“Hemos decidido que Alemania va a enviar tanques antiaéreos ‘Gepard’ a Ucrania”, según declaraciones de la ministra de Defensa Christine Lambrecht en la apertura de una reunión con sus homólogos occidentales en la base estadounidense de Ramstein (oeste de Alemania).
Martes 26 de abril de 2022 19:31
Estados Unidos ha reunido a los ministros de Defensa de más de cuarenta aliados en la base estadounidense de Ramstein (Alemania) para alinear el envío de armamento a Ucrania. En la reunión no sólo participaron miembros de la OTAN, Ucrania y los candidatos a ingresar (Suecia y Finlandia), sino también países no europeos: entre otros, Japón, Australia, Corea del Sur, Israel, Qatar, Kenia. Una muestra más de como Estados Unidos están buscando agrupar fuerzas incluso más allá de “Occidente” en su puja con Rusia, que tiene el objetivo estratégico de debilitar el eje de Moscú con Pekín, con China en la mira como hemos explicado en otro articulo.
Frente al desarrollo de la segunda fase de la guerra, instaron fuertemente a sus aliados a enviar más y mejor armamento. «No tenemos tiempo que perder», declaró el secretario de defensa norteamericano, Lloyd Austin, pues "las próximas semanas serán cruciales para Ucrania", ya que Rusia intenta hacerse con el control total del sur de Ucrania y de la región de Donbass. Es probable que detrás de estas palabras el objetivo real sea impedir que Putin prive a los ucranianos del acceso al Mar Negro, aunque como se ve desde el comienzo de la guerra la táctica norteamericana se va adaptando a la situación del terreno. De ahí su mayor tono triunfalista y ofensivo frente a las dificultades de la invasión rusa. En palabras de Austin: “Ucrania cree claramente que puede ganar, al igual que todos los presentes. Vamos a seguir moviendo cielo y tierra para poder satisfacerlos”. Y ofreciendo para este fin unos 400 millones de dólares con el propósito de reemplazar las armas que los distintos países envían a Kiev.
La presión norteamericana y de los aliados más guerreristas es tal que incluso Alemania ha tenido que adaptarse. En un nuevo giro, antes del comienzo de la reunión, el gobierno alemán anuncio el envío de sistemas antiaéreos blindados, unos cuarenta Gepard que serán reacondicionados por la industria armamentista alemana y el futuro entrenamiento de soldados ucranianos en Alemania. Hasta entonces, el canciller Olaf Scholz se oponía a suministrar directamente vehículos blindados o piezas de artillería, además de los lanzacohetes y misiles antiaéreos ya suministrados. El canciller justificaba su negativa por el deseo de proteger a sus compatriotas de un ataque atómico ruso. Sin embargo, la actitud en relación a la entrega de armamentos de potencias nucleares (Estados Unidos, Gran Bretaña) hasta los socios más pequeños en términos militares (República Checa, Polonia u Holanda), que no albergan este temor, ha dejado a Scholz a la defensiva. En el plano interno el retroceso del canciller socialdemócrata es una pequeña victoria de los conservadores del CDU/CSU. Con la amenaza de la presentación de una resolución a favor del suministro de armas pesadas prevista para el jueves en el Bundestag, los conservadores han obligado a Olaf Scholz a un nuevo giro. Con los Verdes y los Liberales presionando por las demandas de Kiev, el jefe de gobierno se habría enfrentado a un virtual voto de confianza.
Como hemos escrito, a pesar de las vacilaciones, fuertes contradicciones y enormes costos, el gobierno alemán ha decidido su camino guerrerista dentro del esquema global diseñando por los Estados Unidos. Tendencia militarista que solo puede profundizarse como anuncia el hecho que la reunión de hoy será la primera de muchas, según el jefe del Pentágono. Esté anunció que Washington y sus aliados se reunirán a partir de ahora cada mes. Con un objetivo claro: organizar la acción de "las naciones de buena voluntad para intensificar [los esfuerzos], coordinar [la asistencia] y centrarse en ganar la lucha actual y la que está por venir", según palabras de Austin.
Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, 2019).