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Basta De Falsas Soluciones. Acuerdo porcino y confusión: ahora el Gobierno va por “granjas inteligentes”

Lo propuso la Embajada de Argentina en China a través de un comunicado tras la reunión de un funcionario con directivos de una empresa china. El biólogo y filósofo Folguera explica lo que el Gobierno no dice.

Valeria Foglia @valeriafgl

Jueves 17 de diciembre de 2020 16:21

Foto: Sabino Vaca Narvaja de la embajada argentina en China con Xue Tingwu, presidente de Animal Husbandry Group.

Primero fueron nueve millones de toneladas de carne de cerdo “para darle absoluta seguridad de abastecimiento a China durante muchos años”. Luego, novecientas mil. Después, esa cifra en cuatro años. Del anteproyecto “12 000 madres” que elaboró el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca algunos lobistas porcinos pasaron a hablar de 3000, y ahora 10 000, con las “granjas inteligentes, seguras, sostenibles y sustentables”. Sin temor a la redundancia, la embajada argentina en el gigante asiático sumó su aporte a la confusión sobre el memorándum de entendimiento entre China y Argentina para la exportación de carne porcina.

Aunque habían deslizado la posibilidad de que el acuerdo no se firme, este miércoles 16 la sede diplomática que encabeza Luis María Kreckler emitió un comunicado en el que informa que su representante especial para la promoción del comercio y las inversiones, Sabino Vaca Narvaja, se reunió en Beijing con directivos de la empresa estatal china Animal Husbandry Group (CAHG), dedicada a la industria agrícola y ganadera. Vaca Narvaja y el presidente de la compañía, Xue Tingwu, analizaron junto a la mesa directiva de CAHG distintos proyectos de inversión en producción porcina en nuestro país “con cuidado del medio ambiente” (sic).

La embajada argentina habla de superar a través de una “estrategia integral” lo que denomina “falsas dicotomías”, aunque no especifica a cuáles se refiere. También plantea la incorporación de pequeños productores y el ofrecimiento de alternativas de joint-ventures con capitales chinos o “prefinanciamiento de exportaciones” para quienes no se propongan esta asociación.

¿Un contexto favorable?

Para la “venta” de este plan, la diplomacia argentina en China habla de un contexto favorable. Se basa en que la carne porcina representa el 70 % de la proteína animal en la dieta de la población china y en que la peste porcina africana (PPA) ha afectado el abastecimiento con producción nacional. A causa de esta devastadora enfermedad, desde 2018 el Gobierno chino debió sacrificar cientos de millones de cerdos con los métodos más crueles, como enterramientos masivos mientras aún estaban con vida.

La embajada sostiene que, a causa de este escenario en territorio chino, hay “un déficit a cubrir” de “8 a 12 millones de cerdos” en el presente año. Los principales proveedores europeos, España y Alemania, se encuentran afectados por la misma enfermedad, mientras que su tercera opción, Estados Unidos, está en plena incertidumbre.

Dejando todo para intentar maniobrar favorablemente a este megaplan porcino, que implica un salto en cantidad para el país, el comunicado realiza algunas comparaciones extrañas: “Alemania, por ejemplo, tiene el tamaño de la Provincia de Buenos Aires, y en ella vive el doble de población que en toda la República Argentina. Sin embargo, produce 15 veces más cerdo que nuestro país”. Otro tanto sucede con España, sostienen, al tiempo que destacan que Argentina está libre de la “peste porcina clásica (PPC), la peste porcina africana (PPA) y el síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS)”.

El lector no se ha confundido si interpretó que lo que la embajada está afirmando es que, aunque China, España y Alemania hayan caído en la PPA, el potencial de Argentina es tener un territorio mucho mayor que esos países y a la vez estar libre de virus generados por el hacinamiento de cerdos alimentados a soja, maíz y antibióticos. En criollo: Argentina como zona de sacrificio, tierra virgen para instalar plantas de “diez mil madres”, consumir millones de litros de agua por día y eliminar toneladas de desechos por aire, tierra y agua.

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Ante las protestas a nivel nacional contra la instalación de unas veinticinco megagranjas de “12 000 madres”, ahora la embajada argentina, nexo con el Gobierno chino en las tratativas, desplazando a la Cancillería de Felipe Solá, se encarga de aclarar que no propone eso, sino “granjas inteligentes”, que “vende” como “seguras, sostenibles y sustentables”. El modelo de megafactorías del que se quieren diferenciar es el de Estados Unidos, que tiene establecimientos monstruosos de cerca de cien mil madres, mientras que las “granjas inteligentes” tendrían “apenas” diez mil. Si se compara, la diferencia numérica es notoria, pero ¿este modelo de producción es “seguro, sostenible y sustentable”? ¿Y quién dijo que granjas porcinas de diez mil madres son poco?

La diplomacia argentina en China intenta convencer de las supuestas bondades del acuerdo porcino: “La cooperación estratégica en este sector representaría un cambio en la matriz exportadora argentina, a la vez que implicaría un avance en la soberanía alimentaria perseguida por China”. En su lógica abstracta, todos ganan. Argentina transforma en carne porcina su maíz y China externaliza la producción y abastece el mercado interno ante la imposibilidad local.

Aseguran que el megaplan porcino serviría para acelerar el ingreso de divisas a causa del “corto ciclo reproductivo de los cerdos (seis meses)”, mientras que el incremento de la demanda de maíz para alimentarlos redundaría en una reducción de la tendencia al monocultivo de soja. A través del biogás producido con el tratamiento de aguas residuales del ganado porcino, dicen, se proveería energía a las comunidades lindantes.

Lo que el Gobierno no dice

Argentina saldría al rescate de China en la crisis sanitaria que generó por un modelo de producción enemigo del ambiente y la salud pública. La Izquierda Diario consultó al biólogo y filósofo Guillermo Folguera, uno de los más notorios detractores públicos del acuerdo porcino, respecto del comunicado de la embajada en China. “Hay un error muy serio en cuanto a usar un lenguaje publicitario en algo que involucra riesgos”, dispara. “Por más que le pongan ‘seguro, sostenible y sustentable’, está absolutamente verificado por experiencias anteriores en otras regiones que esto involucra un montón de consecuencias”.

Folguera, uno de los autores de 10 mitos y verdades de las megafactorías de cerdos que buscan instalar en Argentina, señala lo evidente: los complejos porcinos a esta escala generan contaminación de cuerpo, aire y agua y la proliferación de vectores, como mosquitos, murciélagos y ratas, que pueden transmitir el virus hacia las personas. Este sistema entraña un potencial pandémico a mediano plazo a partir del uso de antibióticos de resistencia bacteriana, suministrados en ingentes cantidades a animales hacinados en feedlots.

Foto: Foro Ambiental.
Foto: Foro Ambiental.

A Folguera le alarma la comparación que se hace con los establecimientos de cien mil madres en Estados Unidos y que se hable de “solo diez mil madres”. Menciona las experiencias de Talca en Chile, Albacete en España y Yucatán en México, donde las megafactorías del tamaño propuesto por la embajada resultaron en desastres ambientales y sanitarios resistidos activamente por las comunidades.

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Otro de los mitos que envuelven al megaproyecto porcino tiene que ver con la promesa de creación de miles de puestos de trabajo. “Al estar todo tan concentrado y tecnificado, la mano de obra que puede traer es muy baja”, comenta Folguera. Con esos discursos, dice el investigador del Conicet, se oculta que las poblaciones lindantes, lejos de verse beneficiadas por el abastecimiento de energía, serán las primeras perjudicadas. “Son zonas de sacrificio”, describe, y agrega que a eso responde que se busquen regiones con baja densidad urbana, que garanticen el consumo de soja y maíz para los cerdos (con las consiguientes deforestaciones) y con capacidad de provisión de agua en enormes cantidades (se calcula que establecimientos de doce mil “madres” consumen más de un millón de litros de agua diarios).

Desde marzo del pandémico 2020 el Gobierno nacional ha realizado gestiones para avanzar en la instalación de megafactorías. Además del libro de Folguera y otros, hubo festivales, concentraciones, semaforazos, campañas publicitarias, canciones, movilizaciones, acampes y hasta se creó la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones a nivel nacional contra el plan, un nuevo tentáculo del extractivismo en Argentina para garantizar el pago de la deuda externa. Más allá de fotos de ocasión, Alberto Fernández le ha dado la espalda a los variados y preocupantes motivos del reclamo. No parece una decisión muy inteligente.