Comenzó llamándose Acuerdo de Vida en Pareja, más adelante fue Pacto de Unión Civil, pero reclamos de la Pontificia Universidad Católica lograron presionar para que se cambie el nombre a Acuerdo de Unión Civil. El proyecto, después de meses de tramitación, pasa a trámite final para su votación.
Jueves 29 de enero de 2015
La comisión mixta del senado y diputados votará hoy el informe final del proyecto sobre Acuerdo de Unión Civil, que regulará las uniones de parejas heterosexuales o del mismo sexo.
Después de muchos debates, lobby como el del rector de la Universidad Católica para el cambio de nombre, agresiones del Pastor Soto a dirigentes del Movilh y algunos diputados, está por finalizar el debate sobre la reunión civil.
El Acuerdo de Unión Civil regula la convivencia y la unión de la pareja, legislando sobre temas diversos como el patrimonio.
Parlamentarios como Hernán Larraín o Jacqueline van Rysselberghe, representantes de la Unión Demócrata Independiente, han señalado que este pacto solo debería haber regido para personas del mismo sexo, ya que para las parejas heterosexuales existe el matrimonio y que va ‘contra los niños’. Esto refleja una vez más lo conservador y reaccionario de estos políticos, el mismo partido que basa sus candidaturas en las platas de los empresarios como el grupo Penta, los mismos que hasta el día de hoy defienden gran parte de la obra de la dictadura, y que tienen entre sus filas a políticos acusados de violaciones a los derechos humanos.
El proyecto avanza en algunos aspectos sensibles para la convivencia de las parejas, pero también muestra los límites que tiene al negarse hablar de matrimonio igualitario y tampoco de la adopción de los hijos.