Nuevas manifestaciones en las principales regiones del país culminan con una dura represión y muertos. Amparado en la ley antiterrorista el gobierno reprime y detiene opositores.
La Izquierda Diario @izquierdadiario
Martes 9 de agosto de 2016
Al menos 104 personas murieron y varios centenares resultaron heridas después de que las fuerzas de seguridad de Etiopía dispararan munición real a los manifestantes que se movilizaron contra el Gobierno en varias partes del país durante el fin de semana, según denunció este lunes Amnistía Internacional.
En Oromia, la mayor región del país, al menos 67 personas murieron y cientos fueron detenidas durante las protestas. En Amhara, al norte de de Etiopía, al menos 30 personas fallecieron en la ciudad de Bahir Dar y otras siete en Gondar.
En Oromia los manifestantes reclamaban, el fin de semana, contra las continuas detenciones y abusos contra opositores, activistas y políticos que apoyan la causa independentista oromo.
Según el último censo llevado a cabo, los oromos son el mayor grupo étnico del país, con unas 25 millones de personas. La región de Oromia es la más grande del país y rodea la capital, Addis Abeba.
El gobierno etíope ha calificado desde hace un tiempo a estos manifestantes como ‘terroristas’ justificando así el uso de una fuerza para reprimir las protestas. Aseguran que los manifestantes tienen una "conexión directa" con grupos terroristas extranjeros, en alusión al Frente de Liberación oromo (OLF, en inglés). Esta acusación le da al gobierno la posibilidad de utilizar la ley Antiterrorista etíope que permite a las autoridades un ilimitado uso de la fuerza contra los sospechosos de actos terroristas.
"La respuesta de las fuerzas de seguridad fue contundente, pero no una sorpresa. Etiopía usa fuerza excesiva de forma sistemática en sus equivocados intentos de silenciar a cualquier voz disidente", declaró la subdirectora para el Este de África de Amnistía, Michelle Kagari, según informa EFE.
Las manifestaciones se convocaron mediante las redes sociales y lograron un amplio apoyo. La Policía decidió utilizar gas lacrimógeno y cargó contra los manifestantes con munición real, lo que generó una nueva ola de protestas.
El Gobierno etíope decidió interrumpir las comunicaciones y cortó el acceso a las principales redes sociales y servicios de mensajería, que todavía continúan funcionando de forma errática.
En Bahir Dar y Gondar, los amhara, la segunda mayor etnia del país luego de los oromo, salieron a las calles para pedir reformas políticas y en el poder judicial después de años de marginación y persecución por parte del Gobierno de Adis Abeba.
Los oromo llevan meses protestando por lo que consideran una persecución injustificada por parte de las autoridades etíopes y hasta el momento ha habido más de 400 muertos desde el inicio de las manifestaciones, según estimaciones de Human Rights Watch (HRW).
Las protestas se originaron a principios de diciembre tras la aprobación de un plan urbanístico para expandir Adis Abeba, lo que podía poner en peligro las tierras de cultivo de los oromo, un pueblo tradicionalmente agrícola y seminómada, aunque finalmente el Gobierno decidió retirarlo.