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Red Internacional
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Educación. Alfabetización en la escuela: el peligro de reducirla a una actividad neurocognitiva

¿Por qué el Programa “Fluidez y Comprensión Lectora” de Soledad Acuña genera un masivo rechazo en las escuelas? Qué opinan las maestras sobre este debate que va más allá de cómo se aprende a leer y escribir en la escuela. Compartimos la columna educativa de la agrupación docente 9 de abril del programa "Algo con Erre", emitida en vivo los martes de 19 a 20 por FM La Tribu.

Jueves 20 de abril de 2023 10:34

  • Hace ocho meses, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Soledad Acuña, impuso una prueba piloto del llamadoPrograma “Fluidez y Comprensión Lectora” en varias escuelas de nivel primario. Actualmente, en numerosas escuelas ya están recibiendo notificaciones oficiales para su puesta en marcha.
  • Este programa contempla una serie de capacitaciones docentes junto a ejercicios y pruebas estandarizadas para evaluar a estudiantes “con dificultades”, haciendo énfasis en la “rapidez” y la “precisión” como elementos necesarios para una buena comprensión lectora.
  • De esta manera, se niega a la lectoescritura como una práctica social compleja, situada histórica, cultural y socialmente en un contexto determinado, como una actividad que hace a la comprensión de una realidad. De hecho, las maestras en el aula todos los días construyen situaciones en donde se reproducen prácticas cotidianas en las que la lectura y la escritura tienen sentido, contexto y que además fomentan el juego, la experimentación y el disfrute de la literatura.
  • Porque alfabetizar no es simplemente un fenómeno psicológico individual que cada uno hace para “decodificar un mensaje”. Sin embargo, preocupa que esta concepción de la lectoescritura es la que prima en programas como éstos, de “Fluidez y Comprensión Lectora”.
  • Antonella, maestra de una escuela pública de la Ciudad, comparte concretamente cómo es el modo de evaluar en el marco de este programa: “tenemos que cronometrar las lecturas de los niños por renglón y registrar el tiempo que tardan en leer. Además, tenemos que señalar qué palabras no se pronuncian correctamente”. Acto seguido, tienen que volcar lo observado en una tabla de corrección en la que se pueden leer los siguientes criterios de corrección: total de palabras correctas en 60 segundos, tiempo de lectura total en segundos, cantidad de pausas, entonación (poniendo un puntaje del 1 al 4) y la captura de atención del oyente (poniendo también un puntaje del 1 al 4).
  • Por su parte, Paula, docente de 1° grado de una escuela de Parque Avellaneda, se refirió a las evaluaciones que se toman en ese nivel: “no tienen en cuenta los contenidos trabajados por el docente y el nivel de alfabetización de los chicos. En marzo, cuando en 1° grado recién se está trabajando la escritura del nombre y algunas palabras simples, envían lecturas de oraciones completas con cuentos clásicos que no es un tema trabajado por los chicos y muchos no conocen, la escritura de palabras contiene en todos los casos sílabas complejas, un tema que se da a fines de 1° grado y principios de 2°, asique no concuerda con los tiempos ni con los contenidos planificados en el aula de 1°. Además, las pautas de corrección no coinciden con los grados de alfabetización que trabaja el programa “Maestro + Maestro”, es decir que mandan una clave de corrección que no coincide con las progresiones en las cuales supuestamente están basadas las evaluaciones”.
  • Por todos estos motivos que muy bien explica Paula, son muchos los docentes que se oponen a la implementación de este tipo de reformas que van en contra de alcanzar un aprendizaje significativo. En este sentido, Ailén Beraldo, docente y delegada del programa “Maestro + Maestro” (M+M) y Secretaria de Acción Social del sindicato Ademys, hace referencia a la aparición de uno nuevo programa llamado “Alfabetización para la Inclusión” (API) que, a pesar de lo que su nombre indica, podría generar todo lo contrario: “El programa M+M es un programa que se da en 1°, 2° y 3° grado de las escuelas primarias para acompañar los procesos de alfabetización y que los niños y niñas puedan desarrollar los quehaceres de lectores y escritores entiendo que cada uno tiene sus tiempos de aprendizaje y hay que respetarlos. Una de las preocupaciones que tenemos es que, con el surgimiento de este nuevo programa, API, no podamos seguir trabajando en pareja pedagógica junto a las y los maestros de grado porque nosotros, como docentes del programa, planificamos y damos las clases en pareja pedagógica. Sabemos que las aulas están superpobladas y una sola docente no es suficiente para atender la diversidad dentro del grado y acompañar a cada estudiante a su tiempo, tal como necesitan. Por eso, alertamos que este programa podría generar que tengamos que llegar a trabajar en más de una escuela en el mismo turno, lo cual sería una forma más de vulnerar y recortar en educación”.
  • En este debate hay que poner la lengua en contexto: por más que haya un intento de demostrar que aprender a leer y escribir es más bien una actividad individual, en la que nuestro cerebro interpreta grafemas y fonemas de forma aislada, estandarizada y mecánica, este aprendizaje está estrechamente relacionado con el contexto, que lejos de ser neutral e inmutable es político y cambiante. Por lo tanto, el aprendizaje también lo es.
  • En cada escuela todos los días se experimenta, se hacen pruebas, se crean y construyen propuestas. Son miles y miles de docentes que cotidianamente, como Antonella, Paula y Ailen, buscan caminos hacia la alfabetización, al aprendizaje, a nuevas experiencias de conocimiento. Y todo esto lo hacen sin tiempo real reconocido y remunerado, con escasos recursos y con una pobreza infantil que trepa al 54,2%. Reconocer este contexto allanaría gran parte del camino para que cambie la realidad.