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Red Internacional
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Historia. Amelio Robles: resistencia trans en la Revolución Mexicana

Amelio Robles es el primer hombre transgénero del que se tiene registro oficial en México. Su vida, llena de anécdotas dentro y fuera del campo de batalla, ha sido reconstruida por historiadores, dramaturgos y periodistas, así como por activistas que ven en él una inspiración para la lucha cotidiana por alcanzar plenos derechos.

Nancy Cázares

Nancy Cázares @nancynan.cazares

Martes 30 de octubre de 2018

La historia de Amelio Robles es una de cientos de miles que nutrieron la insurrección, mayoritariamente campesina, que convulsionó a México entre 1910 y 1917. Destaca de entre todas ellas no sólo por los reconocimientos alcanzados por Robles como parte de las huestes revolucionarias, sino también por tratarse de un soldado que ingresó a la bola con trenzas y vestido. Amelio Robles es, quizás, el primer hombre trans que consiguió que su identidad y sus méritos fueran reconocidos de manera oficial por el gobierno mexicano.

Nacido en 1889 en Xochipala, Guerrero, Amelio se incorporó a las filas de la Revolución entre 1911 y 1913, aún con su antigua identidad. Fue a partir de este año que comenzaría su "transformación", según contó el mismo Amelio en una entrevista concedida al periodista Martin Gil en 1927.

¿Y qué sensación experimentó usted al encontrarse en plena aventura? - pregunta el reportero- la de ser completamente libre

El caso de Amelio Robles no debe confundirse con el travestismo estratégico. Mientras quienes por distintos motivos recurrían a la masculinización de su apariencia la abandonaban al finalizar su participación en el conflicto, Amelio construyó su imagen y mantuvo su identidad hasta el día de su muerte, acaecida en diciembre de 1984.

Distintos registros lo ubican en unos 70 asaltos armados, al frente de no menos de 300 soldados. Uno de los más importantes fue la batalla de Chilpancingo de 1914, que significó una victoria clave para el zapatismo en la región. Su desempeño en el campo de batalla le valió el grado de Coronel y, muchos años más tarde, el reconocimiento como veterano de la Revolución, Legionario de Honor del Ejército mexicano y una condecoración al Mérito revolucionario, ya en tiempos de la institucionalización del ejército como brazo armado del Estado mexicano.

Entre 1916 y 1918 Robles dejaría las fuerzas zapatistas, aunque no las armas. Hacia 1920 formó parte de las fuerzas del general obregonista Fortunato Maycotte y combatió las fuerzas de De la Huerta en 1924. Tras esta segunda etapa militar, Amelio Robles causó baja en el ejército para dedicarse al cultivo de la tierra en su natal Guerrero.

En 1934 se afilió al Partido Socialista de Guerrero y en 1945 fue nombrado delegado en su comunidad de la Liga Central de Comunidades Agrarias. Hacia 1948 obtuvo su afiliación a la Confederación Nacional de Veteranos de la Revolución. Investigaciones como la de Gabriela Cano ("Amelio Robles, andar de soldado viejo. Masculinidad (transgénero) en la Revolución Mexicana"), destacan que en todos estos documentos las fotos, nombre y firma de Amelio, aparecen siempre en masculino.

El reconocimiento oficial de la identidad de Amelio tuvo a su favor la relación con quien más tarde se convertiría en gobernador de Guerrero, Adrián Castrejón; con el gobernador de Morelos, Rodolfo López de Nava Baltierra; así como de otros de sus ex compañeros de armas que se dispusieron a recomendar su ingreso a la Legión de Honor de la Secretaría de la Defensa Nacional. Si bien la Sedena reconoció a Amelio como Veterano, no fue así con su grado de coronel y le negó el acceso a una pensión militar.

A esta actitud estatal de reconocimiento meramente formal de la identidad de Amelio, que lejos estuvo de garantizarle acceso pleno a sus derechos, se suma un entorno social y familiar al que aparentemente Robles había logrado integrarse, pero que reservó para él distintos episodios de violencia. Así, él mismo narró haber sobrevivido al ataque de dos sujetos que lo asaltaron "para descubrir su secreto". Al término de su "aventura" revolucionaria tuvo que pasar algunos años fuera de su natal Xochipala debido a la hostilidad en su contra. Encarcelado en dos ocasiones, Robles enfrentó un sistema penitenciario que no consideraba su identidad y que a cien años de distancia sigue exponiendo a los presos y presas transexuales a una doble condena.

Unido a su pareja Ángela Torres, Amelio Robles adoptó y crió a Regula Robles Torres.

Lo que Gabriela Cano llama "censura de la masculinidad" de Amelio Robles incluye ser hoy en día considerado dentro de la abstracción oficial de "la mujer revolucionaria" y que la escuela y Casa Museo de su pueblo natal, que deberían ser un instrumento de memoria social, se refieran a él en femenino. La "demolición temporal del pudor" que trajo consigo la Revolución, referida por Cano, si bien abrió la extraordinaria oportunidad de visibilidad para unos cuantos en determinados espacios, poco pudo hacer contra la concepción decimonónica (cisheteronormativa) de las categorías hombre y mujer. En esta ruta es que las identidades y sexualidades marginales se han visto invisibilizadas o, como en el caso de Robles, sometidas a la contradicción de ser reconocidos -no sin cierta condescendencia- y al mismo tiempo ignorados.

No hay registro de la forma en la que Amelio Robles pensaba lo que llamó "su transformación", con los recursos y debates culturales a su alcance en un aislado poblado rural mexicano. A 108 años del estallido de la Revolución mexicana, la importancia de recordar su nombre no responde a la tendencia institucional de despolitizar el estudio de distintos momentos de nuestra Historia por medio de la idealización de personajes y situaciones. Tampoco busca dejar la impresión de que con Robles comenzaron a existir las personas trans en México, aunque sí constituye un registro importante en particular para los hombres trans.

Recordar vidas como la de Robles es un ejercicio de visibilización que invita a debatir la realidad de las condiciones de vida de una identidad de género poco o superficialmente conocida y que representa una de las más golpeadas por la discriminación, la desigualdad y la violencia. Un sector de la población que corre alto riesgo de no sobrevivir más de 35 años y que, históricamente, ha encabezado las luchas por los derechos LGBTI+ no sólo en Stonewall, sino también en América Latina.

Para más detalles sobre la vida de Amelio Robles está disponible en YouTube un documental hecho por el activista trans Mario Sánchez Pérez, quien visitó Xochipala y se entrevistó con familiares del revolucionario: