El ministro de Modernización de la Nación designado por el presidente Macri gestionó durante 5 años en el GCBA como un gerente de empresa y sostuvo la precarización de cientos de trabajadores.
Sábado 19 de diciembre de 2015
Fotografía: wikimedia
Economista de la Universidad Católica Argentina, tuvo cargos en diversas empresas de la familia Macri (Sideco S.A. y Correo Argentino –durante la concesión del mismo a la Sociedad Macri –SOCMA-). Posteriormente fue encargado del marketing del Club Boca Juniors. Hombre de confianza del ingeniero de barrio parque, fue designado en 2010 como Secretario de Recursos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires y al año siguiente como Ministro de Modernización de la ciudad. La cartera de Modernización se encarga de la administración del personal del GCBA así como también de realizar proyectos a los fines de “modernizar” la ciudad tanto a nivel infraestructura como en el área informática.
Este CEO del riñón PRO, que durante su gestión como Subsecretario de Gestión Económico Financiera y Administración de Recursos del Ministerio de Educación de la ciudad (año 2007), estuvo sospechado de ser quien contrató al espía Ciro James en la causa por escuchas ilegales [1]. Causa en la cual se denunció el espionaje a través de una asociación ilícita (ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios, el ex agente de la Policía Federal, Ciro James y el ex ministro de Educación de la CABA, Mariano Narodowski) en la cual se habrían intervenido los teléfonos de familiares de víctimas del atentado a la AMIA (Sergio Burstein) y a familiares del propio Mauricio Macri (su cuñado, Daniel Leonardo).
Fue así que llevó a cabo su política de contratación de “mano de obra barata” desde la Secretaría de RR.HH. y el Ministerio de Modernización (órganos encargados de la contratación de personal así como también la efectivización de los pases de los trabajadores a la planta transitoria y a la permanente), convirtiendo al GCBA en una pseudoempresa esclavista en la que perpetró la precarización y avaló el abuso laboral de miles de trabajadores. Que con la excusa de “no contar con presupuesto”, sostuvo por ejemplo durante el año 2010, salarios que oscilaron entre los $ 720 (en su mayoría contratos de pasantías, con un solamente un aumento al año del 10 %) y los $ 3.000 (acá hay que mencionar que los sueldos de cada contratado son establecidos “a dedo” por cada repartición no existiendo correlación con principios tales como “igual remuneración por igual tarea”). Sostuvo sueldos miserables, falta de representación sindical, atentando contra la estabilidad laboral, las condiciones de trabajo, las bajas de contratos injustificadas, entre otros atropellos.
Esta política fue implementada, a través de contratos precarios y de la subcontratación con empresas que tercerizan servicios, tareas como la limpieza de aceras y parques o poda de árboles, pasaron a esta modalidad. Recientemente por estos manejos, funcionarios macristas –entre ellos, el flamante Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta- y el ex candidato a diputado Fernando Niembro fueron denunciados por presunto lavado de dinero de una empresa contratista del GCBA por un “vuelto” de 20 millones de pesos.
Los contratados con la modalidad de pasantías y locaciones de servicios (contratos en los que se omiten por ejemplo la regulación de las vacaciones –derecho básico de todo trabajador- o en los que contienen cláusulas falaces y abusivas tales como “…el trabajador declara que su desempeño es independiente y por cuenta propia…” cuando las tareas realizadas no son independientes, sino en una clara relación de dependencia con la Administración del GCBA) están sometidos a todas las obligaciones de cualquier empleado público “en blanco” pero sin las garantías reconocidas legalmente.
La implementación de la política de empresa “marca PRO”, no sería posible sin la complicidad de la burocracia sindical. Representada por el “eterno” Secretario General de SUTECBA (Sindicato de Trabajadores de la Ciudad), Amadeo Genta, que fue denunciado por haber colaborado con la última dictadura militar, durante la intendencia del represor Osvaldo Cacciatore, lleva más de 40 años al frente del sindicato. Otro sindicalista millonario que se arroga la representación de los trabajadores estatales porteños –junto con el gremio kirchnerista UPCN-, es cómplice de los abusos de la Administración y está en contra de cualquier protesta que no sea en el marco de sus “negociaciones” con la cúpula gubernamental.
Tal es así, que cuando se dieron de baja decenas de contratos dejando en la calle y sin trabajo a decenas de laburantes, en muchos casos cobrando sueldos miserables, el sindicato de Genta no apareció; no sólo se borró si no que convalidó dicha medida, o como cuando por la supuesta falta de presupuesto la Administración declaraba que daría de baja contratos -y pasantías-, la realidad mostraba que se multiplicaban las gerencias, las direcciones generales y las jefaturas, todos cargos con sueldos de millonario, para los funcionarios pro de turno. Situación que a pocos días de asumido el nuevo gobierno queda claro que se va profundizar y solo los trabajadores organizados podemos ponerle freno.
La precarización “made in” Ibarra tuvo como elementos principales: la consolidación de la Administración Pública como “gerente de empresa”, la contratación sostenida en el tiempo bajo condiciones abusivas (supresión de derechos básicos, bajos salarios, etc.), los despidos encubiertos y abiertos y la complicidad de un sindicalismo aliado a los intereses del poder económico. Ante el nuevo escenario dejar al desnudo los prontuarios de estos personajes que están descargando el ajuste contra los trabajadores, refuerzan la necesidad de prepararse para resistir.
[1] Ver: Página/12, “Indagatoria para Ibarra” 03/08/10 y “El día en que Macri quedó procesado” 15/5/10.