Subió una foto en su red social tratando de vagos a quienes duermen en la calle. Tuvo que retirar la publicación luego de recibir gran cantidad de críticas.
Miércoles 13 de marzo de 2019 15:30
Foto ilustrativa
Repudiable. Esa fue la primera impresión que generó en muchas y muchos mendocinos la opinión expresada en un tweet por el periodista Ricardo Montacuto, refiriéndose a las personas que viven en situación de calle.
"Si alguien necesita cosechadores tratar aquí", escribió el periodista que además le sacó una fotografía a la persona que dormía en la vereda para acompañar su publicación. El remate del tweet decía "Pero más tarde, recién son las 8 AM". Los comentarios en contra de la estigmatización y el contenido reaccionario del posteo en la red social no tardaron en llegar, y el periodista se vio obligado a bajar su tweet y esbozar un pedido de disculpas, que tampoco conformó demasiado.
Bueno... pido disculpas... mucha gente se ha ofendido con la foto de situación de calle.
— Ricardo Montacuto (@montacuto) 13 de marzo de 2019
Repudio de la Fundación Puente Vincular
@montacuto pic.twitter.com/SW12Kbhn7K
— Rodrigo Favre (@RodrigoFavre) 13 de marzo de 2019
La pobreza tiene responsables
La denigración hacia quienes viven en la pobreza no es nueva. La demonización y la estigmatización contra quienes casi nada tienen, es un recurso utilizado hasta el cansancio por gobiernos y formadores de opinión que, en una sociedad cada vez más desigual, se montan en expresiones como la del periodista mendocino con el fin de alimentar el odio de un sector de la población contra trabajadores desocupados, pobres e indigentes, generando un sentido común acusador que los ubica como los responsables de su propia situación, y también de otros males. "Esa gente vive en la calle porque quiere", se escuchó decir en el programa radial que conduce el periodista autor del tweet.
Un ejemplo extremo del odio que se esconde detrás de esta ideología sucedió hace dos años en pleno centro de la Capital mendocina, cuando un grupo de agresores prendió fuego durante la madrugada a una persona que dormía en la calle.
Podes leer: Brutal ataque: prenden fuego a un indigente en Mendoza
Lo que no se quiere decir cuando se acusa a los abandonados de su estado de abandono es, justamente, quienes son los verdaderos responsables de que miles de mendocinos en este caso, ni siquiera tengan un techo.
El Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) reconocía en 2017 que el déficit habitacional era de 65 mil viviendas, mientras que en 2018 la falta de casas trepó a 80 mil. Esto, sin mencionar los asentamientos que crecen en los márgenes del Gran Mendoza donde cada vez son más las familias que viven hacinadas y en condiciones de extrema precariedad.
Por otro lado, el año pasado el INDEC registró más de 263 mil pobres y 35.809 indigentes solamente en el Gran Mendoza, destacando un aumento de la indigencia según los registros de los últimos años. Es decir, cada vez son más las y los mendocinos a quienes no les alcanza para comer, para vestirse y para cubrir las necesidades básicas.
Y si pensamos en la juventud, el Ministerio de Producción y Trabajo de Nación reveló que, al cierre de 2018, el 15,8% de la población de 18 a 24 años no estudia, ni trabaja, ni busca trabajo. Mientras que la enorme mayoría que accede a un empleo lo hace en condiciones completamente irregulares, sin ningún tipo de derecho laboral.
¿Son cada uno de estos jóvenes, desocupados y pobres responsables de no tener derechos, acceso a la salud, al empleo en blanco, a la vivienda? Definitivamente no. Pero es más "fácil" acusar de vagos a quienes duermen en la calle que cuestionar seriamente cómo generan sus ganancias los empresarios bodegueros, por ejemplo, que cuentan con un ejército de trabajadores rurales que cosechan de sol a sol por salarios de miseria. O los dueños de las fincas, donde en más de una oportunidad se encontró a decenas de familias en condiciones de esclavitud, viviendo en galpones sin contar ni siquiera con un baño. O los empresarios del turismo o la gastronomía, que son los dueños del tiempo de miles de jóvenes de la provincia que trabajan en negro, por temporadas, en completa inestabilidad.
Y esto es posible también gracias a las políticas de quienes gobiernan hace 35 años la provincia, que se han turnado para beneficiar cada vez más a los empresarios a costa de una degradación mayor en las condiciones de vida de miles de trabajadores y jóvenes.
En tiempos de crisis y FMI, será recurrente escuchar discursos donde “todos somos responsables de las pérdidas y las miserias”, pero ya es hora de invertir la fórmula y empezar a hablar de socializar las ganancias para quienes las producen. Y que esta vez la crisis la paguen quienes la generan, los capitalistas.