Son casi 100.000 trabajadores de Volkswagen (VW) los que se declararon en huelga este último lunes contra los cierres de fábricas y los recortes salariales previstos. Por ahora son dos horas de paro por turno en todas las plantas del gigante alemán. El sindicato advierte que este es el comienzo, hasta llegar a una huelga total si la patronal no retrocede.
Miércoles 4 de diciembre de 2024 00:14
El presente artículo es una traducción del publicado en el diario alemán "Klasse Gegen Klasse" (Clase contra Clase), integrante de la Red Internacional de La Izquierda Diario.
Este lunes 2 de diciembre, casi 100.000 empleados de Volkswagen dejaron de trabajar. En el marco de la actual negociación colectiva, IG Metall (Unión de Trabajadores del Metal. Es el mayor sindicato de Alemania y también el sindicato con mayor número de afiliados del mundo. N.deT.) convocó por primera vez desde 2018 a huelgas a nivel nacional en todas las sedes centrales de VW. Estos ceses de la producción duran dos horas cada uno y se repiten en cada turno (por eso son llamadas huelgas "de advertencia", debido a que esas 2 horas por turno en todas las plantas, pueden aumentar hasta la huelga total, si la empresa no retrocede en sus planes de cierre. N.deT.) . En
Wolfsburgo(la mayor de sus plantas), Emden, Osnabrück, Hannover, Zwickau, Dresde, Kassel, Salzgitter, Braunschweig y Chemnitz los trabajadores expresaron su enojo por los ataques planeados por el Grupo VW en mítines de huelga militante.
Desde septiembre, IG Metall y VW se encuentran en negociaciones iniciales de negociación colectiva, después de que la alta dirección de la empresa rescindiera el convenio colectivo de la empresa, incluida la garantía de empleo y la obligación de contratar aprendices. La obligación de "paz social" terminó el 1 de diciembre. La junta directiva de VW no ha hecho nada hasta ahora y mantiene sus planes de cerrar plantas, recortar puestos de trabajo y reducir los salarios en un 10%. El argumento del grupo empresario es que tiene dificultades para competir con Tesla y los fabricantes de autos chinos, debido a que la mayor parte del valor de los automóviles eléctricos modernos reside en el software y la batería, y no tanto en las piezas de ingeniería que dieron fama mundial a los vehículos alemanes. Pero mientras plantean esto, para el ejercicio 2024 se prevé un beneficio de 18.000 millones de euros y en julio se repartieron entre los accionistas 4.500 millones de euros en dividendos.
Si la alta dirección lleva adelante sus planes (se prevé al principio el posible cierre de tres de sus plantas, además de los recortes y del traslado al extranjero de varias actividades del grupo. N.deT.), no sólo sería una catástrofe para los aproximadamente 125.000 empleados de VW. Los cierres afectarían a numerosas empresas proveedoras y a regiones enteras y deben verse como un ataque a toda la clase trabajadora.
La gran participación en las huelgas de advertencia y el ambiente enérgico que reinaba en las protestas demostraron la gran voluntad de los trabajadores de luchar consecuentemente contra esto. Verbalmente, la IG Metall también es implacable: “Volkswagen debería ver estas señales de advertencia. Enfrentarse a decenas de miles de empleados no conduce a un futuro positivo. Hay que eliminar los cierres de fábricas, los despidos masivos y todos los ataques, de lo contrario hoy es sólo el comienzo", afirmó el negociador -Thorsten Gröger- y miembro del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) -el partido del canciller Olaf Scholz.
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Sin embargo, la retórica combativa no debe oscurecer el hecho de que la dirección de IG Metall no tiene ninguna estrategia para impedir el gran ataque de VW. Las conversaciones en la reciente ronda de negociación colectiva en la industria del metal y la electricidad llegaron a beneficios miserables, después de sólo una breve fase de huelgas de advertencia.
En la tercera ronda de negociación colectiva con VW, el sindicato hizo una propuesta que incluía importantes concesiones a la empresa a expensas de los trabajadores. El plan que presentó habría significado recortes salariales de 1.500 millones de euros a cambio del mantenimiento de las plantas. El hecho de que VW haya rechazado esta propuesta demuestra aún más claramente que la estrategia de la dirección sindical, orientada a la cooperación con la empresa, es un callejón sin salida.
Para que la lucha contra los cierres y los recortes salariales tenga éxito, no debe quedar en manos de la dirección de IG Metall, que está dispuesta a hacer grandes concesiones a costa de los empleados. En cambio, se necesitan asambleas en todas las plantas en las que los propios trabajadores tomen decisiones vinculantes sobre cómo liderar el conflicto laboral. Ésta es la única manera de desarrollar un plan de batalla exitoso para preservar todos los empleos, sin sacrificar los salarios.
La huelga de "advertencia" del lunes es una señal importante, pero sólo puede ser el comienzo. Deben constituir el punto de partida para una huelga indefinida en todas las fábricas y medidas adicionales que incluyan el bloqueo y la ocupación de las plantas. Los trabajadores de VW (y también las poblaciones que estructuran su vida al rededor de las fábricas) tienen que tener derecho al acceso a los libros contables para poder verificar de forma independiente las afirmaciones de los gerentes. Ante el peligro de cierre de las plantas, si la patronal no retrocede y para evitar el hundimiento de miles de familias de los trabajadores y de pequeños comerciantes de las ciudades o comunidades donde se encuentran, la pelea de fondo debería ser la expropiación sin indemnización, quedando la gestión bajo el control de sus trabajadores.