Este jueves ingresó al Juzgado de Garantías N° 2 de la capital bonaerense una denuncia de sobrevivientes del cura que estuvo dos décadas a cargo del colegio San Vicente de Paul. Un nuevo golpe contra la Iglesia católica y sus encubrimientos.
Jueves 20 de agosto de 2020 13:32
Luego de darse a conocer varios testimonios sobre abusos y acosos de exalumnos por parte del cura Raúl Sidders en su paso por el colegio San Vicente de Paul de la ciudad de La Plata, en horas tempranas de este jueves se llevó a cabo la presentación judicial donde se lo acusa como “autor material de abuso sexual agravado contra una menor de edad aprovechando su situación de guía espiritual como sacerdote y docente del colegio San Vicente de Paul de La Plata”, afirman en un comunicado exalumnos y alumnas, docentes, padres y madres que se autoconvocaron para reclamar la investigación del accionar que llevó a cabo Sidders en la institución educativa.
El uso de la confesión, (impuesta de forma obligatoria) con “sumo interés” en la indagación pormenorizada sobre la vida sexual de los y las alumnas es un sello que se repite en los relatos que varias víctimas se animaron a contar después de varios años y que hoy llegan a la Justicia.
Sidders fue trasladado recientemente a Misiones para cumplir funciones en el Obispado de Puerto Iguazú a cargo de Nicolás Baisi, entre otras cosas como capellán del destacamento local de la Gendarmería Nacional. Nada que sorprenda, ya que el ahora titular de esa diócesis misionera se llevó mucha información de La Plata sobre los mencionados casos de abusos y demás crímenes que involucran al Arzobispado de la capital bonaerense. Ante la divulgación en Puerto Iguazú de algunos antecedentes del cura, el grupo de Mujeres Autoconvocadas de Puerto Iguazú ha iniciado una campaña por la separación de Sidders.
Desde el grupo de autoconvocados de La Plata esperan que “se incorporen en el expediente judicial nuevos testimonios sobre las vejaciones prepetradas por Sidders” y exigen “su suspensión en todo cargo público y eclesiástico hasta que la Justicia dictamine sobre la denuncia presentada”.
Desde el Arzobispado platense, informaron a la comunidad educativa que tras consultar a distintos actores “que podían brindar información por conocimiento directo”, se desprendería una confusión de hechos, personas y momentos históricos que se atribuiría a Sidders, aunque aclaran que “las diferencias que se puedan tener con respecto al estilo, modo de pensar o de expresarse de un sacerdote no justifican acusarlo injustamente de cualquier acción”.
Por su parte, el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Sabina Frederic, aún no ha emitido opinión frente a las denuncias contra el cura, uno de los 170 capellanes del Obispado Castrense, institución parásita, mantenida por las arcas estatales y defensora de las dictaduras más asesinas de nuestra historia.
Queda a la vista cómo sigue firme el modus operandi de la Iglesia católica frente a las denuncias de abusos sexuales eclesiásticos: negar a las víctimas, encubrir a los victimarios y evitar que los casos trasciendan. Así se vio en los casos del suicidado Eduardo Lorenzo, de los curas del Próvolo, de Héctor Giménez y de Rubén Marchioni, para mencionar a los más resonantes. Impunidad contra la que pelean fervientemente los y las sobrevivientes en el camino de la verdad y la justicia.