Ayer, el gobierno de la provincia de Buenos Aires presentó al nuevo director nacional de salud mental, Andrew Blake, promotor la mercantilización del sector desde el paradigma de las neurociencias. Entrevistamos a integrantes del Movimiento por la desmanicomialización en Romero.
Sábado 12 de noviembre de 2016
La conferencia de prensa en la cual el gobierno María Eugenia Vidal presentó al nuevo director nacional de salud mental Andrew Blake, promotor del paradigma de las neurociencias y la mercantilización de la salud mental, no transcurrió normalmente. En el lugar se organizó un repudio del que participaron trabajadores de ATE, el colegio de psicólogos, usuarios y el Movimiento por la desmanicomialización en Romero. Entrevistamos a dos de los integrantes de dicho movimiento.
¿Qué es lo que los convoca hoy alrededor de la casa de gobierno?
Lucas: Lo que nos convoca es la necesidad de salir a repudiar al nuevo director nacional de salud mental, que pertenece al sector médico privado, completamente funcional a esos intereses y que hoy por hoy está a cargo de la gestión de la salud mental pública. En ese ámbito, si bien la ley (sancionada en 2010) presenta muchos avances en materia de derecho de las personas internadas y con algún padecimiento mental, la realidad es que el sujeto que está a cargo de hacer cumplir la ley es un clarísimo detractor de la misma. En lo que va de su gestión ya promovió el cierre de los pocos dispositivos intermedios que se habían creado para posibilitar el cumplimiento de la ley, el ampliamiento de derechos y el tratamiento en hospitales como prevé la ley. En este sentido busca reforzar el sistema manicomial inclusive desde su perspectiva médica biologicista. Totalmente respondiendo a los intereses de la industria farmacéutica, lo que busca es abrirle las puertas para que intervengan dentro de los monovalentes, a los que pretende reducir a centros de investigación neurocientífica. Sobre eso también existe un vaciamiento y detención de cualquier avance en la ley como significaba la resolución 1484, que plantea condiciones mínimas de los monovalentes a fin de este año, resolución que Blake derogó. Hoy por hoy, lo tenemos creando una comisión de manera arbitraria y autoritaria, en la que hace lobby con distintos sectores médicos privados y públicos, reduciendo y excluyendo a muchos profesionales, como trabajadores sociales o psicólogos. Este sujeto va en vías de destruir lo poco que se ha logrado en materia de salud mental y ponerlo al servicio del sector privado, como toda la lógica de esta gestión actual.
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Colo: Estamos volviendo al manicomio en vez de estar saliendo. Seguimos hablando de la ley como sostén de todo esto, no porque creamos que en la ley se resume todo, porque hay un montón de prácticas que la gestión anterior tampoco estaba validando, pero hoy creemos que es una coyuntura en la que es necesario salir a defenderla porque es un piso del que no podemos bajar, de ahí tenemos que ir para arriba. Estas medidas van saliendo con cierta periodicidad, porque no pueden destruir la ley de un día para el otro, para volver a la monovalencia, y de a poco ir hacia un polo de neurociencias en diversos hospitales psiquiátricos. Es como ir para atrás en la política que, en términos discursivos al menos, pretendía territorializar la salud comunitaria, llevarla a la comunidad. Estamos volviendo a la lógica de reforzar las grandes instituciones de encierro. Hoy lo está encarnando él, pero entendemos que el aparato es grande y permite que un tipo como este quede al frente.
¿Por qué creen que este paradigma neurocientífico se lleva tan bien con el macrismo?
Lucas: Fundamentalmente los manicomios para los únicos sectores que han representado siempre un negocio es para las farmacéuticas privadas, que los utilizan para la experimentación de nuevos medicamentos, con el aval del sector médico. La ley lo que plantea es una atención interdisciplinaria, considera las múltiples dimensiones de un padecer subjetivo, y busca emitir una mirada integral. Esa es la lucha que hay que dar para brindar una atención que considere a las personas con padecimiento mental como sujetos de derecho.
Colo: Esto además va en consonancia con la política neoliberal a nivel general, la lógica de la eficiencia. También está la figura de Facundo Manes, que ahora es candidato de Cambiemos, quien ha tomado relevancia como representante de lógica de la neurociencia, que intenta volver a la mirada biologicista, que no incorpora a las otras disciplinas, que venían a decir que el sujeto tiene muchas dimensiones. Estos personajes, con la relevancia que tienen, el lugar que se les da, de a poco van calando en cierto discurso previo que venía a reivindicar al sujeto como sujeto de derecho, y además lo que implicaba garantizar un montón de otros derechos que por ahí no tienen que ver directamente con la atención en salud mental, como el derecho a la vivienda, al trabajo. Entonces, si entendemos que el gobierno está arrasando con todo eso a nivel general, en salud mental necesita recortar esa mirada compleja, integral. Es funcional a los intereses que ellos están representando.
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Lucas: Para hacer un paneo de la situación, hay que decir que los manicomios de todo el país son pozos ciegos, lugares de depósito de personas en las cuales se vulneran sistemáticamente todos los derechos, en donde abundan la sobremedicación, los malos tratos, en donde se cortan los lazos con el afuera totalmente y se vive en pésimas condiciones tanto edilicias como de posibilidades de generar propuestas salutógenas. Directamente son un tacho de basura de la sociedad. Hoy tenemos una dirección que busca fortalecer los manicomios, reducir el presupuesto en salud mental, los dispositivos alternativos, todo aquello que vaya en vías de una implementación de la ley, y en contracara abrirle la puerta del sector público a los negociados privados, legitimados desde la figura del médico: bajo el lema de modernizar está el ampliar el mercado de las farmacéuticas y de sectores allegados que buscan lucrar con la salud mental de las personas.
En este contexto de ataque severo a la salud mental y disputa frente a los avances que comentan haber logrado, ¿cual es la perspectiva, u cuáles los objetivos que ustedes se plantean?
Colo: Venimos del mes de la salud mental en octubre, en donde se realizaron actividades de todo tipo, que en este contexto se vuelven mucho mas importantes, y encontrarnos con organizaciones que solemos encontrarnos y con otras que no. Esto nos hizo debatir y pensar nuestra implicancia, las consignas, y adecuarnos a este nuevo contexto. Venimos de una mirada donde no llevábamos la ley como biblia, porque muchísimas de las cosas que planteaba y su reglamentación no se estaban cumpliendo, pero entendíamos que la disputa se daba desde otro lado. Hoy adquiere otra relevancia hablar de defender la ley y lo que está ahí adentro pero porque nosotros defendemos los derechos de las personas, en nuestro territorio vemos todos los días las mismas vulneraciones que hace un año, dos tres. A raíz de la denuncia que habíamos hecho los últimos años en conjunto de organismos de derechos humanos observando, las gestiones se vieron obligadas a tomar determinadas medidas que fueran en pos de la transformación.
El desafío de las organizaciones es reacomodarnos en este contexto, las medidas van teniendo otro alcance, por eso estamos en comunicación con gente del Borda y de otros lados. Pero también hay que pensar el desafío, dentro de la trama social, cuales son los sectores que garantizan que esto sea posible: el sector médico hegemónico, la farmacéutica, que están entramados con el poder político, tenemos que ver qué rol nos cabe a las organizaciones y a la sociedad en general. Uno de ellos es instalar el debate, somos aun pocos y tenemos que ser más y unificarnos.