El Consejo Europeo y UNICEF denunciaron la desaparición de miles de niños refugiados que llegan solos a Europa y podrían ser víctimas de las redes de trata de personas.

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 21 de abril de 2017 12:09
El circulo perverso que se inicia con las guerras e intervenciones de las principales potencias en Medio Oriente y África, termina con esclavitud y trata de personas en territorio europeo. Dentro de los millones de refugiados que escapan de las terribles condiciones en las que viven, buscando llegar a Europa, los niños son el principal blanco de las redes de tráfico de personas, que pueden terminar en esclavitud laboral o sexual.
Así lo alertó este viernes el Consejo de Europa al denunciar el elevado y creciente número de niños refugiados que desaparecen después de llegar sin acompañantes al Viejo Continente, huyendo de las zonas de conflictos, y que caen en manos de las redes de trata de personas.
"Es una gran preocupación, porque muchos niños no acompañados están llegando al continente europeo sin nadie, solos, y en muchos lugares no son capaces de volver a reunirse con sus padres, si es que están en Europa", dijo el secretario general del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland, en rueda de prensa en Praga.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que este invierno había cerca de 25.000 refugiados menores no acompañados atrapados en Grecia y los Balcanes.
"Claramente los traficantes de personas se hacen con ellos, porque son muy vulnerables y pueden ser explotados", explicó a la agencia Efe el noruego Jagland.
El máximo responsable del Consejo de Europa no pudo más que denunciar la terrible situación pero se demostró completamente impotente para encontrar una solución: "Estamos muy preocupados de que no haya una postura unificada en el lado europeo. Les han dejado los problemas a algunos países como Grecia e Italia y por eso es tienen este problema creciente de niños no acompañados".
Sin embargo el principal problema no es que no exista una postura unificada, sino más bien que existe un acuerdo tácito entra las principales potencias europeas que ha permitido que el tráfico de personas se convierta en una realidad cotidiana para los refugiados.
En primer lugar cortaron las fronteras de la ruta balcánica, que era la "más segura" para llegar a Europa lo que obligó a millones de personas a utilizar el Mediterráneo como forma de llegar a sus costas. Esto volvió a los refugiados presa directa de los traficantes de personas que en el norte de África y en particular en Libia actúan en connivencia con traficantes europeos para hacer negocio tanto con el traslado de personas como para "proveer" de mujeres y niños a las redes de trata en Europa.
La situación empeoró cuando la comisión europea negoció con Turquía un acuerdo multimillonario para que este país se convierta en un verdadero campo de concentración para los refugiados impidiendo su entrada a los países de la Unión.
La extrema precariedad la violencia que sufren los refugiados en suelo turco han sido fuente de múltiples denuncias por el uso masivo de niños en trabajo esclavo del que el gobierno de Erdogan es cómplice.
La situación no es mejor para aquellos que logran llegar más lejos. La frontera con Hungría fue electrificada por el gobierno conservador de Viktor Orban, expulsando a los migrantes que intentan ingresar en su territorio y confinando a campos de concentración a otros. La creciente militarización e islamofobia en países como Francia o Alemania ha hecho que se multipliquen los ataques contra los refugiados e incluso que el gobierno de Merkel sugiera una suerte de contrato laboral para utilizar a los refugiados como mano de obra ultra barata, lo que no es más que la legalización estatal para toda la cadena de explotación laboral y sexual en el que se mueven las redes de trata en todo el continente.

Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario