Viernes 3 de octubre de 2014 00:30
Ministro de Defensa alemana Ursula von der Leyen and y el general de la Bundeswehr Gert-Johannes Hagemann, comandante de la Escuela de Infanter?a de Hammelburg, ve a combatientes peshmerga kurdos durante una sesi?n de entrenamiento con misiles antitanque MILAN en Hammelburg, 2 de octubre de 2014. Foto: REUTERS/Wolfgang Rattay (GERMANY - Tags: MILITARY POLITICS)
El gobierno alemán está en una difícil situación. Mientras busca asumir “más responsabilidades” en el mundo y aumentar sus misiones militares en el extranjero, salen a la luz fuertes problemas en el mantenimiento y falta de material militar de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas de la República Federal). Esto pone de relieve contradicciones más de fondo.
Esta semana una noticia afectó a la ministra de defensa Ursula von der Leyen (CDU). La Bundeswehr informó que muchos helicópteros (desde helicópteros de marina hasta los de transporte) están en mal estado, mientras que los jets de combate “Eurofighter” y los vehículos terrestres “Boxer” tienen problemas de producción.
La crisis en la Bundeswehr afecta directamente las misiones militares en el extranjero. Por ejemplo, la operación de la OTAN de misiles “Patriot” en la frontera entre Siria y Turquía ya carece de soldados alemanes, porque el personal militar que estacionado no cumple los tiempos intermedios que debe haber entre las misiones en el extranjero. A su vez, el envío de armas a los kurdos del norte de Irak se retrasó y la ministra tuvo que viajar con las manos vacías a visitar Barzani, presidente de la región kurda.
Las reacciones han sido rápidas y todas del mismo tipo. Desde los oficiales de la Bundeswehr hasta los políticos de la socialdemocracia (SPD) y los democristianos (CDU) echaron la culpa a un prolongado mal financiamiento de las fuerzas armadas. Y rápidamente crecieron las voces que exigieron más dinero y más capacidad para las mismas.
Esto no es algo novedoso. Desde que el gobierno de Merkel, una coalición entre la CDU y la SPD, asumió la administración gubernamental hace poco menos de un año ha tenido un discurso insistente y agresivo en torno a un nuevo curso en la política exterior de Alemania.
La fórmula de “tomar más responsabilidad en el mundo” se escuchó a principios de año en la conferencia de seguridad de Munich (conferencia anual donde se reúnen los principales países para discutir sobre la temática militar) en boca del presidente alemán Joachim Gauck, quien además atacó duramente a Rusia en el 75 aniversario del estallido de la segunda guerra mundial.
Más recientemente este discurso lo repitió el ministro de relaciones exteriores Frank-Walter Steinmeier (SPD) en la asamblea general de las Naciones Unidas, donde prometió “grandes esfuerzos” en la ofensiva militar contra el Estado Islámico (EI).
La misma von der Leyen tomó como excusa la fuerte crisis del Ebola y los avances del EI para volver a plantear la necesidad de que Alemania intervenga militarmente en esos conflictos. Busca así legitimar la intervención de la Bundeswehr.
El 2 de septiembre se votó en el Bundestag el envió de armas a las milicias kurdas contra el EI. Si bien no fue la primera vez que Alemania envió armas a regiones bélicas en los últimos 20 años, pareció un paso más hacia una política exterior imperialista más clásica, aunque escondida bajo argumentos “humanitarios.” Es un cambio respecto a su línea de abstención frente a la ofensiva de la OTAN en Libia en 2011.
Estas son las contradicciones que están detrás de la discusión actual. Por un lado, una fuerza militar aun completamente insuficiente para intervenciones en alta escala.
Por otro, una retórica y disposición por parte del gobierno y la burguesía para lanzar esas intervenciones y así presentarse como un poder hegemónico a nivel internacional.
Así lo refleja el columnista de la Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) Thomas Gutschke: “Los alemanes querrían tomar más responsabilidad en el mundo, pero no lo pueden hacer” Y agrega irónicamente, “¡Saludos a los aliados! Os miramos actuar, y mientras tanto charlamos sobre cómo tomar más responsabilidades en el mundo.”
Otro columnista del mismo periódico comenta sarcásticamente las polémicas que provocó la decisión del envió de armas a las fuerzas kurdas bajo mando de Berzani en momentos en que otros países ya están lanzando ataques aéreos.
Las noticias que siguen llenando los periódicos alemanes y que ponen en crisis a la ministra de defensa son solamente la expresión de un interrogante sobre el cual la misma burguesía y sus políticos aún no tienen una respuesta final.
¿Cómo utilizar la situación internacional favorable para una nueva doctrina militar en pos de cambiar las relaciones geopolíticas entre las grandes naciones, sobre todo con los EEUU?