El economista y periodista, entrevistado por La Izquierda Diario, analizó la gravosa situación económica nacional en este año electoral. Sequía récord, modificación “cosmética” de reservas para evitar un waiver (perdón) del FMI. La exigencia de un ajuste mayor para cumplir con un acuerdo que era “inviable desde un principio”. ¿Hay que salir del Fondo?
Lunes 27 de marzo de 2023 21:17
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Imágen: Enfoque Rojo
Alejandro Bercovich es economista, periodista y conductor del programa Brotes Verdes (C5N) y de Pasaron Cosas (Radio Con Vos). También dirigió el documental Fondo (2020) y Diciembre (2022). En esta entrevista concedida a La Izquierda Diario nos dejó su mirada sobre los principales temas económicos que se reflejan en los medios masivos, muchos de ellos preocupan a las mayorías populares. Un “mercado” laboral a dos velocidades, FMI, sequía récord y ajuste fiscal, son algunos. Un tema central en la agenda nacional es la llamada “restricción externa” (escasez de dólares). Alrededor de ese tema y de su relación con los pagos de la deuda pública, la entrevista deja abierto un debate acerca del extractivismo como vía para obtener divisas. Ese debate sobre la utilización de los bienes comunes naturales hace a los problemas estructurales que sufre el país y estarán cada vez más presente en los próximos años. Sobre estos temas estructurales hemos desarrollado nuestra visión en este Manifiesto.
-Hace un año atrás nos decías que este acuerdo con el FMI no iba a funcionar y que “se tendrá que renegociar en pocos meses”. ¿Qué elementos explican que Argentina tuvo que negociar la flexibilización de la meta de reservas?
El gran argumento del Gobierno por el cual renegociaron la meta de reservas con el Fondo -en esta cuarta revisión- es la sequía. Es la peor sequía del siglo, apunta a ser la peor en 100 años. Va a reducir la cosecha casi a la mitad, con una pérdida de dólares para el país cercana a los 20 mil millones. Eso obviamente convierte en una quimera la acumulación de divisas que se había comprometido en enero del año pasado. Pero también genera una merma en la recaudación, esto de algún modo queda oculto en esta aprobación de las metas de la cuarta revisión, y que exige un ajuste adicional. Para cubrir lo que no se recaude por retenciones va a haber que hacer ajustes que compensen eso para llegar a la meta de déficit fiscal que no se retocó, y se mantuvo igual que al principio.
El año pasado se habían revisado las pautas de recaudación justamente, y el Fondo Monetario había pedido que no haya contabilidad creativa a la hora de computar gastos. Por ejemplo, dentro de los gastos de capital, distintos aportes del tesoro, para hacerlos figurar como que no eran parte del gasto.
Esa fue la renegociación que ya hubo el año pasado, sin ninguna excusa, sin que la sequía hubiera comenzado. Mostrando que efectivamente el acuerdo en sí, al margen de este cambio coyuntural -pero que también va a introducir después la crisis financiera global que está estallando ahora- era inviable desde un principio.
-En 2018 las autoridades del Fondo y de la Casa Blanca tomaron partido por el macrismo cuando autorizaron el mayor préstamo de su historia. En el escenario actual, ¿a qué responde este gesto (modificación de las metas) por parte del FMI? y ¿qué impacto podría tener para las políticas del gobierno en un año electoral?
Lo que hizo el Fondo durante el macrismo y en tiempo récord fue algo inédito, le dieron el mayor crédito de la historia al gobierno de Macri, a pesar de que estaba transitando un ataque con salida de capitales masivo. Un flujo financiero negativo, como dice el Estatuto del Fondo, y eso debería haberlo impedido, debería haber frenado esa posibilidad. Contra los estatutos se le concede el préstamo a Macri, la decisión fue política, obviamente. Había una sintonía del gobierno de Trump con Macri, así de simple.
La modificación actual de reservas no tiene que ver con una afinidad o con intentar salvar al gobierno, sino que apunta por parte de ellos a mantener a la Argentina en el redil del fondo. Que no colapse completamente el acuerdo y que tampoco se vea empujado Massa ni el gobierno de Alberto Fernández a pedir un waiver antes de que se cumpla un año de la ejecución del acuerdo.
El waiver es un perdón e implica problemas de desembolsos, problemas para las futuras revisiones. Y también un ruido político que además actualiza aquella decisión política del Fondo de dar el préstamo a pesar de que contradecía todos los estatutos.
Para la campaña electoral no creo que ayude demasiado este retoque de metas porque sigue exigiendo un ajuste que va a frenar en seco la economía y que además va a hacer que suba más el dólar y que haya más inflación de la que estaba prevista en el presupuesto. Incluso de la que preveíamos por encima del presupuesto, hace apenas uno o dos meses.
La campaña electoral no va a ser en un contexto económico favorable para el Frente de Todos, va a ser en el peor momento de una crisis, que ya el año pasado se insinuó a pesar del crecimiento. La crisis tomó la forma del pico inflacionario, de la falta de dólares y de shock regresivo, redistributivo. Ahora la coyuntura va a empeorar a partir de la sequía y a partir justamente de que la flexibilización es sólo cosmética, no busca facilitarle las cosas al gobierno de cara a las elecciones.
-Los economistas de Juntos hablan de una bomba de tiempo en relación al endeudamiento en pesos, y critican el canje de deuda que Massa negoció con los bancos para patear vencimientos hacia 2024-2025. ¿Qué autoridad tienen, después del mega endeudamiento con el Fondo y del reperfilamiento de la deuda en pesos, para hacer tal planteo? ¿Cómo ves esta situación y quiénes se benefician?
Más allá de la autoridad moral que tengan o no los economistas del macrismo, que obviamente son responsables de un proceso de endeudamiento que van a terminar de pagar probablemente dos generaciones más de argentinos. Es interesante ver como argumentativamente disfrazan un problema relativamente manejable, de bomba de tiempo decisiva. Y a la vez ningunean la verdadera bomba de tiempo: un acuerdo absolutamente impagable para pagar una deuda que ya en su inicio era absolutamente impagable. Ellos mismos lo reconocen, Federico Pinedo dijo hace un par de semanas que inicialmente la idea era renegociar el acuerdo.
El problema de la deuda en pesos es la estabilidad del sistema bancario argentino, y en definitiva, también los pequeños ahorros de miles de personas. Millones me atrevo a decir-indirectamente- que tienen su plata ahí.
Ese mega endeudamiento y el endurecimiento en las condiciones de los bancos para refinanciar -que el gobierno a su vez acepta- también expone la debilidad en la que negocia el oficialismo, porque le terminan arrancando condiciones impensables. Como las del bono dual que les permite a los bancos elegir entre inflación o devaluación, lo que más les convenga y encima vender esos bonos al Banco Central cuando quieran de acá a un año. Son condiciones que de otro modo no tendría por qué aceptar un gobierno, es como ponerle la pistola en la cabeza.
Si lo hace es porque primero no tiene la decisión política de enfrentar la situación de otro modo. Pero también porque el endeudamiento irresponsable de Cambiemos en dólares -primero con los bancos y los fondos de inversión de Wall Street y después con el propio Fondo Monetario- dejó maniatado y sin ningún resquicio de financiamiento de ningún tipo a este gobierno o a cualquiera que hubiera asumido su lugar.
-En la última década se fue consolidando el fenómeno de trabajadores pobres, dando lugar a la dualización de la clase trabajadora: un sector ultra precario (de bajos salarios que vive más crudamente el ajuste); y otro con empleo registrado que cada vez trabaja más horas y destina su salario al consumo (recitales, restaurantes) porque no tiene mayores expectativas. ¿Qué consecuencias tiene esto para la situación social, económica y política?
El mercado laboral desde hace mucho tiempo que funciona en dos tiempos, a dos velocidades, y eso erosiona tanto los lazos de solidaridad como las posibilidades de organización y de reclamo de mejores condiciones laborales. Es en parte, responsabilidad de los sindicatos conducidos por la burocracia, pero también es una gran asignatura pendiente del Estado en democracia. El fraude laboral al que están sometidos todos los precarizados, todos los monotributistas a los que les truchan la relación laboral, en fin, toda la masa de laburantes que no tienen sus derechos cumplidos ni garantizados, es una tarea del Estado.
Hay por supuesto, efectos económicos también, además de estos políticos que destaco, y además una tendencia internacional que parece haber llegado para quedarse.
El capitalismo ya no está dispuesto a hacer las concesiones que antes hacía. Quizás porque no hay un contrapeso en la hegemonía mundial de Estados Unidos, quizás porque los derechos de los trabajadores no están siendo reclamados como eran en otra época, quizás porque la relación de fuerzas cambió y los dueños de todo son dueños de mucho más que antes. Por todas esas razones, en el mundo no hay una tendencia a concesiones que pueden incluir vacaciones pagas, aguinaldo, preaviso, indemnización. A su vez, todo eso tiene relato detrás, “ser tu propio jefe”, de manejar tus horarios, que para mí engarza con cómo piensa su vida una generación que no conoció esos derechos laborales en pleno, que no conoció el mundo de la posguerra, de pleno empleo y que tampoco conoció alternativas a este capitalismo híper concentrado. Eso, por supuesto, está sujeto a la dinámica futura también de la disputa entre clases y a la fuerza que puedan juntar los laburantes, pero parece ser una situación compleja y en vías de empeorar.
-Gane quien gane, los problemas del endeudamiento van en aumento. Los vencimientos más importantes de deuda privada y con el FMI comienzan en dos años, sólo en 2026 se deberán pagar cerca de USD 18.000 millones a los fondos privados, ¿Es posible cumplir con esos pagos? Desde el oficialismo y la oposición de derecha ven en Vaca Muerta y en el litio una oportunidad. ¿Cómo ves esa relación entre deuda y extractivismo?
Efectivamente, cumplir con los pagos comprometidos ante acreedores privados y ante el Fondo Monetario a partir de 2026 va a ser imposible. Ya en 2025 asoman pagos netos que empiezan a estrangular el balance de pagos y eso exigirá un mayor ajuste en el consumo interno para que ese excedente de dólares se vuelque a esos pagos. Esto en caso de que alguien quisiera cumplir o quisiera insistir en mantener esta hoja de ruta, que es inviable desde el origen.
Esto es a causa del endeudamiento del ciclo macrista, no porque se haya renegociado mejor o peor bajo este gobierno. El problema es que el Frente de Todos no tuvo la iniciativa política de aprovechar su capital en el inicio de la gestión para plantarse en discutir en otros términos esa deuda. Pero nada que se hubiera logrado en lo técnico en estos años podría haber aplacado esa restricción.
Ahora bien, también es cierto que la Argentina tiene por delante una oportunidad en caso de que sepa aprovechar los recursos que ofrecen tanto la Patagonia -concretamente Vaca Muerta y el petróleo y el gas no convencional- como los minerales que tienen en el litio su máximo exponente. Pero también otros emprendimientos metalíferos que no son los tradicionalmente explotados acá, como el cobre, el oro y la plata. En caso de que se pudiera explotar eso con una reserva de materia prima para la industrialización local y con una fuerte regulación de los capitales extranjeros que vengan a participar de ese proceso, la restricción externa derivada de los pagos de deuda y el estrangulamiento de divisas que generan sería bastante más transitable, sería menor. El tema es que para hacer madurar un yacimiento como Vaca Muerta hacen falta inversiones privadas y así como este gobierno no tensó la cuerda lo suficiente como para negociar con los acreedores, tampoco la tensó para discutir las condiciones de explotación conjunta entre el capital transnacional y el Estado. Esto es algo que Bolivia sí pudo hacer durante el gobierno de Evo Morales, ahora se le está acabando el gas de las cuencas que explotó, ese ciclo político fue muy fructífero.
La palabra extractivismo de por sí conlleva una carga negativa que para mí es totalmente respetable que sea utilizada por los colectivos que luchan contra la contaminación en sus territorios, por los que exigen que la regulación del Estado sea mucho más estricta. Pero creo que si vamos a hablar de economía en serio, tenemos que pensar qué recursos sí podemos explotar en qué condiciones podemos impulsar que el Estado se asocie con capitales que también son necesarios para explotarlos, porque la verdad que no fluyen solos de la tierra. También hace falta discutir muy seriamente los mecanismos de control por parte de los trabajadores, de las poblaciones aledañas, de los científicos, de los profesionales que puedan garantizar el mínimo daño posible -porque siempre lo hay- respecto de los territorios. Me parece que sería una estupidez sacrificar recursos del país y tolerar niveles de contaminación o de daño ambiental como los que hoy genera la agroindustria solamente para pagar deuda. Pienso que no tenemos que cerrarnos a esta discusión, la de explotar esos recursos que además son recursos no renovables y recursos de utilidad finita porque los hidrocarburos van a servir para los próximos 30 años. Después seguramente ya entren en desuso en la medida en la que si no se descubre una fuente alternativa de energía igual nos vamos a extinguir o se va a destruir el planeta.
Me parece que en ese debate la izquierda no puede adoptar -o por lo menos a mí no me gustaría que adoptara- posiciones consignistas, panfletarias o poco sofisticadas, mucho menos ludistas o anti ingreso, anti desarrollo, porque es la discusión en la que se va a definir el bienestar del pueblo trabajador en las próximas décadas. Más allá de que tiene que haber una discusión muy fuerte respecto de la propiedad de esos recursos, el hecho de que sea necesario un capital importante para llevar adelante esta producción, que además puede abaratar mucho la energía para los habitantes del país, que puede mejorar mucho la calidad del empleo en la medida en la que se generen encadenamientos productivos y encadenamientos de creación intelectual en torno a esto. Hasta las especializaciones laterales como las que tuvo Finlandia al pasar de la explotación forestal a los celulares gracias a los aserraderos remotos que hacía Nokia en sus bosques. Me parece que la palabra extractivismo cierra la discusión del todo respecto de la explotación de recursos naturales, que es algo que en las experiencias del gobierno obrero, en las experiencias socialistas se llevó adelante, y que en la era del antropoceno tardío, es decir, de esta fase destructiva del capitalismo, hay que llevar adelante con especial cuidado y con especial atención.
Insisto, no podemos leer de modo tan simplista, creo que efectivamente hay una oportunidad. La derecha lo ve como un túnel para el saqueo imperialista de esos recursos, que es lo que históricamente vivió Argentina, y creo que el peronismo piensa en nichos de negocios para una burguesía que se ha mostrado tan rapaz como los imperialismos en países de nuestra región. Al mismo tiempo pienso que los trabajadores y el pueblo, nos tenemos que dar una discusión seria respecto de los recursos naturales que no pueden quedar abajo de la tierra y que nuestra discusión no puede ser ni el ajuste ecológico, ni el decrecimiento. Ni ninguna de esas, para mí, falsas discusiones que impiden que veamos la alternativa de desarrollo que hay en aprovechar bienes comunes, recursos naturales, para el desarrollo integral de nuestra economía.
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-El FDT decía que había que acordar con el FMI para evitar el default y con ello el ajuste, mejorando la situación de los trabajadores. Los datos muestran lo contrario, desde ese entonces la distribución del ingreso empeoró dando lugar a una transferencia histórica de U$S 20.250 millones desde los trabajadores a los empresarios [1]¿Es posible revertir esta relación y pagar la deuda fraudulenta al mismo tiempo?
No, no es posible. La deuda reclama más ajuste en caso de que el gobierno que venga quisiera pagarla a pies juntillas. Y la verdad es que no es posible que con más ajuste se revierta la redistribución regresiva del ingreso de estos últimos años. Creo que el fantasma del default se usó justamente para aceitar o lubricar ese ajuste. Y pienso que el FMI no va a avalar ningún camino autónomo de desarrollo que pueda ayudarnos a desandar ese camino de concentración del ingreso.
-Entonces, si esta subordinación al capital financiero internacional garantiza mayor atraso, más dependencia nacional y miseria para el pueblo trabajador ¿hay que romper con el Fondo antes que el Fondo lo rompa todo?
Sí, pero no es algo que se decida entre cuatro paredes ni en un despacho. Debería ser consecuencia de un debate social y una movilización popular que por el momento no se ve. Empujar ese debate y hacer foco especialmente en el FMI es el desafío de toda fuerza política que pretenda organizar la resistencia al ajuste y hacernos zafar de la sujeción geopolítica que implica siempre el yugo del Fondo.
[1] El estudio fue realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas dirigido por los economistas Claudio Lozano y Ana Rameri.
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Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.