La presión extrema y el drama son la marca del magnate devenido en presidente de Estados Unidos. Tras la tensión de este miércoles, con la amenaza de firmar orden ejecutiva para salir del TLCAN, Trump dio marcha atrás.
Jueves 27 de abril de 2017 03:30
Al fin de este miércoles, Trump mantuvo una plática telefónica con el presidente de México y con el primer ministro de Canadá, en la que acordó no dejar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “por ahora”. Esto a cambio de que se pise el acelerador para el inicio de las negociaciones.
Una brasa caliente en la mano. Eso se tornó la “filtración” del círculo de Trump sobre la firma de una orden ejecutiva para que EE.UU. saliera del TLCAN. El peso mexicano y la Bolsa Mexicana de Valores acusaron el golpe.
Sin embargo, luego del anuncio de que EE.UU. se mantendrá en el tratado, el peso se recuperó frente al dólar 20 centavos. A las 21:31 horas, la divisa estadounidense se cotizaba en 19.22 pesos mexicanos, y bajó a 18.99 para las 21:54. En la apertura de la sesión en Asia-Pacífico avanzaba más de un 1% después de que Trump volviese al punto de partida: el TLCAN se renegociará, sí, pero de momento no corre riesgo de cancelación como los inversores temían. El dólar canadiense también recuperaba poco más de medio punto porcentual.
La sucesión de marchas y contramarchas arroja luz sobre las divisiones internas en el gabinete estadounidense, así como en la imprevisibilidad de Trump. El borrador del decreto de la ruptura del acuerdo, impulsado por Steve Bannon, el estratega político del presidente estadounidense, y Peter Navarro, quien aboga por medidas proteccionistas, se enfrentó con los intereses del secretario de Comercio, Wilbur Ross, quien encabeza la preparación de las renegociaciones, en la que él mismo tiene intereses personales, como propietario de trasnacionales que operan en territorio mexicano.
Parece haberse alejado la amenaza del 35% de aranceles sobre los productos fabricados en México. Pero apenas la semana pasada, Trump volvió a la carga con las amenazas de abandonar la negociación si no conseguía un acuerdo que fuera justo para EE UU.
Numerosos analistas alertaron que, de darse la ruptura, se verían perjudicadas empresas de los tres países. Según declaraciones de Alicia Bárcena, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe: “Mientras Europa se integra al 63 por ciento nosotros estamos al 16 por ciento y obviamente el TLCAN está en 50%, por eso es la preocupación de que si Estados Unidos se sale del TLCAN, eso implica grandes pérdidas para Canadá, para Estados Unidos y para México, porque hay un 50% de los productos que se cambian y se exportan, que se venden entre estos tres países, por eso es tan delicado”.
Por su parte, Peña Nieto mantiene su política servil en la relación con la administración estadounidense. Está dispuesto a avanzar en la entrega de los recursos del país con la inclusión de nuevas cláusulas en el TLCAN que incluyan el rubro energético, así como telecomunicaciones y comercio electrónico, junto con el aumento de las reglas de origen -la proporción de insumos estadounidenses utilizados para producir bienes de exportación.
Es claro que cualquier renegociación -cuyo norte es beneficiar a las trasnacionales estadounidenses- irá en detrimento de las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora y los sectores populares de la región. Contra la unidad de las trasnacionales y los poderosos, es necesario forjar la unidad de los abajo, que inicie con la lucha contra las deportaciones de migrantes, el muro de Trump, por plenos derechos para todos los migrantes y por el libre tránsito a través de la frontera.