La crisis de la JUNAEB se vislumbra en la precariedad de las y los trabajadores de la alimentación, donde el agobio a funcionarios repercute en la totalidad de la comunidad educativa, pero el caso de las mujeres, que son mayoría en el sector de alimentación y cocina, es aún más crítico cuando son quienes componen uno de los sectores más precarizados y con peores salarios.
Domingo 4 de septiembre de 2022
En su gran mayoría son mujeres trabajadoras quienes son las encargadas del proceso de alimentación en los centros educacionales, obreras de la alimentación que se ven sometidas a la doble explotación por la unión del patriarcado y el capital. Son quienes además de tener estas precarias condiciones laborales, se llevan el peso de una doble jornada laboral al tener que sobrellevar las labores domésticas y de cuidado, lo que les suma horas de trabajo semanales, aumentando aún más el agobio. Todas estas condiciones de precariedad laboral tienen una repercusión directa en la nutrición de las y los estudiantes que es totalmente deficiente en calidad y cantidad.
Los turnos extenuantes, la falta personal para poder responder a la demanda alimentaria, las condiciones deficientes de infraestructura, la falta de insumos y las malas condiciones de alimentos. A toda esta mezcla de problemáticas se suma la crisis e inflación que azota principalmente a las familias trabajadoras que ven como el sueldo no les llega a fin de mes, viéndose obligadas a tomar turnos extras para poder sobrellevar la carestía de la vida, así deteriorando cada vez más sus condiciones de vida y entregando gran parte de su tiempo jornadas de trabajo ultra precarizado.
Alianza entre patriarcado y capital
El segundo trabajo de las mujeres no se encuentra considerado en el entramado de producción capitalista, y incrementa aún más la acumulación de riqueza en la casta empresarial. Según un estudio de Comunidad Mujer, se calculó el valor que tendría el trabajo doméstico y de cuidado, llega a la cifra de 44 billones de pesos al año (más del 20% del PIB), el que en un 64% estaría realizado por mujeres, y termina convirtiéndose en una de las actividades económicas más importantes. A esto se suma que respecto a las remuneraciones, una investigación de la fundación Sol indica que el 75% de las mujeres asalariadas reciben menos de $550.000.
Otro dato relevante de este estudio es que las mujeres pueden llegar a dedicar 41,2 horas semanales al trabajo doméstico, donde son las mujeres de quintiles más bajos quienes contarían con más horas dedicadas a esta doble jornada.
Y en este sentido, si nos referimos a la lucha por mejores condiciones laborales en la historia, las problemáticas no cambian mucho cuando miramos otros sectores laborales y hasta épocas pasadas. Ya lo retrataba muy bien en 1906, Esther Valdés, dirigenta del gremio de costureras, quien escribió para el periodico “La reforma”:
“¿Por qué se nos obliga inhumanamente a gastar nuestra salud y energías en 12 y más horas de constante y no ininterrumpida labor?
Obligadas por las exigencias de la vida, dirán muchos.
Porque esa es su condición, dirán otros.
¡Ah, queridas compañeras! Bien los sabéis vosotras que es la exigencia del capital lo que nos encadena, como inanimado instrumento, al rodaje de ese mecanismo monstruoso que se llama despotismo”
Este extracto hace mucho sentido a todas las trabajadoras por igual más allá del sector productivo o de servicios para el que trabajen, es una realidad transversal. Porque como vemos durante la historia, las condiciones más precarias laborales y de vida recaen en las mujeres trabajadoras, y es el sistema capitalista el que históricamente ha tratado de perpetuar y profundizar estas condiciones de precariedad y miseria; institucionalizadas por gobiernos de derecha, y secundado por gobiernos reformistas como la ex concertación y ahora el gobierno de Boric.
Movilizaciones parciales y poco unificadas
El descontento de lxs trabajadores frente a los problemas estructurales de la JUNAEB, ha derivado en que se desarrollen múltiples movilizaciones sectoriales, a lo largo del país, pero no de manera unificada.Y la respuesta desde los establecimientos ha sido la toma de medidas persecutorias y hasta de despidos masivos.
Una de las más recientes movilizaciones fue a inicios del año, donde desde la asociación de funcionarias/os de JUNAEB (AFAEB), y bajo el lema “la JUNAEB está podrida”, entre otras demandas exigía la renuncia del director de la institución Jaime Tohá Lavanderos, quien consideran es el principal responsable de esta problemática, cuestión que no se logró ya que aún permanece en su puesto. Pero dentro de este mismo contexto, los y las trabajadoras de la Confederación Nacional de Trabajadores del PAE (CONFETRAP), convocaron a una paralización el 21 de marzo de este año, para, según las propias dirigencias de esta asociación: “tomar todas las medidas necesarias para resolver esta situación”.
Anterior a esta paralización ya se había llevado a cabo una movilización el año 2021 a raíz de un plan de supuesta modernización, que bajo lógicas mercantiles y economicistas, pretendía aumentar la externalización y la privatización en la JUNAEB.
Por otro lado, las condiciones de salud mental de les trabajadores de JUNAEB también es preocupante, en donde existen múltiples denuncias de situaciones de acoso y maltrato que no se han resuelto desde hace años, con sumarios abiertos sin revoluciones, y que incluso han derivado en la lamentable muerte del trabajador Rodrigo Rivera, en la región de Atacama el año 2021, quien se quitó la vida por el agobio y las pésimas condiciones laborales que entrega la institución.
Vemos como estas movilizaciones actúan de forma aislada y de manera muy gremialista, sin que las confederaciones y dirigentes sindicales convoquen a asambleas de bases que organicen a amplios sectores, unificando las demandas de una problemática a todas luces transversal en los establecimientos educativos de todo el país. Por el contrario se han visto movilizaciones que rara vez llegan a tener gran visibilidad y no convocan a amplios sectores tanto de trabajadores como de estudiantes.
¿Cómo funciona la administración de JUNAEB?
La Junta Nacional de Auxilio Escolar fue creado hace 58 años, y actualmente funciona bajo la lógica de licitaciones, donde son 42 las empresas que actualmente cuentan con los permisos otorgados por éstas, para proveer el alimento de las 4,1 millones de raciones diarias que entrega JUNAEB a estudiantes que en su mayoría corresponden a los sectores más vulnerables y precarizados de la población, donde el alimento proporcionado por JUNAEB muchas veces constituye la comida principal de los y las estudiantes.
Esta externalización y consecuente privatización de la administración de un servicio básico como es la alimentación de los y las estudiantes secundarias(os) deriva en que se generen prácticas monopólicas dentro de las mismas concesiones, donde por medio del multi-rut una misma empresa puede llegar a concentrar casi un tercio de las concesiones, y las multas no son impedimento para que vuelvan a obtener las licitaciones.
Ya mencionado todos estos factores, ¿Cómo repercute esto en la entrega de una alimentación bien preparada y en buenas condiciones a les estudiantes? Recientemente se han viralizado múltiples casos a lo largo de todo el país con denuncias sobre la calidad y cantidad de la alimentación entregada, donde estudiantes registran desde larvas en la comida, alimentos descompuestos, raciones mínimas, y hasta alimentos que no aportan en nada a la nutrición de les jóvenes.
Es por esto que desde distintos liceos se vienen movilizando desde inicios de año exigiendo una alimentación digna y acorde a las extensas jornadas escolares. No olvidemos también la movilización que convocó a cientos de estudiantes universitarios y secundarios quienes marcharon por la principal arteria de santiago exigiendo un alza en la BAES, la que fue respondida con represión, y solo permitió conquistar un alza mínima ($4800) del monto.
¿Cambia esto con la nueva constitución?
Ante toda la crisis profunda de la alimentación en los establecimientos educacionales, se nos abre una interrogante; ¿La nueva Constitución da una solución estructural y profunda a la problemática de la alimentación en jardines, colegios, liceos, y universidades?.
Meollo no resuelto y abierto en un futuro incierto de la educación pública que está en estado crítico, como lo ha demostrado la vuelta a clase; con problemas de dotación de profesores, trabajadores de la educación agobiados, infraestructura precaria y crisis de la JUNAEB, osea, un sistema público de educación profundamente desfinanciado y desmantelado, con el objetivo de desviar fondos a los privados y a empresarios de la educación, desde la dictadura, a la vuelta a la “democracia”, y mantenido hasta el día de hoy.
Veamos el artículo en la nueva Constitución que menciona el derecho a la alimentación:
(artículo 56, numeral 1 y 2)
1. Toda persona tiene derecho a una alimentación adecuada, saludable, suficiente, nutricionalmente completa y pertinente culturalmente. Este derecho comprende la garantía de alimentos especiales para quienes lo requieran por motivos de salud.
2. El Estado garantiza en forma continua y permanente la disponibilidad y el acceso a los alimentos que satisfagan este derecho, especialmente en zonas aisladas geográficamente
Estos dos numerales del artículo 56, mencionan en general el derecho y la gestión de la alimentación, dando a entender un supuesto aseguramiento efectivo del mismo, pero concretamente es papel mojado bajo la continuidad de políticas de privatización y concesiones en que opera la JUNAEB.
En los artículos citados tampoco se menciona qué organismo será el encargado para hacer concreto el derecho a la alimentación en los establecimientos educacionales, ¿El mismo que nos rige ahora?, ¿Una Junaeb 2.0?, ¿Una gestión y control por parte de trabajadores, estudiantes y comunidad?.
También vemos el factor de la “Cocina 2.0”, acuerdo de los partidos del oficialismo para moderar aún más la nueva constitución, y para dejar tranquilos a los sectores de la derecha y el rechazo en los aspectos que le irritan de la propuesta constitucional, incorporando el estado de excepción, perpetuando la continuidad del senado, reduciendo ajustes fiscales para derechos sociales, etc. Cabe agregar que es algo inédito que en procesos constituyentes se mantenga el congreso de la constitución anterior, el mismo congreso elegido por la constitución de Pinochet, y es más crítico aun cuando en nuestro caso además será quien realice la bajada en leyes que determinan la aplicabilidad de la Nueva Constitución; o sea, los dinosaurios de los 30 años de neoliberalismo van a tener el poder constituido para poder dejar aún más moderada y mínima la nueva constitución. Y en este sentido no está asegurado un cambio significativo estructural a todas estas problemáticas ante este nuevo fraude histórico que se definirá este 4 de septiembre.
Queda en evidencia que el problema es el negocio que se hace con la educación y con la alimentación de las y los jóvenes. Y esto refuerza la idea de que la educación en todos sus niveles, así como la administración de su alimentación, tiene que dejar de ser un negocio, y de ser administrada por privados. Tienen que ser los trabajadores de la educación, los apoderados y los estudiantes, y toda la comunidad educativa quienes decidan cómo se organiza y cómo se garantizan estas necesidades como es la alimentación, con un financiamiento directo desde el estado.
Ante esto se hace necesaria una perspectiva de lucha que profundice el camino de unidad entre los distintos establecimientos, y que aúne las fuerzas de estudiantes y trabajadores. Que los gremios de la asociación de funcionarias/os de JUNAEB (AFAEB) y de la confederación nacional de trabajadores PAE (CONFETRAP) llamen a movilizaciones efectivas contra la crisis de la JUNAEB, impulsando asambleas de base, y en perspectiva de un paro nacional que permita luchar por un petitorio común. Para avanzar en la conquista de una alimentación gestionada directamente por las comunidades educativas (erradicando la lógica de mercado) y bajo una gestión democrática y en función de las necesidades de cada establecimiento educativo, dentro de los estándares de nutrición óptimos, para así garantizar condiciones básicas dignas de enseñanza y aprendizaje.
Camilo Vega
Estudiante de preparación física Duoc Sede Maipú y pre-militante del partido de trabajadores revolucionarios.