Domingo 30 de septiembre de 2018
Un acontecimiento inédito está terminando en estos días en Buenos Aires: por primera vez se puede ver parte de la obra de Aleksandr Ródchenko, artista visual integral, docente y fotógrafo de vanguardia, uno de los representantes del llamado Constructivismo ruso.
Sus fotografías y diseños ilustran una forma rupturista de ver y registrar el nuevo mundo que se vislumbraba a partir de la Revolución Bolchevique de 1917.
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“...La fotografía debería retratar al mundo desde todos los ángulos de visión y desarrollar nuestra capacidad de mirarlo desde todas las perspectivas...”
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Ródchenko sostenía que había que oponerse al “peso de siglos de autoridad” que guió la mirada de los artistas visuales hacia los modelos ideales que deberían protagonizar sus creaciones. “...Qué será del fotógrafo soviético cuando su pensamiento visual se vea inundado por las autoridades del arte, quienes le impondrán ángeles, figuras cristianas y nobles...” decía en 1928 Rodchenko, profetizando quizás la suerte que él mismo iba a correr poco tiempo después cuando, expulsado del grupo Octubre [2] por “formalista burgués” y con Josef Stalin en el poder se impusiera el llamado “realismo socialista” como estilo artístico “oficial”, con su propio imaginario de héroes y santos laicos, resultando en una suerte de anteojera que obligaba a mirar en una sola dirección: nadie debía distraerse ni distraer del objetivo de la construcción del socialismo dentro de las fronteras nacionales, y hasta de las fronteras mentales de los propios artistas, amenazadas entonces a los ojos del nuevo jefe, por esa peligrosa idea de “reflejar el mundo desde todos los ángulos posibles”.
“...la burocracia estalinista...deseaba masas acríticas que pudieran ser dirigidas. La nueva fotografía debía acompañar la nueva etapa. En 1933 se dicta una ley que exigía autorización oficial para tomar fotografías en las calles” [3]
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“...Los puntos de vista más interesantes de la fotografía contemporánea son los picados, contrapicados y todo otro punto de vista que no sea el punto medio...Pues entonces la fotografía mantendrá su distancia de la pintura...”
Una de las preocupaciones de Ródchenko era que la fotografía se impusiera como una técnica totalmente diferente al dibujo y la pintura, tanto en su valor documental, como en la posibilidad de explorar inusuales puntos de vista.
La fotografía había nacido en el siglo XIX intentando cambiar mediante su técnica mucho más rápida, exacta y económica, la manera de retratar el mundo. A fines de aquel siglo y comienzos del XX la pintura comienza a alejarse de las preocupaciones figurativas y se vuelve más expresiva y abstracta, mientras la fotografía (“El nuevo reflejo rápido y real del mundo” según Ródchenko) comienza a buscar también su propio lenguaje y sus propios temas.
“...No siempre vemos lo que miramos. A veces no llegamos a ver perspectivas y puntos de vista maravillosos...Se nos ha condicionado a ver lo ordinario y común. Sin embargo debemos abrirnos al mundo de lo visible. Debemos revolucionar nuestro pensamiento visual. Debemos quitarnos las anteojeras que nos obligan a “ver” desde el ombligo..."
En las fotografías que Ródchenko hacía en los años 20 se puede ver esta intención de registrar el mundo desde todos los puntos de vista posible: tomas literalmente desde el suelo o desde el aire, horizontes fuertemente inclinados y exposiciones múltiples, proezas e innovaciones fotográficas para esos años, producidas con la intención de revolucionar la forma de ver. El mundo estaba cambiando de raíz y la fotografía debía reflejarlo. En sintonía con esa idea, Vladimir Lenin, el gran dirigente bolchevique, propuso durante la guerra civil que los soldados además del arma, portaran una cámara fotográfica.
La intención de Ródchenko era revolucionar la mirada, mediante el desarrollo de un novedoso repertorio visual. Cambiar la forma de ver, provocando un vuelco de ciento ochenta grados en la educación visual, que acompañara los grandes cambios que ocurrían en la sociedad.
“...Creo que no hay otra opción...¡No mientan! ¡Levántense y disparen! No fijen a la persona con un retrato “sintético”, sino con un conjunto de instantáneas tomadas en diferentes momentos... Uno no debe tomar foto-imágenes sino foto-momentos de valor documental y no artístico...”
“...Escriban la verdad...aprecien todo lo presente y moderno...”
En sus retratos de amigos y colegas artistas, también puede verse esta nueva mirada: exposiciones dobles, inclinaciones, fotomontajes, pero también el registro visual de la posición de la mujer en este nuevo mundo: varias fotos de su compañera Varvara Stepánova que la muestran en plena actividad creadora (era diseñadora textil y de vestuario), en especial un expresivo y cálido retrato en la que posa relajada y fumando un cigarrillo.
Aún en sus fotos para encargos oficiales (máquinas, fábricas, desfiles, exhibiciones artísticas y deportivas) puede verse la intención de mostrar una realidad dinámica, que revolucionaba la vida diaria, la técnica y la cultura, una sociedad que estaba marcando el rumbo hacia una humanidad radicalmente nueva.
La muestra fue curada por la historiadora e investigadora Irina Chmyreva junto a dos descendientes del artista, a quienes puede verse en un video proyectado en una de las salas conversando sobre su obra, reflejando los aspectos visualmente novedosos de su trabajo, aunque soslayando su radical postura ante la función del arte en la nueva sociedad. Es imposible separar la obra de Ródchenko como artista visual integral y de vanguardia, de su militancia por una expresión artística que pudiera renovar las formas y la percepción de las imágenes y a la vez registrar y difundir la realidad de una revolución socialista que prometía extenderse hacia el mundo entero. Tuvo problemas y su trabajo se vio limitado y controlado, aunque pudo sobrevivir adaptándose al régimen stalinista.
A pesar de esto, la producción visual de sus primeros años y el desempeño de Aleksandr Ródchenko como docente, muestran cómo una sociedad organizada sobre nuevas bases que tenía el objetivo de un mundo sin opresión y sin clases sociales, en el que la libre expresión artística fuese accesible a todos, generó en sus comienzos una producción cultural absolutamente renovadora, rupturista e inédita: un nuevo arte que acompañara e impulsara la transformación revolucionaria del mundo.
“El verdadero arte, es decir aquel que no se satisface con las variaciones sobre modelos establecidos, sino que se esfuerza por expresar las necesidades íntimas del hombre y de la humanidad actuales, no puede dejar de ser revolucionario, es decir, no puede sino aspirar a una reconstrucción completa y radical de la sociedad, aunque sólo sea para liberar la creación intelectual de las cadenas que la atan y permitir a la humanidad entera elevarse a las alturas que sólo los genios solitarios habían alcanzado en el pasado”
[4]
[1] Las citas de Aleksandr Ródchenko fueron extraídas de los textos expuestos en una de las salas de la muestra en el CCK.
[2] Grupo de fotógrafos y artistas soviéticos creado en 1928 en Moscú.
[3] Los rostros de la Revolución. por Sebastián Perez. Artículo en La Izquierda Diario, 17 de octubre de 2017.
[4] Manifiesto por un arte revolucionario independiente, André Breton, León Trotsky, México, 1938.