Según el Informe Mundial de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el PIB per cápita del hombre casi duplica el de la mujer.
Sábado 22 de septiembre de 2018
El PNUD, calcula el “Índice de desigualdad de género” según la salud reproductiva, el empoderamiento y la actividad económica.
Quisiéramos no extrañarnos cada vez que leemos alarmantes cifras de desigualdad de género que, lamentablemente, son más recurrentes de lo que quisiéramos. Ya hace unos días atrás, un estudio de la OCDE reveló que las mujeres con estudios superiores ganan un 35% menos de salario de lo que ganan los hombres. Cuestión que se recrudece si consideramos que gran parte de la población no llega a tener estudios superiores por la educación de mercado que tenemos.
La OCDE también arrojó que las mujeres en general, ganan en promedio 31,5% menos que los hombres. Esto, mientras son las mujeres trabajadoras las que luego tienen que hacer una doble jornada laboral con el trabajo doméstico en sus casas, el cual no es remunerado.
La precarización laboral tiene rostro de mujer
En el 2009, Bachelet, promulgó la Ley 20.348, que resguarda el derecho a igualdad en las remuneraciones entre hombres y mujeres en el Código del Trabajo, cuestión que hasta la fecha no se ha cumplido, teniendo en la Dirección del Trabajo desde el 2010 a junio del 2018, 120 denuncias por vulneración y discriminación, pasando a llevar los empresarios este derecho.
Tampoco ayuda que actualmente el gobierno de Piñera quiera instalar proyectos anti trabajadores y trabajadoras, como el “estatuto laboral juvenil”, que viene a precarizar el trabajo de todos los jóvenes que estudian y trabajan, en el cual a las mujeres no se les pagaría el pre y el post natal, otorgándole mayor poder a los grandes empresarios para seguir enriqueciéndose a costa de reducir beneficios a trabajadores y trabajadoras.
Otro aspecto importante que aporta a esta desigualdad es que son las mujeres justamente las que lideran las cifras de subcontrato, teniendo en su mayoría trabajos inestables y precarios, con contratos flexibles que no dan ninguna garantía.
Piñera, de la mano de los empresarios, pretenden jugar con nuestros derechos, quieren instalar sala cuna pero financiada de manera privada por la empresa y la trabajadora, y no como un derecho garantizado por el Estado, financiado por el impuesto a las grandes fortunas, en el cual se asegure un cuidado de calidad de los niños y niñas.
Estas cifras alarmantes seguirán existiendo si no organizamos una gran fuerza de mujeres, en unidad con los trabajadores, estudiantes, que a través de la movilización y organización tanto en los lugares de trabajo como de estudio, se oponga a los ataques del gobierno de Piñera, la derecha y los empresarios que solo pretenden precarizar la vida y que también se proponga conquistar la sentida demanda de "igual trabajo, igual salario".

Nancy Lanzarini
Profesora de Lenguaje y Comunicación.