En medio de la pandemia, las autoridades universitarias convocaron a una sesión de Colegio Académico, para plantear y aprobar el Proyecto Emergente de Enseñanza Remota, apenas con 40 votos a favor.
Viernes 22 de mayo de 2020
El 11 de mayo inició el trimestre en línea aprobado por el Colegio Académico, desde las primeras clases, académicos y estudiantes corroboraron las enormes limitantes que imponen las clases a distancia, una situación que se venía advirtiendo previo al inicio del trimestre.
Esta situación ha implicado un avance en la precariedad laboral de los académicos, a los que se les imponen jornadas sin un horario establecido, pruebas que acrediten los avances de los estudiantes, preparación de clases, evaluaciones y enfrentarse a programas y clases virtuales que complejizan la enseñanza y el despido de cien académicos temporales.
El Proyecto Emergente de Enseñanza Remota fue propuesto a la par de la reunión de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) donde los rectores universitarios junto a la Secretaría de Educación Pública decretaron la continuidad de los semestres o trimestres en medio de la pandemia.
Los académicos de la UAM impulsaron un pliego de firmas contra la aprobación del PEER y para el Consejo Académico llegaron con más de 800 firmas, sin embargo, el PEER se aprobó con apenas 40 votos a favor. Esta situación nos hace cuestionarnos si la manera en la que se toman las decisiones en nuestra casa de estudios es verdaderamente democrática.
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¿Antidemocracia en la UAM?
Las principales decisiones en la UAM son tomadas en el Colegio Académico, según las autoridades “El Colegio Académico, órgano constituido por representantes de todos los sectores de la UAM, rige la vida institucional de la Universidad mediante la facultad exclusiva de expedir los reglamentos, normas y disposiciones de aplicación general para el buen funcionamiento académico, técnico y administrativo de la Institución”.
Pero este órgano tiene un carácter profundamente antidemocrático: el presidente es el rector, que es designado por “nueve personas honorables, de prestigio y competencia profesional”, que son elegidas por el Colegio Académico, presidido por el rector.
Las autoridades cuentan con 21 miembros del Colegio Académico: el secretario general de la universidad, los rectores por unidad (5) y los directores de divisiones por unidad (15).
El sector académico tiene 30 miembros, que “representan” a 3 mil 655 académicos y que, rescatando a la minoría de académicos democráticos, el resto son académicos allegados a las autoridades.
Por su parte, el sector administrativo tiene apenas dos miembros por unidad (10), que representan a 4 mil 243 trabajadores y el sector estudiantil que tiene 30 miembros de una comunidad de 55 mil 811 estudiantes de licenciatura y 3 mil 894 de posgrado.
Es por esta razón que pese a la negativa de un gran número de académicos, las clases a distancia se aprobaron sin mayor discusión. Las autoridades pasaron de ignorar derechos laborales elementales a ignorar una pandemia mundial, esta ceguera voluntaria se intentó justificar mediante una ”encuesta” para saber las condiciones económicas y sociales de los estudiantes y el reparto de 4 mil 324 tablets, que apenas cubren al 7.2% de la comunidad estudiantil.
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Por la democratización de la universidad
Las autoridades nuevamente llaman a sesión del Colegio Académico para el lunes 25 de mayo, el segundo punto de la orden del día es el ajuste al presupuesto anual. No hay claridad sobre qué propondrán las autoridades, pero en el marco de la crisis económica actual, donde la SEP anunció que no habrá partida presupuestaria para el rescate de las once universidades, es probable que la sesión del consejo plantee un recorte al presupuesto.
Nosotros consideramos que si el Colegio Académico sesiona, el primer punto debería de ser la situación de los cien académicos temporales despedidos, no puede haber una sola familia en la calle en medio de la pandemia. En segundo lugar deberían cancelarse las clases en línea, ya se demostró que de continuar el trimestre, será un aprendizaje formal para miles de estudiantes y se va excluir a un porcentaje muy importe del acceso a sus clases.
Esta situación completamente adversa para la comunidad universitaria tiene que llevarnos a reflexionar el profundo carácter antidemocrático del Colegio Académico. Por ello proponemos avanzar en la democratización de la universidad, para exigir que el rector y todos los directivos, sean elegidos mediante el voto universal, para que los mismos rindan cuentas al conjunto de la comunidad estudiantil y no a una junta de “honorables”.
Pero esto debería ser el primer paso para profundizar la organización de la comunidad universitaria, debemos de ser conscientes que la máxima democracia para la toma de decisiones solo puede emerger de un gobierno tripartito, integrado por académicos, administrativos y con mayoría estudiantil.
En momentos de una dura crisis económica y sanitaria, la democratización de la toma de decisiones es fundamental para decidir qué rol puede jugar la universidad en medio de la pandemia. Esto va desde garantizar derechos laborales, una educación que tenga como objetivo el aprendizaje y la resolución de los grandes problemas del país y, en medio de la pandemia, el aporte mediante investigaciones, elaboraciones de alcohol gel y caretas para el sector salud, hasta la capacitación para atender casos de covid, de los estudiantes de medicina de últimos trimestres, para fortalecer el sector salud.
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