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Red Internacional
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La cotidianeidad de lo terrible. Al día asesinan a más de 91 personas en el país

En el 2021 se registraron de manera oficial 33,315 asesinatos en el país, lo que corresponde a un aproximado de 91 homicidios al día.

Miércoles 2 de noviembre de 2022

La escena es tan irreal como escalofriante. Un hombre que deambula por las calles de Montevideo, Zacatecas, se topa con un perrito que pasea tranquilamente. El can lleva algo en el hocico que bien podría ser comida que recogió de la calle, un palo o algún juguete. Pero no es así. Lleva una cabeza humana que había sido dejada en un cajero automático junto a narcomensajes. Un par de días después, a más de 300 km de distancia, en Irapuato, otro perrito carga en su hocico la pierna de una persona. Al seguirlo se descubre una fosa clandestina donde hay más de 50 bolsas con restos humanos.

La violencia con que el crimen organizado azota el país aumenta cada vez más. La organización civil Causa en Común registró un incremento del 13% en atrocidades diarias hasta el mes de agosto del 2022, con relación al año 2021. Lo que significa que se perpetuaron 324 masacres, 1,114 casos de tortura, 247 asesinatos de menores de edad y 562 casos se destrucción de cuerpos humanos, mutilaciones y descuartizamientos. Todos ellos considerados como crímenes de extrema violencia.

En el 2021 se registraron de manera oficial 33,315 asesinatos en el país, lo que corresponde a un aproximado de 91 homicidios al día. Y aún así, esa cifra se encuentra por debajo de los 34,690 crímenes mortales del 2019 y los 34,554 del 2020. Esto convierte al gobierno de AMLO en el más violento de la historia. Durante sus 4 años de mandato ha acumulado más muertos que Calderón y Peña en sus respectivas administraciones.

El 22 de septiembre el periodista Jorge Ramos increpó a AMLO durante la mañanera para cuestionar la estrategia de seguridad empleada hasta el momento pues, de seguir con las cifras actuales, para el término del sexenio los asesinatos ascenderán a 190 000. El morenista se defendió planteando que él tenía “otros datos” y que en realidad hubo una disminución del 10.6% en violencia en el país. Sin embargo, los números publicados por el mismo gobierno no cuadran con esa respuesta.

Pretexto para militarizar

Ante la creciente ola de violencia, con la que día a día convive la población, las estrategias de la 4T no solamente no han generado ningún tipo de solución, sino que han sido aprovechadas para profundizar políticas represivas que vienen de sexenios anteriores, como es el caso de la militarización del país, ahora con la transferencia de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa (lo que reafirma el carácter militar que tiene este cuerpo) y con la votación para que los militares permanezcan en las calles hasta el 2028.

AMLO no solo consiguió superar a Calderón en cantidad de muertos, sino que también llevó hasta el final la estrategia de militarización del país. Desde la comodidad de sus “mañaneras” ha defendido a capa y espada la estrategia de seguridad empleada, pero quien vive día a día con la violencia desmedida es la población en general. Ante todo esto, ¿la presencia de militares en las calles es la respuesta para combatir la inseguridad?

Por supuesto que no. No se puede esperar que precisamente una de las instituciones que tiene mayor colusión con el crimen organizado, de la noche a la mañana ponga fin a los nexos que mantiene. Y esto no pasa por un cambio de los altos mandos militares, pues no es que haya una falla en la cadena de mando o que el problema sea la falta de transparencia de la institución militar. Sino que es precisamente una institución creada no para garantizar la seguridad de la población, sino para salvaguardar los intereses de los poderosos. Basta recordar cómo se ha utilizado a los cuerpos policiacos y militares en represiones trágicas como las de Atenco o Ayotzinapa.

La Guardia Nacional, a tan solo 2 años de su creación, se sitúa como una de las 10 autoridades con mayor número de denuncias por violación de derechos humanos. Continuar con la militarización del país no solamente aumentará la violencia ya existente, sino que abrirá aún más la puerta a la represión a las luchas que surjan ante el creciente descontento por la crisis económica y social que se agudiza cada vez más.

Es indispensable exigir el cese de la militarización del país, por medio de la movilización masiva, recordando que son precisamente los cuerpos policiacos y militares los encargados de acallar por medio de la represión las protestas de todo tipo. No solo necesitamos que los milicos regresen a sus cuarteles, sino también que se disuelva la Guardia Nacional.

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