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Red Internacional
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CÓRDOBA/MUNICIPALES. Algo suena en Córdoba… y no son campanas

El desgarrador relato de una trabajadora municipal ante un medio local debe darnos más fuerza para apoyar las diferentes luchas que se vienen llevado adelante en la provincia: municipales, choferes, trabajadores y trabajadoras de calls, comidas rápidas y aplicaciones. Todos los sectores unidos para torcerles el brazo al ajuste y los recortes.

Miércoles 1ro de julio de 2020 18:26

Hoy todas y todos los cordobeses nos conmocionamos ante la mujer que entre llantos le cuenta, al canal amigo y cómplice de las injurias y defenestración que están sufriendo las y los trabajadores municipales por parte del Gobierno municipal, su aviso de desvinculación de la Municipalidad de Córdoba.

Oír a esta mujer y su historia nos hace sentir que el nudo en la garganta que tenemos cada vez que escuchamos cómo tratan a las y los laburantes, se desate. Se desata con bronca, porque esta mujer, que es sostén de hogar, que es una trabajadora con condiciones de vida al borde de la pobreza, en la incertidumbre constante, basada en un contrato que el Estado decide si lo continúa o no, sin importar si de ese contrato depende comer, es la regla y no la excepción.
Contratos que muestran su cara perversa precarizando sus condiciones de vida.

Las y los trabajadores del Estado son atacados constantemente. Los estatales se han convertido desde hace años en los chivos expiatorios para que los ajustes, los recortes salariales y la precarización pasen a los sectores privados sin resistencia.

Los gobiernos de Schiaretti y Llaryora, junto a todo el PJ cordobés, quieren crear un espejo ficticio en la sociedad, quieren que los trabajadores municipales se vean en ese espejo como los grandes ganadores en el Estado, que se vean como hombres y mujeres que se han llenado los bolsillos en el Estado. Una mentira tan grande como los espejismos que el Gobierno nacional quiere hacernos ver con el decreto de prohibición de los despidos.

Rompiendo espejos

La realidad es otra. Las y los trabajadores municipales han sido vejados por años, pasan entre 10 a 15 años bajo contratos basura, y cuando pasan a planta permanente, sus ingresos apenas están en los valores de la canasta básica familiar.

No son Bugliotti, ni Minetti, ni Roggio, ni los sojeros, que han amasado sus fortunas a base de negociados con los diferentes gobiernos administradores del Estado municipal, provincial y nacional.

No son quienes han fugado millones de dólares a Panamá, tampoco son quienes han endeudado a la provincia en miles de millones de dólares, deuda que ahora quieren pagar quitándonos nuestros platos de sopa.

Son trabajadoras y trabajadores como ese hombre que entre lágrimas cuenta que es profesor de educación física, persona en riego ante el COVID-19, sostén de hogar con dos niñxs, que hace 8 años trabaja precarizado en la Secretaría de Deporte. O esa mujer, que entre llantos cuenta que es docente con un hijo en espera para ser trasplantado y que hoy son arrojados a la calle sin explicaciones, sin motivos, en un mensaje por CIDI (Ciudadano Digital).

O como las y los choferes del transporte público, que hoy han manifestado que se les adeuda desde marzo en horas extras y “hay gente trabajando por fuera del convenio, en negro (...) Se ha vencido el aguinaldo, se ha vencido el vale y ya no da para más".

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Se desata el nudo en la garganta, al grito de: ¡No a los despidos en las dependencias públicas, pase a planta permanente y basta de ajuste y recorte salarial!

Para esto es indispensable que todas y todos nos organicemos, demos impulso a nuestras demandas y reivindicaciones.

Desde el PTS estamos llevando adelante plenarios amplios y abiertos para construir ese espacio en el cual impongamos nuestras voces y unamos nuestras fuerzas.
Este sábado 4 de julio a las 16 horas continuemos la organización de las bases obreras, junto a las y los precarizados, despedidos y desocupados, e impongamos un paro provincial.