El presidente argentino abrió la VII Cumbre de la Celac en Buenos Aires. Con un discurso ajustado a su propia campaña, repudió a la ultraderecha regional que “desestabiliza las instituciones”. Pero teniendo frente a sí a la delegación peruana, omitió denunciar el golpe de Estado en ese país, que provocó masivas movilizaciones, huelgas y decenas de muertos a manos del gobierno de Dina Boluarte.
Martes 24 de enero de 2023 12:56
Alberto Fernández ríe junto al presidente derechista de Uruguay, Luis Lacalle Pou | Foto Leo Vaca - Télam
Este martes, en el hotel Sheraton de Buenos Aires, el presidente argentino Alberto Fernández inauguró formalmente la VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Lo hizo ante representantes de los 33 Estados que componen el agrupamiento regional y con un discurso en el que buscó polarizar con la ultraderecha latinoamericana. Ésta es la última intervención de Fernández en calidad de presidente pro tempore de la Celac, cargo que detentó durante un año.
En su alocución, el mandatario hizo eje en el reciente accionar de los sectores más reaccionarios de la región, tomando como ejemplos “el golpe en Bolivia” de 2019, “la locura en las calles de Brasilia a una semana de haber asumido Lula” y el intento de magnicidio sufrido por su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
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“Creemos en la democracia y la democracia está definitivamente en riesgo”, sentenció Fernández. Y agregó que “después de la pandemia hemos visto a sectores de ultraderecha que se han puesto de pie y están amenazando a cada uno de nuestros pueblos, no podemos permitir que esa derecha recalcitrante y fascista ponga en riesgo la seguridad de nuestros pueblos”.
En ese tono, llamó a “defender la democracia y las instituciones”. Pidió a su vez un aplauso para Brasil, que tras la asunción de Lula da Silva en la presidencia regresó a la Celac luego de años de ausencia decidida por Jair Bolsonaro. “Ahora estamos con una Celac completa, con Brasil, y la oportunidad de unir a la región es un imperativo que se nos impone y tenemos que lograrlo”, dijo el presidente argentino.
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Haciendo autobombo de su gestión como presidente pro tempore, Fernández dijo sentir que llevó “la voz de América Latina a todos los rincones del mundo”. Afirmó tener “la tranquilidad de haberle dicho al norte que mientras en el norte vuelan misiles, en el sur se profundiza el hambre”. Y recordó el reclamo expresado en la pasada Cumbre de las Américas, realizada en Estados Unidos, para lograr “el fin de los bloqueos que aún padecen países latinoamericanos” como Cuba y Venezuela.
Respecto al “hambre” en Latinoamérica, el mandatario sentenció: “Vivimos en el continente (habrá querido decir subcontinente, NdR) más desigual del mundo”. Pero no lo hizo en clave de mea culpa o autocrítica, pese a que en el caso de Argentina su espacio político gobernó tres de las últimas cuatro décadas, con políticas de saqueo y ajuste acordadas con las potencias imperialistas que sojuzgan a la región.
En ese sentido, hay que decir que la insatisfacción popular con las “democracias” en Latinoamérica, sobre la cual hacen demagogia los populismos de derecha que Alberto Fernández denuncia, tiene su origen en buena medida en las demandas de millones de personas reiteradamente insatisfechas. En ese marco, los brutales ajustes sobre las condiciones de vida de las masas (como el que lleva adelante el Frente de Todos), la subordinación al FMI y demás políticas no hacen más que alimentar ese descontento. De allí que enfrentar a la derecha, a la ultraderecha y los golpistas, va por otro lado.
Lo más curioso del discurso de Alberto Fernández es que frente a él tenía a la delegación oficial de Perú, encabezada por la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi. La funcionaria participa en representación directa de Dina Boluarte, quien fue “premiada” con el cargo de presidenta tras el golpe de Estado ejecutado contra Pedro Castillo y hoy comanda la brutal represión contra la población movilizada, con un saldo parcial de más de 60 personas muertas por las balas policiales.
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Boluarte no viajó a Argentina. Por un lado, prefirió no dejar el país en medio de la crisis y las multitudinarias protestas. Por el otro, para salir de Perú en calidad de presidenta debería tener autorización del Congreso, lo que no estaría siendo viable en estas circunstancias.
En su discurso de apertura de la Cumbre de la Celac, Alberto Fernández directamente prefirió no hablar de la situación en Perú. Según “una alta fuente diplomática” consultada por Tiempo Argentino, en el documento final que se consensuará entre todos los países participantes, “la prioridad es Brasil” y “hasta ahora no está claro cómo abordar el caso Perú”. De momento, el discurso oficial (expresado, por ejemplo, en los cables de la agencia estatal Télam) en lugar de golpe de Estado habla de “turbulencias políticas” tras “la destitución del expresidente” Castillo.
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Desde Lima, mientras sigue de cerca la represión a las manifestaciones (que además de decenas de muertos ya contabiliza casi 700 detenidos), Boluarte agradece y valora los esfuerzos de Fernández, Lula, Boric y demás presidentes latinoamericanos por ocultar la avanzada antidemocrática en Perú.
La complicidad y el silencio sobre lo que pasa en Perú, tanto del gobierno argentino como de la oposición de derecha (como en otras cuestiones de alto interés burgués, acá no hay “grieta”), serán denunciados este mismo martes frente al hotel Sheraton en una manifestación convocada por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU), bajo las consignas “todo el apoyo a la lucha del pueblo peruano”, “basta de represión”, “abajo el régimen y el ilegítimo gobierno de Boluarte”, “Asamblea Constituyente Libre y Soberana” y “ningún reconocimiento al gobierno golpista de Boluarte”.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario