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Red Internacional
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Rosario. Aceiteros: Los retiros voluntarios son despidos encubiertos. Hay que enfrentarlos

Acompañando el brutal ajuste de Macri y el FMI, las patronales aceiteras siguen pegando. Después de los despidos en Cargill hay nuevos ataques en Bunge Ramallo y se preparan otros en Molinos Rosario. Necesitamos un plan de lucha para enfrentar el ajuste.

Viernes 7 de septiembre de 2018 11:06

El acuerdo con el FMI y la corrida cambiaria significó un enorme negocio para las exportadoras. Por cada dólar exportado hace una semana recibían 27 pesos y hoy casi 40. Molinos y otras grandes empresas remarcaron sus precios golpeando aún más los salarios de las familias trabajadoras. Los anuncios del gobierno señalan que el camino es de ajuste y recortes. Día a día cientos quedan en las calles sumando ya miles de despidos y otros tantos se hunden en la miseria. Hay que enfrentar estos ataques.

A los 45 despidos en las plantas de Cargill, se le suman otros tantos en dependencias estatales, el cierre de Metro Wheels y el despido de casi 90 trabajadores en Fabricaciones Militares de Fray Luis Beltrán. Pero hay resistencia: ahí están las pibas de la marea verde, los obreros de Astillero Río Santiago resistiendo el vaciamiento y el intento privatizador y los miles de docentes y estudiantes enfrentando el ajuste en la educación, con movilizaciones masivas y tomas de facultades. El martes pasado, un importante paro en el cordón industrial norte mostró que hay fuerzas para enfrentar a los ataques del gobierno y el fondo.

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Los retiros: ¿un ataque al conjunto o un "problema" individual?

Entre las patronales aceiteras la resultante de la lucha en Cargill fue leída como una oportunidad. Inmediatamente al cierre del conflicto vino un nuevo ataque: la patronal de Bunge despidió a casi 90 trabajadores aceiteros y químicos; más de un tercio de la planta. La intervención del Ministerio de Trabajo los transformó en "retiro voluntarios”. Con pocas semanas de diferencia, la patronal de Molinos de Rosario, adelantó vacaciones al personal y abrió los retiros voluntarios, buscando eliminar un turno completo.

Los "retiros voluntarios”, de voluntarios no tienen nada. Los trabajadores son presionados por gerentes y personal de recursos humanos, que usan de ejemplo el resultado de la lucha en Cargill: “Agarrá ahora porque luego terminan en la calle despedidos”. Las patronales están a la ofensiva: en Bunge patearon el tablero con más de 80 despidos, para luego empezar a negociar los retiros desde una posición más favorable. O despiden individualmente a compañeros para meter miedo.

Entender los retiros voluntarios como un problema "individual" de cada trabajador sin plantear una respuesta gremial colectiva aísla a cada compañero dejándolo solo frente a la patronal y en una posición desfavorable, presionado económicamente. Son puestos de trabajo que se pierden; los trabajadores que quedan adentro deberán trabajar con menos compañeros y de esta forma avanza la flexibilización laboral y la pérdida de derechos. Frente a estos ataques es necesaria una respuesta contundente que demuestre disposición de lucha y genere confianza entre los trabajadores para enfrentarlos. Parafraseando el lema "si tocan a uno nos tocan a todos", podríamos decir que "si le ofrecen el retiro a uno, nos lo ofrecen a todos".

No es casual que las plantas atacadas estén organizadas en la Federación Aceitera. Molinos es una de las 3 principales remarcadoras de precios del país e impulsora de la inflación que día a día carcome los bajos salarios de todos los trabajadores del país. Bunge es uno de los pulpos mundiales de la agroindustria que facturó 46.033 millones de pesos el año pasado. Junto a Cargill y a las principales cerealeras que operan en el país son impulsoras de la fuga de capitales por sus puertos propios, que manejan como una puerta al país sin control alguno. No tienen ninguna crisis para justificar los despidos. Como señalaba el sindicato al inicio del conflicto en Cargill, los despidos en esta empresa eran políticos, no económicos. Coincidiendo, desde el PTS planteamos que el objetivo era disciplinar a un sector del movimiento obrero combativo de la región; al activismo aceitero, y preparar el terreno para avanzar con los planes de ajuste.

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Al mismo tiempo que nos poníamos a disposición de las resoluciones que tomaran los trabajadores en lucha señalamos que era insuficiente la estrategia sindical de Aceiteros para derrotar los despidos y que para pelear en mejores condiciones en Cargill era necesario “desarrollar un Frente Único Obrero, uniendo fuerzas para defenderse en las mejores condiciones posibles y organizar la fuerza obrera necesaria para derrotar el plan de ajuste del gobierno. El desarrollo de medidas audaces, buscando la simpatía de la población denunciando el rol patronal, el ajuste curso, al gobierno nacional y reclamando al provincial un pronunciamiento y medidas contra la empresa (o que de lo contrario también pague los costos políticos de los despidos discriminatorios y antisindicales) podía permitir acumular la suficiente fuerza para pasar a la ofensiva y obligar a romper la tregua a sectores sindicales de la burocracia tradicional para que fortalecieran la lucha.”

Hoy esta discusión cobra nueva vigencia. A más de un mes del anuncio de los despidos en Bunge y frente a los rumores de otros tantos en Molinos, la conducción sindical no ha anunciado medidas de fuerza. La necesidad de enfrentar los retiros voluntarios implica no sólo defender los puestos de trabajo sino que es condición necesaria para empezar a reorganizar las fuerzas de los trabajadores. Lejos de esperar a las elecciones del 2019 como pregona la dirigencia politica y sindical peronista, el ajuste está golpeando hoy. Y es necesario salir a las calles, unificar a los trabajadores con los estudiantes y docentes en lucha, con los obreros de Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán y con los laburantes de Astillero Río Santiago que el proximo miercoles 12 realizan una jornada nacional de lucha. Esta es la fuerza para hacer frente a los ataques e impulsar un paro regional con movilizaciones y cortes que ponga fin a los despidos, los retiros voluntarios, los cierres de fábricas y señale el camino para derrotar el ajuste del gobierno y el FMI.