El jueves 20, en horas del medio día los ex trabajadores de la empresa Mirasal fueron informados del acuerdo en el que se establece el compromiso de ser absorbidos por las nuevas empresas adjudicadas a la explotación de gas.
Viernes 21 de diciembre de 2018
Los trabajadores despedidos de la empresa Mirasal S.A se movilizaron desde las 8 horas al centro de la ciudad a la espera de las tratativas que se realizaban en la ciudad de Cipolletti. Junto a sus familias y trabajadores desocupados de otra empresa terciarizada del petróleo se anoticiaban en horas del medio día del compromiso asumido por las nuevas empresas adjudicatarias de absorber a la totalidad de la planta laboral con la que contaba Mirasal.
De la reunión participaron representantes del Gobierno Provincial y municipal, de la empresa YPF, del sindicato de camioneros, de UOCRA, del sindicato de petroleros privados y representantes de las empresas Fricsa, Pecom, Feducci y Servipet, las nuevas adjudicatarias de la explotación del yacimiento de gas Estacion Fernandez Oro. En dicho acuerdo se establece que “los trabajadores pasaran a ser parte de la nomina de personal de las empresas de servicio en caso de que se efectivicen las adjudicaciones. En caso del traspaso de los puestos laborales, las indemnizaciones serán abonadas por la empresa Mirasal en solidaridad con YPF”.
Los gremios presentes además manifestaron mantener la paz social levantando las medidas de fuerza mientras se mantenga la mesa de diálogo. Rubén Belich, secretario general del sindicato de camiones, expreso en el palco levantado frente a la municipalidad que lo principal era el resguardo de la fuente laboral, la defensa de las pymes y que las negociaciones continuaran el 20 de enero momento en el que se volverán a reunir con las empresas.
Lo que omitió decir el sindicalista y la intendenta oficialista de Juntos Somos Rio Negro, que festejo el acuerdo, es que más de 30 familias, ex trabajadores de una contratista ligada al petróleo, no tuvieron respuestas frente al pedido de ser contemplados en el acuerdo por no estar afiliados a los gremios intervinientes. Así pasaron a sumarse a la lista de los cientos de desempleados que hay en la ciudad pese a que el gasoducto y la inversión de YPF prometían más empleo y beneficios para la ciudad.
Allen vio crecer su economía interna a raíz de la producción de gas, grandes empresas como Apache, Y-Sur y ahora YPF se hicieron con la concesión de la explotación de tight gas en la zona. Mirasal creció desde el 2011 como una empresa local, que “va a generar un efecto multiplicador” decía su fundador, Guillermo Rotondo, y que el año pasado registró -según fuentes empresariales- un boom de ventas por más de 500 millones de dólares, sin embargo, pese a cuantiosas ganancias declaradas lo que se fue multiplicando fueron las deudas, por ejemplo la AFIP denuncio que debía cerca de 180 millones de pesos por lo cual le embargo 70 millones a medidos de éste año.
Estas empresas adjudicatarias de la producción de gas, no solo usan a sus empleados como mano de obra descartable que se van pasando de empresa a empresa, sino que también son las responsables de los grandes derrames y explosiones que afectan el medio ambiente y condenan a las familias locales a convivir con los pozos en el patio de sus casas o beber agua con grandes porcentajes de contaminación. Y como señala el Observatorio Petrolero Sur, a los derrames y explosiones en Allen y en Loma Campana hay que sumar los accidentes laborales, que también se dispararon junto a los negocios.
El gobierno y los empresarios con la complicidad de las burocracias sindicales prometen a los trabajadores la continuidad de los puestos de trabajo pero quedar en una lista o "nomina" de la empresa no asegura que efectivamente todos vuelvan a trabajar después del 20 de enero. Porque mientras Macri se endeuda con el FMI y aplica sus recetas de ajuste en beneficio de unos pocos, a nivel nacional crece la pobreza llegando a un 33 % y el desempleo a un 9 %. Por eso sindicalizados o no, organizados o no lo que sí está asegurado es que la realidad que se viene en el país será complicada para las familias de los trabajadores.
Ellos van a asegurar sus ganancias antes que los puestos de trabajo, el medio ambiente, la salud o la educación. Evidentemente Christine Lagarde no solamente dirige al Gobierno sino también a las burocracias sindicales, que firman la paz social siendo cómplices de los empresarios. Le garantizan el blindaje con “comisiones antihuelgas”, como el acuerdo que firmo el secretario general de petroleros Guillermo Pereyra que siempre está dispuesto como buen burócrata, a entregar más conquistas laborales a cambio de cuantiosos beneficios y negocios.
Por eso frente a ellos y sus planes, la tarea y el desafío que tenemos el conjunto de los trabajadores es romper esos pactos y las divisiones que también imponen entre terciarizados o desocupados, potenciando la fuerza en las calles para imponer nuestras propias condiciones, dividir las horas de trabajo para generar puestos para todos con igual salario, porque que la plata está. Y también son los trabajadores junto a la comunidad y los sectores ambientalistas los que pueden desarrollar planes para que el medio ambiente y las condiciones de trabajo mejoren, encontrar formas equilibradas entre la extracción y la convivencia cotidiana para que el futuro sea nuestro y no del FMI y los capitalistas.