Mientras la dirección del mayor sindicato de Alemania, en lucha desde el 29 de octubre, se apresta a negociar un mal acuerdo, estos trabajadores muestran otro camino.
Miércoles 16 de noviembre de 2022 11:47
El sábado 29 de octubre, el mayor sindicato de Alemania, que nuclea a trabajadores metalúrgicos y de la electricidad empezaron una huelga frente a la negativa de la empresa de ofrecer cualquier recomposición salarial frente a la inflación.
Es un sector clave, en el que trabajan 3,8 millones de empleados. Exigen un aumento del 8 % frente a una inflación que ya supera el 10%. Poco antes de la quinta ronda de negociaciones colectivas, hay cada vez más señales de que la dirección de IG Metall quiere llevarlas a una conclusión prematura.
Después de que la semana pasada se rompiera sin resultado la cuarta ronda de negociaciones en la industria metalúrgica y eléctrica y sonara el tambor de las huelgas de advertencia de 24 horas, no se sabe mucho de ello esta semana.
Las huelgas de advertencia continuaron en todo el país con decenas de miles de trabajadores: hubo huelgas de advertencia el lunes en seis empresas en Baviera, el martes en Siemens y Alstom en Berlín, así como huelgas de advertencia en Sajonia y en 18 empresas en Hesse (el estado donde está IG-Metall Hanau-Frida), huelgas de advertencia de 6.000 empleados de Audi y otras empresas en Baden-Württemberg y más.
Estos paros de actividad coordinados, que tienen una duración limitada, suelen ser parte de las negociaciones salariales en Alemania. Sin embargo, las huelgas de 24 horas no están a la vista. Por el contrario, la dirección de IGM ahora habla de querer negociar un "acuerdo piloto" en Baden-Württemberg el jueves.
El jefe de IG Metall, Jörg Hofmann, dijo que veía "buenas posibilidades" de llegar a un acuerdo salarial piloto para la industria metalúrgica y eléctrica alemana en Baden-Württemberg. Hofmann espera un "salto" en las negociaciones para evitar huelgas de advertencia más largas o incluso medidas más contundentes.
Además, IGM y la Federación de Industrias Alemanas (BDI) emitieron un comunicado de prensa conjunto el lunes en el que declararon querer "asumir conjuntamente la responsabilidad" de asegurar a Alemania como país industrial, y anunciaron una "iniciativa de diálogo" conjunta para noviembre de 2022. En otras palabras, en lugar de dar las señales de profundizar las medidas de lucha para lograr la compensación por inflación, los dirigentes sindicales prefieren sentarse con los jefes corporativos para negociar una estrategia común, pasando por arriba de los cuatro millones de trabajadores metalúrgicos.
Al contrario, los trabajadores en la base del sindicato tienen planteado organizarse desde abajo. Es hora de organizar huelgas de 24 horas y otras medidas más contundentes de ahora en adelante ante la continua negación de los patrones. En lugar de que la burocracia de IGM impulse un acuerdo desde arriba, hacen falta asambleas de huelga con poder de decisión en todas las fábricas, que puedan discutir los resultados de las negociaciones y coordinar y decidir de manera efectiva sobre más acciones industriales.
No sólo por el pleno cumplimiento de la demanda de la huelga anterior -después de todo, con la tasa de inflación actual de más del 10 %, el 8 % sigue siendo una pérdida salarial real- sino por la compensación real de la inflación y por un ajuste automático de los salarios a la inflación. Después de todo, las corporaciones han logrado ganancias récord en los últimos años.
Si la inflación continúa el próximo año, será necesaria una cláusula especial de rescisión en el convenio colectivo para no quedar vinculado a una obligación de paz social de largo plazo que, en última instancia, solo protege los intereses de los patrones.
Contrariamente a las pugnas de la burocracia de la IGM con las patronales, que negocian una transformación de la industria en interés de la patronal, ante el avance de la catástrofe climática, las huelgas ya necesitan una perspectiva que promueva una reconversión ecológica de la producción en interés de los trabajadores y en beneficio de la gran mayoría de la población: la expropiación de las grandes corporaciones bajo el control de los trabajadores, empezando por las energéticas, que se están beneficiando de la crisis inflacionaria a costa de la gran mayoría de la población.
Porque es precisamente el poder de lucha de los trabajadores metalúrgicos quienes, con huelgas de cientos de miles de trabajadores, no solo luchan por salarios más altos para ellos, sino que también pueden luchar por dar una respuesta de los trabajadores a la crisis en su conjunto. La conquista de una compensación automática frente a la inflación en el sector más importante de la economía alemana daría alas a las luchas de los trabajadores en todos los demás sectores, a nivel nacional e internacional.
En el mismo sentido, los metalúrgicos también pueden hacer pesar su fuerza contra las políticas del Gobierno en su conjunto. La lucha de IG Metall Hanau-Fulda, dos ciudades del estado de Hesse, es un importante ejemplo en ese sentido. Sus trabajadores anunciaron una huelga de advertencia para este jueves 17 de noviembre que, además de las demandas de la ronda de negociación colectiva, también se opone al paquete de armamento de 100.000 millones de la Bundeswehr, las Fuerzas Armadas alemanas, y exigen una huelga, inmediato alto el fuego en Ucrania, impuestos a las grandes fortunas, prohibición de cortes de electricidad y gas y moratoria a los desalojos de inquilinos, así como la expansión de las energías renovables y más. Los trabajadores de toda Alemania tienen en ellos un importante ejemplo.