En Alemania, como en otros lugares, los beneficios de los mercaderes de armas están explotando y demandan cada vez más mano de obra. Así, mientras la automotriz Continental elimina miles de puestos, los trabajadores despedidos serán transferidos en un acuerdo entre ambas empresas a la armamentista Rheinmetall, fabricante de tanques y sistemas de defensa aérea.
Viernes 21 de junio
Foto: Captura de pantalla de video de AFP Deutschland
Pocos días después de que los líderes occidentales reunidos en la ocasión del G7 en Italia decidieran el desembolso de 50.000 millones de dólares para financiar el esfuerzo de guerra ucraniano, y en particular la compra de armas a empresas europeas y estadounidenses, el gigante alemán de armamento Rheinmetall anunció un acuerdo con la empresa automotriz Continental, acuerdo que permite la transferencia de trabajadores a las líneas de ensamblaje de material bélico. Este anuncio, que ya afecta a un centenar de obreros, demuestra la militarización activa de la sociedad alemana reclamada por toda la burguesía y llevada a cabo por el gobierno de Olaf Scholz.
Un acuerdo "ganar-ganar" al servicio de la industria militar
Rheinmetall presenta esta transferencia como una necesidad frente a "la transformación" del sector automotriz y de la economía alemana. Por esta razón, estos trabajadores, que el director de personal de Rheinmetall presenta como "personas muy calificadas", se enfrentan a un plan de despido masivo. Su fábrica, que produce frenos en el centro de Alemania, en Gifhorn, cerrará para 2027, dejando en el paro a cerca de 900 trabajadores.
Mientras Continental ha anunciado más de 7.000 despidos en todo el mundo, debido, según el fabricante, al declive programado de los coches de combustión interna y a la competencia china, la industria de armamento está experimentando un crecimiento exponencial. ¡Se estima que el crecimiento de Rheinmetall para este año será del 40%! Una explosión de beneficios directamente relacionada con la guerra en Ucrania y el rearme de las potencias imperialistas. De hecho, Rheinmetall se encuentra entre los principales proveedores de municiones y material militar para Ucrania. Una posición que incluso ha llevado a la conclusión de un acuerdo entre la empresa y el Estado ucraniano para producir directamente en su territorio. Pero Rheinmetall también está, como pieza clave del complejo militar-industrial alemán, involucrado en acuerdos de cooperación industrial con Israel, lo que le promete un mercado inagotable de dispositivos de muerte. Para los Estados y los industriales, Palestina o Ucrania se parecen a un campo de prueba a gran escala que permite publicitar sus tecnologías de punta y aumentar las exportaciones.
El acuerdo entre Rheinmetall y Continental tiene por objeto responder a las colosales necesidades de mano de obra de este esfuerzo bélico. Anunciado hasta 2028, este contrato de cooperación entre los dos gigantes industriales está destinado a satisfacer las 5.000 nuevas contrataciones anuales previstas por Rheinmetall. La asociación, que las dos empresas califican de "acuerdo beneficioso para todos", significa que Continental no tiene que preocuparse por un verdadero plan de despidos, mientras que el fabricante de armas se beneficia de la llegada de trabajadores altamente cualificados, que se ven obligados a fabricar piezas de munición y vehículos blindados para evitar el desempleo.
Militarización acelerada de la economía y de la sociedad alemana
Este acuerdo es una enésima ilustración del giro histórico que ha tomado la principal potencia económica europea desde el inicio del conflicto ucraniano. Un "cambio de época", tal como lo anunció el canciller alemán, Olaf Scholz, en 2022, que ha llevado a Alemania a aumentar drásticamente el presupuesto destinado al ejército.
A pesar de la entrada en recesión de la economía alemana y el llamado del ámbito político a poner a dieta a los trabajadores y los servicios públicos, el ministro de Defensa, Boris Pistorius (socialdemócrata), no dudó en aumentar la meta del 2% del PIB destinado al presupuesto militar impuesta por la OTAN, anunciando el objetivo de un 3,5% del PIB destinado a la defensa, es decir, un presupuesto anual de cerca de 150 mil millones de euros.
Pero más allá de los aumentos en los presupuestos destinados al ejército, la coalición gobernante de socialistas, verdes y liberales está llevando a cabo una verdadera transformación de la sociedad alemana, como lo demuestra el acuerdo entre las dos industrias. En este sentido, como mencionamos en un artículo anterior, "la ministra de Educación ya ha expresado su intención de fortalecer los vínculos entre la escuela y el ejército, organizando visitas regulares de oficiales a las aulas para adoctrinar a los jóvenes. En las universidades, las restricciones existentes para que la investigación no sirva al ejército están a punto de ser levantadas".
El acuerdo firmado entre la industria automotriz y la militar es un mensaje claro. El capitalismo ofrece a los trabajadores una alternativa sencilla: desempleo masivo o reactivación de la economía mediante el aumento de las fuerzas destructivas y la preparación de nuevos cataclismos bélicos. Al mismo tiempo, el capitalismo alemán demuestra irónicamente ante todos que es posible planificar la economía, redistribuir el trabajo según los sectores y evitar el desempleo. Sin embargo, los empresarios solo lo hacen en función de sus intereses y explotando al máximo a los trabajadores.
Por el contrario, lo que urge es dar vuelta revolucionariamente esta sociedad. Hay que arrebatar a los capitalistas los medios de producción, que es la única manera de organizar las proezas tecnológicas de que es capaz la humanidad, no con fines de vigilancia y destrucción masivas, sino para repartir el tiempo de trabajo entre todas y todos y satisfacer las necesidades de las grandes mayorías.