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Red Internacional
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OPINIÓN. Alemania: el "Estado de derecho" y la Policía no nos defenderán de los fascistas

Tras las movilizaciones fascistas en Chemnitz se escucha la demanda de "Estado de derecho" y más policías contra las “cacerías” de los neonazis. Pero sólo nosotros nos podemos defender: trabajadores, jóvenes e inmigrantes juntos.

Miércoles 29 de agosto de 2018 18:36

Las movilizaciones fascistas del domingo y el lunes en la ciudad alemana de Chemnitz dejaron en shock a todo el país. La velocidad en la que se convocaron las movilizaciones y el tamaño de las manifestaciones fueron aterradoras. Primero 1.000 personas y luego 5.000 marcharon en Chemnitz lideradas por la extrema derecha, y atacaron a inmigrantes, activistas de izquierda y periodistas.

El lunes se realizó una contramanifestación que reunió a 1.500 personas, y en toda Alemania se están convocando manifestaciones contra la violencia de la extrema derecha. Pero es previsible que la prueba de la fuerza continúe: Alternativa por Alemania (AfD) y Pegida, ambas organizaciones de extrema derecha, han convocado una "marcha silenciosa" en Chemnitz para el próximo sábado.

Tres preguntas son ampliamente discutidas más allá del círculo de la izquierda: ¿Cómo llegó a ser tan fuerte la movilización de la derecha? ¿Estaba la policía "sobrepasada"? ¿Y cómo podemos contrarrestar la creciente militancia de la derecha?

La caza en Chemnitz muestra la fusión de la AfD con las fuerzas fascistas

Markus Cornel Frohnmaier, miembro del Bundestag (parlamemto) por "Alternativa por Alemania" (AfD) y "portavoz" de la dirigente de ese partido Alice Weidel, pertenece a la red nazi en el Bundestag. En Twitter defendió la "justicia vigilante" fascista: "Si el Estado ya no puede proteger a sus ciudadanos, la gente sale a la calle y se protege a sí misma. Es muy sencillo! Hoy es un deber cívico detener la mortífera ’migración del cuchillo’!"

Los líderes de las facciones de la AfD, Weidel y Gauland, también se refieren a la legitimidad de la violencia fascista cuando escriben: "Si el atroz asesinato de una persona en la calle recibe menos atención e indignación que la furiosa protesta en su contra, entonces tenemos un desequilibrio fatal aquí".

Es particularmente descarado que el asesinato de un hombre de 35 años esté siendo instrumentalizado para justificar la cacería y persecución a los inmigrantes. El hombre asesinado por el que la extrema derecha culpa a los inmigrantes era antifascista, y probablemente habría estado del otro lado de esta turba fascista movilizada. Pero esto es sólo la punta del iceberg.

Los eventos de Chemnitz demuestran que la fusión de la AfD con las bandas terroristas fascistas, ya no consiste solo en declaraciones, sino que es estructural. La supuesta demarcación entre la AfD y los grupos de extrema derecha neonazis es pura fachada. Hace tiempo que existe una simbiosis entre la AfD como "brazo parlamentario" y la extrema derecha "extraparlamentaria". La AfD, la mayor facción de la oposición en el Bundestag en términos de número, es un vehículo utilizado por los fascistas para extender su influencia. Muchos de sus referentes amplían su base electoral a través de la demagogia social y la xenofobia racista, mientras que sus redes se extienden hasta el Ejército y la Policía.

¿Por qué Chemnitz?

No es casualidad que Chemnitz, en la región de Sajonia, se convirtiera en un punto de cristalización para la extrema derecha. La base estructural es la restauración capitalista de la ex-República Democrática Alemana (RDA).

Por un lado, la privatización, la venta y la eliminación de la antigua industria socializada por parte de las grandes empresas alemanas creó una miseria social que ha llevado a desigualdades masivas en las condiciones de vida entre Oriente y Occidente, a la desindustrialización permanente de regiones enteras y, por lo tanto, a un desempleo estructural masivo y a la desesperanza. Este es el caldo de cultivo y la base social para el surgimiento y la expansión de las estructuras fascistas en Alemania Oriental.

Por otro lado, los grupos paramilitares fascistas, con el apoyo de los servicios secretos, como se puso de manifiesto de nuevo en el proceso de la célula terrorista de extrema derecha Resistencia Nacionalsocialista (NSU), sólo pudieron establecerse en Alemania Oriental desde Alemania Occidental a principios de la década de 1990. La Policía toleró el terrorismo de derecha y los partidos, incluso el Partido Socialdemócrata (SPD), lo utilizaron para restringir el derecho de asilo en 1993, lo que trajo consigo un nuevo régimen de inmigración basado en la ilegalización.

La AfD es más fuerte en Sajonia, y en lugares como Freital, Heidenau, Clausnitz o Bautzen se han experimentado situaciones similares a la de Chemnitz en los últimos años. La extrema derecha en Sajonia, que ha sido fuerte desde los años 90, ganó aún más popularidad gracias al auge de distintas coaliciones políticas que finalmente confluyeron con AfD, lo que llevó a la experta en extremismo de derecha Andrea Röpke, por ejemplo, a afirmar que el ambiente pogromista de Chemnitz era cualitativamente más peligroso que los pogromos de la década de 1990 en Rostock-Lichtenhagen y otros lugares.

Además, Sajonia en particular -pero no sólo- muestra el profundo enredo del aparato estatal y las organizaciones de extrema derecha. Las fotos de los neonazis que muestran el saludo de Hitler en Chemnitz y los policías de pie al lado lo dicen todo.

Sin embargo, en los últimos años no sólo ha habido movilizaciones fascistas en Sajonia, como lo demuestran las manifestaciones "HoGeSa" de estructuras militantes de extrema derecha en Dortmund y otros lugares en 2014, o los miles de ataques a refugios de refugiados en los últimos años en toda Alemania. Por lo tanto, sería muy peligroso señalar los acontecimientos de Chemnitz como un problema regional. Más bien, Chemnitz sólo muestra cuán abiertamente y con qué influencia de masas pueden aparecer los fascistas hoy en día. Las encuestas con resultados de dos dígitos para la AfD en todo el país muestran que estas escenas también pueden tener lugar en otros lugares con facilidad.

Auge de militarización interna

En la prensa burguesa, las cacerías de Chemnitz se definían a veces incluso como un "motín entre campos extremistas". En todas partes también se puede leer y escuchar sobre una supuesta policía que estuvo “sobrepasada”. Tales interpretaciones persiguen dos objetivos: por un lado, trivializar la violencia fascista, y por otro lado, promover la militarización interna.

En primer lugar, nos ocuparemos de la banalización de la violencia fascista: La situación en Sajonia es altamente explosiva, la “caza” en Chemnitz lo ha demostrado. Sólo hace falta una causa para que la demagogia movilice a miles para un desfile de odio. Mostraron el saludo de Hitler y atacaron a los contramanifestantes, migrantes y antifascistas.

Pero sobre todo, los políticos de todos los partidos reclaman el fortalecimiento del "Estado de derecho" y más policía. El Ministro Federal del Interior, Seehofer, saca la conclusión de que en Chemnitz hace falta más policía, y más controles fronterizos en otros estados federales. La líder de los Verdes en el Parlamento bávaro, Katharina Schulze, también pide más policía y una mayor protección por parte del servicio secreto. El servicio secreto debería encargarse de la AfD, dice. ¡El servicio secreto, que estuvo involucrada en los asesinatos de la NSU! De esta actitud de los Verdes sólo surge una AfD y células fascistas aún más fuertes.

La policía dice que está abrumada y sobrepasada. Sin embargo, el problema no se debe a una supuesta "escasez de personal" de la policía en Chemnitz (o en cualquier otro lugar). Se trata más bien de que la policía, como aparato de represión que sigue las órdenes del Estado alemán, se concentra en la lucha contra los activistas antifascistas, refugiados y migrantes. La policía sajona tiene ahora sus propios tanques. Y cuando 400 personas salieron a las calles el año pasado en Wurzen, una pequeña ciudad de Sajonia, para manifestarse contra el racismo y los neonazis, la policía llegó con ametralladoras.

Mientras la policía lleva a cabo operaciones masivas contra las manifestaciones antifascistas, pro kurdas y antirracistas, defiende el "derecho" de las manifestaciones fascistas contra los activistas antifascistas: por ejemplo, mediante la eliminación violenta de los bloqueos, como recientemente durante las movilizaciones contra la Marcha Rudolf Heß en Berlín.

El cofundador de Pegida, Lutz Bachmann, ha publicado la orden de detención contra el presunto autor en el caso del hombre de 35 años asesinado en Chemnitz. Esto significa que el documento secreto le fue entregado por los círculos policiales. Esta policía en Sajonia tiene una relación especial con las bandas fascistas. Hay una gran simpatía dentro de la policía por el nacionalismo alemán. Si el poder judicial llevara a cabo un juicio transparente y coherente contra los asesinos del NSU, quedaría a la luz el peso que hoy tienen en Sajonia y Chemnitz. Porque Chemnitz es un punto caliente para los partidarios del NSU.

Así que la policía no puede ayudarnos, son parte del problema. En su lugar, debemos movilizarnos en las calles, en las empresas, en las escuelas y en las universidades, como exige, entre otras cosas, el partido Die Linke. Desafortunadamente, los líderes del partido y de las facciones del partido Die Linke también se están uniendo al coro burgués de que la policía estaba “sobrepasada”.

Dicho de otro modo, hasta la AfD pide el "retorno del estado de derecho", demagógicamente, para exigir más represión contra los migrantes. Esto demuestra que invocar el "Estado de derecho" sólo puede ser una farsa. Sólo auto-organizados podemos defendernos contra los fascistas y la policía que los protege.

Esta exigencia de más policía y "Estado de derecho" se inscribe en un contexto social de militarización interna. Entre ellas se incluyen varias nuevas leyes de tareas policiales en varios estados federales, combinadas con la restricción de las libertades democráticas. Lo que faltaba en Chemnitz no era más policía, sino de una izquierda social y sindical fuerte que se interponga en el camino de los fascistas.

Luchando contra el fascismo: ¡Frente único en Chemnitz y en todas partes!

La AfD ha llegado a todos los escenarios principales de la república, y en Chemnitz ha declarado públicamente su compromiso con la fusión con el fascismo.

En vista de este desarrollo, la esperanza de un "Estado de derecho" o de la contención policial de las movilizaciones de derecha sólo puede conducir a un callejón sin salida. Por un lado, porque cada vez hay más partidarios del fascismo en el aparato estatal, por otro lado -y sobre todo- porque el endurecimiento de las leyes de asilo, las reformas del mercado laboral y la precarización impulsadas por el Estado han proporcionado la base social e ideológica para las movilizaciones de derecha. Seehofer y compañía crean un caldo de cultivo para la turba fascista con su política nacionalista y proteccionista. Su compañía a nivel europeo son Salvini, Orban y Kurz, también corruptos, racistas y hostiles a los trabajadores.

Hoy los medios de comunicación hablan de la relación entre los "perdedores de la restauración" y el surgimiento de AfD. Sin embargo, nada indica que los sectores más castigados vayan automáticamente a la derecha. En cambio, la pregunta es qué responde la izquierda y los sindicatos a la miseria social. Si no son persuasivos, la derecha aprovecha. Esto es particularmente evidente en Alemania Oriental, donde el movimiento obrero ha sufrido una dura derrota con la restauración capitalista, de la cual no se ha recuperado hasta el día de hoy.

Pero si damos una respuesta verdaderamente creíble a la crisis, podemos detener el ascenso de los fascistas. Un primer paso es la movilización de la izquierda y de los sindicatos, empezando por organizarnos en todas las empresas, las escuelas y las universidades, contra la violencia racista, pero al mismo tiempo con un programa social contra la pobreza, la precarización, la crisis de los cuidados y la escasez de viviendas.

Hoy en día son sobre todo los refugiados y los migrantes las víctimas de los ataques fascistas. Pero no sólo, hay cada vez más ataques directos contra trabajadores y hoy la clase obrera misma en Alemania es cada vez más migrante. Es una de las medidas básicas de autopreservación de la clase obrera la de defender a los trabajadores migrantes contra ataques físicos. La separación entre trabajadores "alemanes" y "no alemanes " ha existido durante demasiado tiempo y ha favorecido la demagogia fascista. Hoy en día se trata de que los sindicatos y todos sus miembros se den cuenta de que la clase obrera en Alemania es multiétnica - y un ataque de los fascistas es un ataque contra todos nosotros.

Juntos debemos defendernos contra esto, con manifestaciones, bloqueos, en fábricas, escuelas y universidades, y siempre que sea necesario con estructuras de autodefensa, de modo que no estemos indefensos a merced de tales ataques. Hasta ahora, los neonazis en Chemnitz "sólo" se han movido por el centro de la ciudad - es sólo cuestión de tiempo antes de que ataquen directamente a las estructuras de izquierda, migrantes e incluso sindicales.

"Autodefensa" significa, ante todo, organización. Se trata de sindicatos con organizaciones de izquierda y de inmigrantes que se defienden a sí mismos y a otros en la calle. Sólo en la protección de las organizaciones de masas del proletariado es posible una autodefensa efectiva.

Es necesario construir un frente único de todas las organizaciones de izquierda y de trabajadores. La Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), el partido socialdemócrata (SPD) y el Partido de Izquierda (Linkspartei) deben convocar grandes manifestaciones, empezando por las fábricas y los distritos de la ciudad. Especialmente en Chemnitz, estas organizaciones deberían organizar una gran manifestación.

Sobre todo, este frente único debe representar un programa social. Enfrentarse a los neonazis en la calle es sólo el primer paso. Lo que tenemos que hacer es terminar con su caldo de cultivo, dando una perspectiva de lucha contra los ataques de la patronal y del Gobierno -no olvidemos, por ejemplo, que en Leipzig la fábrica de Halberg-Guss está amenazada de cierre, lo que podría sumir a cientos de otras familias en la miseria-, para reconquistar todos nuestros derechos sociales y democráticos.