Como venimos señalando en las páginas de La Izquierda Diario, la Comisión Directiva de la UOM Villa y la Interna de Acindar firmaron, sin asambleas, las suspensiones con rebaja salarial. Abrimos una polémica necesaria con el Partido Obrero – Tendencia, integrante de la Comisión Interna.
Domingo 3 de mayo de 2020 18:43
El último avance de esta enorme multinacional en su planta de Villa Constitución, al sur de Santa Fe, sobre las condiciones laborales en medio de la pandemia por el Covid19, ha puesto a prueba a las distintas organizaciones y corrientes del movimiento obrero.
La conducción de la UOM de Villa Constitución, lejos de la tradición histórica de lucha de la seccional, firmó con la patronal la entrega del salario obrero –una rebaja de entre 15 y 20%- sin consultar a las bases ni realizar ningún tipo de asamblea, a pocos días de la reactivación de la fábrica después del cierre por la cuarentena. Las suspensiones con rebaja salarial que acordó el gremio con la patronal constituyen apenas un capítulo de un plan general de reforma laboral para avanzar aún más sobre las conquistas obreras. Con la excusa de optimizar los lugares de trabajo “para evitar el contagio”, apuntan a aplicar multiplicidad de tareas y aumentar los ritmos de producción, una prueba piloto para demostrar la posibilidad de producir con menores costos.
La patronal logró imponer, después de semanas de presión, el reingreso del personal a la fábrica, que se dio de forma improvisada y desprolija, sin testeos masivos, exponiendo a los trabajadores al contagio. Los comités mixtos de seguridad e higiene -en donde participan en partes iguales el sindicato y la patronal- no han jugado ningún papel relevante para proteger la salud de los trabajadores frente a la pandemia mundial. Desde las páginas de La Izquierda Diario venimos planteando la necesidad de comités de seguridad e higiene independientes, en donde los trabajadores -los únicos interesados en su salud y seguridad- puedan discutir qué medidas tomar.
Es necesario que la Comisión Interna, de la que forman parte el PO-Tendencia y miembros alineados con el Frente Social y Popular, convoquen de forma urgente a asambleas para discutir de una vez las condiciones de salud y seguridad, en el camino de impulsar comités independientes, con delegados votados de forma directa.
El PO- Tendencia no pasó la prueba
Días atrás, en las páginas del periódico Política Obrera, el PO- Tendencia dice lo siguiente: “Contra toda reducción salarial y por la cuarentena para preservar la salud de los trabajadores tenemos que imponer una deliberación en todos los sectores de la clase obrera, que siga adelante en la resistencia contra la política patronal y la entrega de la burocracia, en defensa de las condiciones laborales, por paritarias y protocolos en la producción esencial discutidos por los propios trabajadores. Impulsemos coordinadoras fabriles y sindicales contra las suspensiones y despidos, por paritarias, y por un plan obrero de combate a la pandemia”. Sin embargo, el referente local de dicha tendencia, Christian Míguez, integrante de la Intena, formó parte de la entrega de salario – ya golpeado por paritarias a la baja –y condiciones laborales al firmar las suspensiones en Acindar, afectando al poder adquisitivo de miles de trabajadores.
Esto se enmarca en una creciente adaptación por parte del PO-T al paulonismo. No es la primera vez que la Comisión Interna deja pasar las suspensiones, lo vimos también en el acuerdo firmado el año pasado. Recientemente, las diferentes corrientes políticas que forman parte de la Interna, incluido el FSP y el PO-T, lanzaron un “agrupamiento unitario” llamado Frente Unidad 16 de Marzo, con el objetivo de disputar la conducción del sindicato local en las próximas elecciones. También integran este frente la lista Azul de Victorio Paulón, el piccininismo y sectores del kirchnerismo. Este agrupamiento no pasó la primera prueba: a espaldas de los trabajadores, y junto a la conducción local, firmó un acuerdo que se ajusta a lo que terminaron imponiendo unos días después las negociaciones entre la CGT, la UIA y el Ministerio de trabajo.
Esta polémica se da en el marco del debate sobre el rol de las fuerzas armadas en la pandemia.
Al mismo tiempo que se negociaba este acuerdo, las empresas contratistas despidieron y redujeron salarios sin la intervención decidida de la Comisión Interna para defender esos puestos, el sector más castigado en salario y condiciones laborales.
Los trabajadores debemos forjar nuestras propias organizaciones, que sean independientes de las tendencias que tienen sobre sus espaldas entregas como Paraná Metal que, con el kirchnerismo en el poder, cerró su fábrica dejando 1200 familias en la calle después de un largo conflicto, una derrota que pesa sobre los hombros no solo de la UOM nacional sino también de dirigentes locales como Piccinini y Paulón.
La salida a estos ataques por parte de la patronal al salario, las condiciones de trabajo y la salud de los trabajadores, tiene que partir de la unidad de efectivos, contratados y tercerizados y de la defensa de todos los puestos de trabajo. No podemos aceptar ninguna rebaja salarial. Si Acindar dice que tiene pérdidas por la crisis, que lo demuestre abriendo sus libros contables.