Tras un contundente paro de 7 días que paralizó la producción agroexportadora del país, los trabajadores aceiteros le doblaron el brazo a las patronales y al gobierno. Conquistaron un salario básico inicial de $ 1.562.655. Y también pusieron sobre la mesa una importante lección: la unidad y el paro pueden derrotar los planes ajustadores.
Facundo Durán @FakuDuran
Jueves 5 de septiembre 18:46
El acuerdo “lleva el salario básico inicial -peón- a $ 1.562.655 para las y los obreros y empleados aceiteros de ambos convenios colectivos. En términos porcentuales este acuerdo significa un aumento del 26% sobre el salario que sumado al 76,25% de los acuerdos firmados en enero y abril pasado, comprende un aumento del 122% por el periodo de 2024.” Así anunciaban el miércoles por la noche a través de un comunicado la Federación Aceitera.
Desde el 6 de agosto y por 7 días consecutivos no se movió un camión ni se cargó un solo barco en las plantas agroexportadoras del país. Allí, desde donde salen las riquezas de la Argentina, las manos que todos los días las mueven se detuvieron coordinadamente. El mayor polo agroexportador del mundo se detuvo por un paro nacional de miles de trabajadores y trabajadoras que duró una semana, hasta que el gobierno decretó una conciliación obligatoria. Las multinacionales que se quejaban de la intransigencia obrera tuvieron que sentarse a negociar. Y terminaron retrocediendo y aceptando el conjunto del reclamo obrero.
Son las patronales que disponen de gran parte de la riqueza del país: los dueños y gerentes de Cargill, Bunge, Molinos, Renova, Terminal 6 y -también- los de Vicentin son quienes deciden qué se hace con cerca del 50% de las exportaciones del país. Quienes a partir de la exportación del aceite y la harina presionan a la alza el precio de elementos básicos de la canasta familiar en un país que tiene a más del 60% de sus infancias debajo de la línea de la pobreza. Son también quienes presionan por una nueva devaluación, especulando con los salarios del conjunto de los trabajadores. Pero la huelga aceitera muestra que estas patronales, ante quienes se han arrodillado cada uno de los gobiernos, pueden ser derrotadas.
La huelga mostró también que de este lado hay una fuerza social que cuando se pone en movimiento es imparable. No bastó la campaña que orquestaron los medios para decir que el reclamo era inaceptable. No bastaron los gritos de personajes como Fantino que pedían que echen a todos los obreros. Frente a la pasividad de las grandes centrales sindicales, la huelga aceitera pone sobre la mesa que la clase obrera tiene la fuerza para derrotar los planes de ajuste de los gobiernos y los ataques de las patronales. El paro total de la producción durante una semana le bajó el copete a las principales agroexportadoras del país. Así los aceiteros conquistaron un báscio inicial igual al Salario Mínimo Vital y Móvil, que contempla “alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión”.
Unidad y coordinación para enfrentar los ataques del gobierno
El triunfo de los aceiteros se festeja. No solo por la combativa defensa de su salario. Sino también porque plantea un ejemplo y un camino para el conjunto de los trabajadores. Con la unidad, coordinación y los métodos obreros; con el paro y la movilización y los piquetes, se pueden derrotar los planes del gobierno. La Ley Bases sancionada con el apoyo de parte de todas las bancadas excepto la del Frente de Izquierda, viene a avanzar sobre las condiciones de trabajo y el derecho a la huelga de todos los trabajadores. El gobierno logró su sanción con la complicidad de las centrales sindicales que se negaron a llamar a un paro nacional para enfrentarla. Hoy los jubilados enfrentan el veto del gobierno a la movilidad jubilatoria y a la represión con la que pretenden imponerlo. Reclaman a la CGT y la CTA que corten con la siesta.
Con 7 días de paro, paralizando la actividad agroexportadora, los trabajadores aceiteros le doblaron el brazo a las grandes empresas del sector y al gobierno. Conquistaron un salario básico inicial de más de $1.500.000.
Dejan una gran enseñanza : la unidad y el paro pueden…— Myriam Bregman (@myriambregman) September 5, 2024
En Santa Fe, en simultáneo al triunfo de los aceiteros, se desarrollan movilizaciones contra la reforma previsional que impulsa el gobernador Pullaro y que el Senado acaba de dar media sanción. Docentes, estatales, bancarios, trabajadores de Luz y Fuerza y de otros sindicatos rechazan el ataque y preparan una nueva convocatoria para el jueves 12. La capacidad de combate demostrada por los aceiteros puede entrar en juego en estas peleas y fortalecer el reclamo de los laburantes.
La semana pasada en Buenos Aires se realizó una convocatoria de sindicatos combativos en el marco de los ataques de las patronales del neumático de la que participaron el SUTNA, aeronáuticos, universitarios, aceiteros, ferroviarios y jubilados. Frente a los ataques en curso y los que están por venir, queda planteada la necesidad de desarrollar un espacio de coordinación desde abajo, junto a los principales gremios combativos, que empiece a unificar las fuerzas de los trabajadores.