper la unidad de manera impropia. "Vimos aparecer críticas de forma inmediata y, personalmente, me parece sorprendente y triste (...) es indigno en el contexto actual", afirmó.
A pesar de las acusaciones cruzadas entre gobierno y la oposición derechista de Sarkozy, la reacción del gobierno de Hollande al último atentado ha sido intensificar el arsenal represivo que hasta el día de hoy sirvió para instaurar un clima reaccionario después de los atentados de noviembre y, particularmente, durante el movimiento contra la ley de reforma laboral, que ha servido principalmente para atacar a los sectores más combativos de la juventud y de los trabajadores.
La izquierda revolucionaria francesa denuncia que desde la masacre los principales medios de comunicación “no se privaron de dar la palabra continuamente a los responsables políticos, tanto socialistas como de derecha, que señalan con el dedo al ‘enemigo interior’ y se preparan para volvernos a proponer todas las ‘soluciones’ más reaccionarios y liberticidas para enfrentar a una amenaza que, en realidad, hunde sus raíces en una situación geopolítica y sistémica de la cual el imperialismo y sus aliados son los principales responsables.”
“Las ‘respuestas’ del gobierno luego de los atentados de enero 2015 no pudieron evitar los atentados de noviembre ni esta última masacre. Estas políticas alimentan un espiral infernal y reaccionario que en vez de ‘protegernos’ amenaza con encerrar nuestras vidas en la locura de la ‘seguridad’”, sostiene la Corriente Comunista Revolucionaria, integrante del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), en un comunicado publicado recientemente en Izquierda Diario.
“Las organizaciones de la juventud y de los trabajadores deben poner fin a este círculo vicioso combatiendo esta lógica ‘securitaria’ y bonapartista y ofrecer perspectivas para dar una alternativa a la desesperación social que nutre las presiones reaccionarias al interior de nuestra clase”, agrega el comunicado.
“En este marco, la juventud y el movimiento obrero deben proponerse dibujar los contornos de un amplio movimiento contra la guerra y sus consecuencias, contra el ajuste y el desempleo, contra el racismo, la islamofobia y por la unidad de nuestra clase alrededor de combates comunes con el fin de frenar la política del imperialismo y en particular el gobierno francés”, prosigue la declaración. “De no hacerlo, la política y los discursos de la izquierda social liberal complemente quemada y de la derecha clásica abrirán la vía a la extrema derecha reaccionaria, a los Trump y a los Le Pen de todo tipo”.