Este miércoles 30 se cumplieron 16 años de la represión a trabajadores y trabajadoras de la educación conocida como "cascos amarillos". Un patota del MPN, ordenada por el ex Gobernador Sobisch y en una zona liberada por la Policía, se disfrazaría de trabajadores y reprimiría un bloqueo docente a la refinería de Plaza Huincul. Compartimos una reflexión de cara a este histórico hecho.
Jueves 31 de marzo de 2022 09:57
Un 30 de marzo de 2006, se inició el ciclo lectivo con la exigencia de recomposición salarial y medidas de fuerza que llevaron a bloquear el acceso a destilería de YPF en Plaza Huincul. Ese día, las y los trabajadores de la educación fueron agredidos por militantes del Movimiento Popular Neuquino, disfrazados de obreros de la construcción enviados por el ex Gobernador Jorge Omar Sobisch. Los jefes policiales tuvieron la orden de no intervenir liberando la zona para que el supuesto grupo de “trabajadores de la UOCRA reprimiera a docentes.
No obstante, el partido provincial en sus diferentes vertientes no se desprende de su accionar. El mismo Pereyra durante el 2021 manifestó que utilizaría a trabajadores petroleros para sacar de la ruta a los elefantes de salud o cuando Gutiérrez reprimió con la policía a las comunidades mapuches; judicializando a quienes salen a luchar por sus derechos. Incluso hasta el día de hoy, trabajadores de la salud de Cutral-Có, Plaza Huincul, Zapala como de toda la provincia siguen judicializados.
Del mismo modo, a organizaciones sociales como el Polo Obrero, se les reprime o judicializa sólo por el hecho de reclamar mejoras salariales y condiciones dignas para las mayorías populares.
Hace 16 años, el ajuste, la inflación, la flexibilización laboral fueron la expresión de ese pago al FMI y los gobiernos se lo hicieron pesar a quienes osaron revelarse frente a las injusticias populares.
Reprimir y judicializar el derecho a la protesta es parte del plan que cada gobierno debe garantizar para pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI), una deuda Ilegitima, ilegal y fraudulenta del Macrismo pero que el Frente de Todos también terminó convalidando con la firma y metiendo la mano en el bolsillo de les trabajadores y mayorías populares.
Como hace 16 años, las y los trabajadores de la educación continúan denunciando la inflación, el abandono de las instituciones públicas, las partidas insuficientes para refrigerio y comedores escolares como así también, el deterioro de las condiciones laborales de trabajadores precarizados, reflejadas en nuestros estudiantes.
Por eso para mantener viva la memoria, así como se desarrolló hoy el acto en Plaza Huincul, resulta necesario realizar este 4 de abril el acto en el histórico monolito de Arroyito, lugar que nos recuerda la caída de nuestro compañero Carlos Fuentealba bajo la responsabilidad del Gobierno.
Y para que la pedagogía de la memoria cobre fuerza es indispensable no desvincular la imagen de Carlos Fuentealba de su condición de trabajador de la educación, consciente de su posición de clase y que abrazaba las ideas socialistas. Fue el 4 de abril y en Arroyito donde Carlos brindó su última clase.
La pedagogía de la memoria como así también la democracia en Aten no debería ser proclamada sólo en los discursos o comunicados virtuales, sino que tendría que ser parte de una práctica que la conducción provincial del TEP lograra desempeñar. Pues su discurso pierde legitimidad cuando en el acto en Plaza Huincul por ejemplo, le prohíbe hacer uso de la palabra a la secretaria general de Aten Capital, Angélica Lagunas.
A 16 años, los espacios de la memoria ponen en juego el concepto de memoria donde el pasado se convierte en un eje para pensar las prácticas cotidianas del presente.