El gobierno busca penalizar el mercado negro de divisas que se comercializa en las “cuevas cambiarias”. También definió “investigar” las operaciones en las que se concentra el grueso del negocio de divisas, que los grandes bancos y sociedades de bolsa realizan legalmente, operando además para los grandes importadores y filiales de empresas multinacionales.
Martes 30 de septiembre de 2014
La creciente brecha entre el dólar oficial y el dólar blue viene siendo una de las principales preocupaciones del gobierno que se propone reformar la Ley Penal Cambiaria para penalizar la compra/venta de divisas en el mercado negro. La iniciativa de la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC) consiste en modificar la tipificación del delito llevándolo al ámbito de lo “correccional” para que las llamadas fuerzas públicas (Gendarmería Nacional) puedan intervenir sin necesidad de autorización previa por parte de los organismos públicos que actualmente ordenan los procedimientos.
El dólar blue es el que ofrecen los “arbolitos” en pleno centro porteño y que se comercializa en forma ilegal en las “cuevas”. De acuerdo al Jefe de Procelac, Carlos Gonella, se ha detectado la complicidad de funcionarios del BCRA con estas “cuevas financieras” a las que se las ponían en aviso de los allanamientos ordenados para desbaratarlas. Pero el dólar blue es el dólar que se comercializa en el mercado minorista y es dudoso que sea este el principal vehículo de la especulación de los grandes bancos y entidades financieras, aunque les genera jugosos negocios que se suman a otras operaciones.
Existen dos vías adicionales de fuga hacia el dólar a las que no cualquiera puede acceder. Se trata del “dólar bolsa” (o dólar MEP) y el “contado con liqui”. En el primer caso, consiste en la compra bonos argentinos en pesos y su liquidación en dólares. En el segundo caso se trata de la compra/venta de títulos públicos o acciones que cotizan en el exterior. Los dólares quedan depositados fuera del país y pueden ser retirados por ventanilla o en países con cajeros en dólares (por ejemplo, Uruguay) y reingresados nuevamente al país. Una forma de especulación que seguramente mueve volúmenes de dinero mucho más significativos que las “cuevas” y “arbolitos” del mercado minorista, y que sin embargo es una forma de especulación legal, ya que se trata de los bonos que el propio Estado argentino lanza al mercado para financiarse. Esto está dando lugar a una bicicleta financiera con ganancias crecientes para los grandes especuladores institucionales.
La brecha entre el dólar oficial (8,45 pesos) y el dólar blue (%15,6) es del 84%. Para el comienzo de esta semana el “dólar bolsa” y el “contado con liqui” cotizaban a 15,3 y 14,96 pesos respectivamente (muy cerca del dólar blue).
Esta semana, Alejandro Vanoli, presidente de la Comisión Nacional de Valores, se reunió con los representantes de las principales sociedades de bolsa y tras aclarar que estas operaciones son legales y están reglamentadas, manifestó que algunos bancos “o están haciendo un mal uso del contado con liquidación o tienen alguna intencionalidad política” (El cronista), y manifestó que desde la CNV pondrán una lupa sobre las operaciones de “contado con liqui”.
Pero detrás de los bancos y sociedades de bolsa también está la Cámara de Importadores y las filiales de empresas extranjeras que necesitan de la divisa norteamericana para saldar sus importaciones y deudas con las casas matrices. La semana pasada la Cámara de Importadores denunció tras una reunión con representantes del Ministerio de Economía que desde el gobierno les habrían sugerido que los dólares los consiguieran en el mercado paralelo.
Pero la amenaza duró lo que dura un suspiro. A partir de esta semana, el BCRA se comprometió a acelerar el desembolso de divisas al tipo de cambio oficial con la colaboración del Ministerio de Economía que viene aprobando en tiempo record las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación). De esta manera las pérdidas de reservas en los últimos días alcanzaron los 225 millones de dólares.
La fuga hacia el dólar no parece que vaya a detenerse con estas medidas. La caída internacional en los precios de los granos promete, incluso, presiones devaluatorias más fuertes. Lejos de combatir la especulación el gobierno la fomenta, oscilando entre tibias medidas de control a la fuga divisas, devaluación por etapas, y enormes beneficios para la especulación con bonos argentinos. Su apuesta en lo inmediato es el acceso a un nuevo ciclo de endeudamiento con los organismos internacionales para aliviar las presiones inmediatas.
A pesar del discurso oficial que empezó a diferenciar entre el “endeudamiento productivo” y el “endeudamiento especulativo”, cada vez es más claro que es a los grandes bancos y entidades financieras a quien viene cediendo y a quien busca compensar con nuevos flujos de divisas.
En este marco, los operativos con Gendarmería y AFIP para desbaratar las “cuevas cambiarias” o detener a los “arbolitos” que ofrecen “cambio” en calle florida parecen más bien una jugada impotente para frenar a los grandes especuladores.