Este tipo de campañas están muy lejos de representar una opción organizativa para las millones que por todo el mundo claman en las calles por el derecho a decidir y contra los feminicidios.
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Nancy Cázares @nancynan.cazares
Miércoles 25 de agosto de 2021
Este miércoles, como cada día 25 de cada mes desde 2008, se conmemora el Día Naranja en todos los países adherentes a la Organización de las Naciones Unidas. Es parte de la campaña ÚNETE, gestionada por ONU Mujeres pero impulsada por el Secretario General de las Naciones Unidas, que se propuso poner fin a la violencia contra las mujeres "de aquí a 2030".
Su Historia
La conmemoración del "Día Naranja" el 25 de cada mes fue proclamada por ONU Mujeres. Forma parte de la campaña "ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres", impulsada desde 2008 por el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
De acuerdo a la información proporcionada públicamente por estos organismos, la conmemoración de este día busca "generar conciencia" sobre la violencia contra mujeres y niñas. El llamado que lanza el organismo es amplio e incluye tanto a activistas como a gobiernos, a organizaciones de mujeres y a empresarios para "unir fuerzas para afrontar la pandemia mundial de violencia contra las mujeres y las niñas".
Usar prendas o listones naranjas, mensajes en redes sociales y el llamado a asumir compromisos públicos contra la violencia forman parte de las medidas que, desde los gobiernos e instituciones, se adoptan este día.
Ante la crisis económica y la pandemia: sin resultados
Para 2015, los "resultados clave" que se propuso esta campaña contemplaban cinco puntos: Adopción y aplicación de leyes contra la violencia hacia mujeres y niñas; adopción y aplicación de planes enfocados en la prevención de violencia con recursos necesarios; recopilación y análisis de datos sobre la prevalencia de las distintas formas de violencia conta mujeres y niñas; campañas locales y nacionales de prevención de la violencia y asistencia a víctimas; aplicación de leyes y políticas que aborden violencia sexual contra mujeres y niñas en situaciones de conflicto como táctica de guerra.
Para 2020, el lema global de esta campaña fue "Pinta el mundo de naranja: ¡financiar, responder, prevenir, recopilar!". Con marco en el aumento de violencia contra mujeres y niñas en todo el mundo derivado del confinamiento por la pandemia por covid-19, se enfatizó en los primeros cuatro puntos que no han cambiado en esencia a lo largo de los años. Así, el llamado de esta campaña se concentró en "subsanar las brechas de financiación", asegurar asistencia a sobrevivientes de la violencia durante la pandemia, así como en la prevención y recopilación de datos.
Este 2021 sesionó el Foro Generación Igualdad, convocado por ONU Mujeres y copresidido por Francia y México. Anunciado con bombo y platillo en la conferencia de prensa matutina de AMLO en marzo, entre sus acuerdos está el de "cumplir la promesa de la Plataforma de Acción de Beijing y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible"... hasta 2026.
Como salta a la vista, el alcance de estas campañas es sumamente acotado y contradictorio, toda vez que gobiernos de países que sostienen la estructura de la ONU, como Estados Unidos u otras grandes potencias, son los mismos que generan las condiciones de violencia que después son llamados a atender (sin que estén obligados a responder). Desde la crisis económica hasta la guerra. Desde los bajos salarios que precarizan nuestras vidas hasta el impulso de políticas que nos criminalizan y marginan.
Según la Cepal, cada año 64 mil mujeres y niñas son asesinadas en el mundo. Catorce de los veinticinco países con mayor número de feminicidios están en América Latina y el Caribe. En México, las cifras tampoco son alentadoras, toda vez que para 2020, según cifras del INEGI, un promedio de nueve mujeres son asesinadas diariamente.
La pandemia que, como ya dijimos arriba, tuvo como una de sus consecuencias más funestas el aumento de la violencia contra mujeres y niñas a nivel global, también causó estragos en nuestro país. Según cifras de la Unicef, de enero a septiembre de 2020, las llamadas de emergencia al 911 sumaron 925, 205, un aumento del 1.1% con relación al mismo periodo del año anterior. Desde luego, es apenas una muestra si consideramos los casos que no se denuncian o que simplemente no se consideran como tales.
No queremos administrar la miseria
A 13 años de que se proclamaran los días 25 de cada mes como un "recordatorio" de la lucha contra la violencia hacia las mujeres y las niñas, está claro que no será por medio de la "unión" de fuerzas con gobiernos y empresarios que se ponga fin a la violencia y opresión que pesa sobre nosotras.
La retórica de "protección a los derechos" y promoción de nuevas generaciones, así como medidas como programas de endeudamiento especiales, "paridad" y cuotas de género en parlamentos y gobiernos, únicamente ha sido utilizada por este tipo de organismos y conmemoraciones como una forma de alejar de nosotras, por distintos medios, el horizonte de una sociedad distinta. Nos pone a perseguir en cambio concesiones mínimas siempre dentro del marco de sus leyes, así como a administrar los recursos que se le escurren al Estado.
Este tipo de iniciativas institucionales retoman demandas sentidas por las grandes mayorías —de ahí su carácter y utilidad para mantener el estado actual de las cosas por medio de la cooptación y asimilación de algunos sectores—. Muy lejos están de representar la opción organizativa que necesitamos las millones que por todo el mundo tomamos las calles, por ejemplo, por el derecho a decidir y contra los feminicidios, demandas que sólo lograremos arrancar de manera efectiva por medio de la movilización independiente y de la más amplia unidad con nuestros compañeros de clase y otros sectores oprimidos.