Luego de que las y los docentes, directivos, familias y estudiantes rechazaron la apertura de las “ciberescuelas”, Trotta anunció la entrega de 6.500 computadoras y un plan limitado de internet. Medidas insuficientes para la grave problemática de la falta de conectividad de todos los estudiantes de la Ciudad, y ninguna medida frente al agravamiento de la pobreza infantil.
Lunes 7 de septiembre de 2020 13:19
Foto: Clarin
Luego de que las y los docentes, directivos, familias y estudiantes rechazaron de forma contundente la implementación del protocolo de apertura de las “ciberescuelas”, Trotta, ministro de Educación nacional y Acuña, ministra porteña, se reunieron nuevamente para discutir cómo continuar la educación virtual en la Ciudad. Acuña insistió en la apertura, en sintonía con el plan de Larreta de “abrir” y habilitar actividades, a pesar de que los casos en la Ciudad oscilan entre los 1.200 y 1.400 por día.
Luego de la reunión que mantuvieron entre ambos funcionarios, Trotta anunció que entregaría computadoras a los 6.500 estudiantes estimados por Ciudad, que no tuvieron ningún contacto con la escuela durante la pandemia, por no tener conectividad. También, que desde el Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) se realizará un plan de datos móviles durante 4 meses para dar internet a estas familias. Una demostración palpable de que durante estos 4 meses mintieron cuando decían, en especial Trotta, que la conectividad y la continuidad educativa era un éxito y que incluso vislumbraba una futura educación virtual permanente.
Sin embargo, esta medida ¿es suficiente? ¿Da respuesta al problema de la desigualdad educativa que se profundizó con la pandemia?
La desigualdad educativa no solamente se expresa en la enorme brecha entre quienes pueden conectarse internet y quienes no, quienes tienen acceso o no a una computadora. La desigualdad es mucho más profunda y hace a un problema estructural que se agravó con la pandemia: los índices de desocupación llegaron al 15%, mientras que en zona sur es del 21%; y la pobreza infantil llegará al 63% en todo el país a fin de año, según Unicef. La agudización de la pobreza lleva a que cada vez menos chicos tengan las condiciones garantizadas de vida para sostener la escolaridad.
Sin embargo, para esta desigualdad sólo hay parches como respuesta desde los gobiernos.
En el acuerdo Trotta-Acuña, tampoco se discutió sobre otros problemas de la educación, como la cuestión salarial docente, con una paritaria firmada en marzo y congelada; no se discutió sobre los 1.500 docentes que se quedaron sin trabajar durante la pandemia, y que deja a miles de estudiantes sin maestras; no se discutió cómo garantizar canastas alimentarias de calidad y cantidad en las escuelas, porque el Gobierno de la Ciudad sigue sin cumplir el fallo judicial que lo obliga a garantizarlo, impulsado por familias, cooperadoras y docentes junto a la diputada porteña por el PTS/FIT Myriam Bregman; tampoco sobre por qué el gobierno porteño no cumple el fallo que lo obliga a garantizar conectividad y computadoras a todos los alumnos y alumnas; tampoco sobre qué protocolos se necesitan para una eventual apertura de escuelas, con la participación de la comunidad educativa.
Trotta prefirió acordar migajas con Acuña, intentando reducir los problemas a un debate de si continúa la cuarentena no, cuando ninguna de ambas partes resuelve los problemas profundos de la educación. El gobierno nacional de a poco viene cediendo a las presiones de Larreta para la apertura comercial en la Ciudad habilitando protocolos, como el caso de los bares durante la semana pasada.
A su vez, la UTE, sindicato docente mayoritario en la Ciudad, sigue como la sombra al cuerpo al ministro Trotta, cuando debería organizar y unificar las asambleas que se vienen dando desde las escuelas y distritos por todas estas demandas, para dar desde las escuelas una verdadera salida de fondo al problema educativo en pandemia.
En medio de todo esto, Horacio Verbitsky, a través de El Cohete a la Luna, difundió la denuncia de que el ministro Trotta tiene una empresa offshore. Citando al blog cordobés El Disenso, sostiene que: “El 30 de septiembre de 2014 Trotta constituyó en Miami, Florida, la Sociedad de Responsabilidad Limitada Qualitative LLC, junto con Rafael R. Prieto. Su objeto era la Consultoría sobre Análisis de Medios y Servicios Profesionales”. Hasta Alberto Fernández le exigió explicaciones sobre esta empresa. En sus propias palabras: "Nadie constituye una empresa offshore si no tiene el fin de ocultar algo. Ser director de una empresa offshore es una mácula, es una mancha. Nadie crea una empresa offshore con fines santos, cuando uno crea una es porque quiere lavar dinero o quiere eludir impuestos en la Argentina”.
Sin más palabras que agregar.
Números que responden por sí solos
En primer lugar, los 6.500 chicas y chicos que no se conectaron durante este período, en verdad son muchos más. Desde las organizaciones gremiales como UTE calculan unas 10 veces más, es decir 50 mil alumnos, un 20 o 25% del total). Y esto sin incluir aquellos/as que se conectaron una vez cada quince días, o aquellos que lograron mantener el contacto con la escuela pero con muchísimas dificultades. Esto representa a la mayoría: porque no tienen computadoras, porque tienen el celular de un adulto para toda la familia, porque no tienen plata para los datos móviles.
Según un relevamiento realizado por las escuelas 4 y 19 del distrito escolar 19, de Bajo Flores y Villa Soldati, en los barrios más pobres de la Ciudad, como el Bajo Flores, el 94% de las y los estudiantes utilizan el celular para acceder a las tareas de la escuela, de los cuales el 61% lo comparte con toda la familia. Y en Villa Soldati, sólo el 14% tiene wi fi, mientras el 7% de las computadoras que entregó el gobierno funcionan, pero un 95% hizo el reclamo y no obtuvo respuestas.
En segundo lugar, el plan del Enacom de que se pasen los datos móviles a las computadoras para que los chicos puedan usarlas, es una respuesta más que insuficiente al problema de la conectividad, que se expresa en los datos de las escuelas de Bajo Flores y Villa Soldati, las zonas más críticas de la Ciudad.
La Garganta Poderosa hizo un relevamiento que muestra que para garantizar la conectividad en los barrios más carenciados incluso de todo el país, no sólo en la Ciudad, sólo hace falta invertir $ 98.200.000. Con esto podrían garantizarse nodos digitales, salas de computación, tablets, notebooks, PCs, impresora y hasta útiles. Es decir que en la Ciudad, esto podría realizarse perfectamente. Mientras tanto, el gobierno porteño gastó durante la pandemia, 80 millones en blancos para tiro de escopetas; 5 millones en una vereda sin baldosas de 100 metros; y 16 millones en televisores para funcionarios. También votó tomar deuda pública por u$s 150 millones, con el apoyo del Frente de Todos.
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Sin embargo, se pone un “parche” poniendo datos móviles por sólo 4 meses, cuando podría garantizarse internet gratis en toda la Ciudad. Como dijo Tomás Méndez, periodista de C5N a Trotta en una encendida entrevista, que cita en una interesante nota el diario El Disenso: “¿Por qué el grupo Clarín tiene que seguir manejando y monopolizando el acceso a la educación de nuestros chicos?” ¿Por qué ningún gobierno las obliga a garantizar conectividad para todos?
El decreto que estableció el gobierno para que se declaren públicos y esenciales los servicios de internet y telefonía móvil solamente congela las tarifas hasta fin de año. Es decir, que las empresas no solo continúan aumentando sus ganancias, sino que nada cambia respecto a la falta de conectividad. Según datos del Enacom, cerca del 40% de la población no tiene acceso a internet, es decir, 1 de cada 3 hogares. Por el contrario, los monopolios de las telecomunicaciones, como Clarin y Movistar, durante la pandemia, son de las grandes ganadoras. Telecom/Clarin tuvo ganancias en el primer semestre del 2020 por 1961 millones de pesos y la multinacional Movistar/Teléfonica a nivel mundial ganó 831 millones de euros.
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Estas empresas vienen aumentando sus tarifas incluso por encima de la inflación.
Según fuentes del Indec, las empresas de telecomunicaciones fueron de los rubros más beneficiados por los aumentos tarifarios. Desde diciembre de 2016 hasta esta parte, obtuvieron un 268% de aumento, es decir, 40 puntos arriba de la inflación general en estos últimos 4 años. El año pasado el aumento de las tarifas fue de 10 puntos por encima de la inflación, y en abril de este año las tarifas aumentaron un 8,4%.
En una entrevista reciente, el grupo Clarin le cuestionó a Alberto Fernandez el decreto que congela las tarifas hasta diciembre. Pero ninguno habló de cómo van a garantizar la conectividad, ahora que se declaró servicio público a las telecomunicaciones. Estas empresas además son de las que más fugaron plata del país. Solo entre Telefónica, Telecom, DirecTV y Telecentro, fugaron entre 2015 y 2019 más de 2500 millones de dólares. El equivalente a 25 millones de IFEs.
Desigualdad educativa que se profundiza
Las y los docentes se enteran todos los días de familias que se quedaron en la calle, sin trabajo, que no les alcanza el IFE. Las canastas alimentarias de miseria que el gobierno porteño reparte en las escuelas, tampoco alcanzan. En las villas de la Ciudad hay manzanas enteras sin luz ni agua. Recientemente, ante la negativa del Gobierno porteño a brindar información sobre los comedores escolares en el amparo iniciado por las diputadas del FIT Myriam Bregman y Alejandrina Barry, es decir, sobre la cantidad de canastas alimentarias entregadas, cuánto se le pagaba a las concesionarias por el servicio antes y durante el aislamiento, etc, la Justicia impone a Luis Bullrich, jefe de gabinete del ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, una multa de $8.000 por día y realiza una denuncia penal contra el funcionario.
A esta desigualdad, responder con parches es no dar una respuesta integral. Es dar soluciones que no alcanzan. ¿Por qué en la Ciudad más rica del país las empresas siguen ganando millones mientras sólo se van a entregar 6.500 computadoras que tendrán que conectarse a internet a través de un celular?
La comunidad educativa de conjunto, conformada por docentes, directivos, trabajadores/as de la educación, junto a estudiantes y familias, se vienen organizando en asambleas virtuales, al igual que los trabajadores de las telecomunicaciones, para dar respuesta a estas problemáticas. Esta organización desde abajo es la que puede armar un plan integral de educación durante y post pandemia, en lugar de funcionarios alejados de la realidad. Un plan que dé respuesta al problema no sólo de la conectividad, sino también a la pobreza y desigualdad educativa de conjunto. Desde la izquierda venimos impulsando esta organización, entre trabajadores/as de la educación junto a familias y estudiantes.
En lugar de destinar dinero para pagar la deuda a los bonistas, al FMI y los especuladores, debe establecerse un verdadero impuesto a las grandes fortunas, a los bancos y empresas como las de telecomunicaciones, y que esto se invierta en garantizar internet gratis para todos los estudiantes de la Ciudad, computadoras, canastas alimentarias de cantidad y calidad suficientes, en elementos de higiene y cuidado, como también que todos las y los docentes tengan un trabajo y aumento salarial.
Julieta Azcárate
Nació en Buenos Aires en 1982. Militante del PTS, licenciada en Sociología y docente.