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Red Internacional
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"Camarín". Antofagasta: Ludo teatro exhibe una mirada a la diversidad en los 70s y en la actualidad

Con exitosas funciones se presentó la obra “Camarín” de la Compañía Ludo Teatro el viernes 30 de junio y sábado 1 de julio en la Casa Cultural Socialista Desierto Rojo. Con el espacio repleto de jóvenes, trabajadores, mujeres, tercera edad y familias completas, esta obra que retrata la vivencia de la diversidad sexual durante los 70s en Chile, fue aplaudida profundamente por todo el público presente.

Lunes 3 de julio de 2023

Con boleros en vivo y garzones repartiendo “chupitos” de vino, y al coro de “Porque una casa de putas sin maricones, no es casa de putas” comenzó Camarín. Con una puesta en escena que te lleva a los años 70’s, la compañía Ludo Teatro logró cautivar a los asistentes.

Mona, Lorena y Salomé son 3 mujeres travestis que trabajan en La Boité de “La Vicky”, una travesti mayor que es dueña del espacio y se encarga del lugar junto a Gloria, mujer lesbiana que atiende el bar de la Boité. De día funciona como Hostal como una fachada para evitar los desalojos por parte de la policía.

Juntas, reciben a la “Polilla”, un joven de la disidencia que aún no trabaja como travesti en La Boité, sino que realiza aseo y está recién conociendo este mundo. Todas, cuentan sus historias y cómo llegaron hasta donde la Vicky. Entre amores y desamores, entre discriminación y violencia en la calle y en sus casas, en la Boité encontraron un espacio donde ser ellas mismas. Se pelean y se garabatean, pero al final del día, se dan apoyo las unas a las otras.

De izquierda a derecha: La "Polilla", La Mona, Salomé y Lorena. Al fondo, "La Vicky" y Gloria.

Retratan la violencia de vivir en un mundo de prostitución en los años 70’s. Cuentan la historia de cómo diversas mujeres travestis fueron encontradas asesinadas, de cómo la policía las detenía y las llevaban al patio de la comisaría para mojarlas, “haber si se les quita lo maricón”. A pesar de la profundidad y la dureza de los relatos, la Compañía Ludo Teatro logra sacar risas entre el público de forma constante.

"¿Tú cuando me mirai, veí a una mujer?" Le pregunta Lorena a Polilla. Afuera de la Boité, cuenta que cuando le piden el carnet y ven que su nombre es Lorenzo, la cosa cambia.

El clímax de la obra ocurre cuando comienzan a allanar diversas botillerías y rubros afines. Con el miedo de que las allane la policía en medio de un contexto de polarización e intentos de Golpe al Gobierno de Salvador Allende, las chicas siguen trabajando.

Entrevistamos a Claudio Sibila Carreño, Director de la Compañía Ludo Teatro para que nos contara más sobre la obra.

¿Cómo nace “Camarín”? ¿Qué la inspira?

Claudio: Más que una inspiración, fue una necesidad colectiva de hablar de temáticas que seguían ocurriendo en la comunidad. Ocurrieron sucesos durante la creación de Camarín, donde se quemó una compañera en Valparaíso a lo bonzo, asesinaron personas en Tocopilla, mujeres trans en Iquique. Una seguidilla de sucesos que nos hicieron preguntarnos qué es lo que ocurría, si esto estaba pasando ahora, qué es lo que ocurría anteriormente. En esta investigación, nos dimos cuenta de la necesidad de que Camarín pudiera hablar de nosotras, del maltrato social, psicológico, constante que se le da a la comunidad. Camarín nace como una necesidad de poder contar desde nuestras vivencias, lo ocurrido en la comunidad en cierta época, y que sigue ocurriendo

Fue creado por inspiraciones externas también, existen relatos de compañeras que son mayores, que han vivido la prostitución, la violencia. Hay un libro que se llama “Nací en una casa de putas” de Aníbal Cárcamo, hay dos volúmenes, donde habla de la prostitución antofagastina y regional, en el segundo tomo. Otra inspiración fue las fotos de Paz Errázuriz, también lo que ocurrió en la casa Huanchaca, que fue el mayor escándalo que ocurrió en Antofagasta para la diversidad sexual de la época. De distintos referentes pudimos armar estos relatos que eran bastante cercanos a nuestras vivencias

¿Cuál es el mensaje que buscan transmitir a través de la obra?

Claudio: La obra busca reivindicar la memoria de las compañeras vividas en dictadura, y también busca en el espectador, la conciencia de que esto se sigue repitiendo. La obra tiene un formato cíclico de cierta manera, donde se descubre en todo momento que ellas estuvieron en la casa, y se sigue repitiendo la misma historia. Entonces, en esa circunstancia cíclica, quisimos que la obra fuera un descubrimiento social, individual, colectivo, de que la situación no ha cambiado y seguimos viviendo la misma miseria que hace años atrás. La obra quiere rescatar ese mensaje, y que quizás como comunidad funcionaríamos mejor que como entes separados

Ludo Teatro, tiene esta obra que toma la situación que viven las disidencias en los años 70s, y además ustedes tienen otra obra llamada “Camanchaca” que retrata lo que viven las familias del sector norte de Antofagasta, sectores precarizados, a raíz de la quema de basura y la situación del ex vertedero. ¿Por qué ustedes realizan un arte crítico que toma diferentes situaciones sociales?

Claudio: Siento que el arte crítico y el teatro, están muy ligados. Si bien uno en el teatro busca la sublimación, la belleza y el poder crear quizás hasta mundos utópicos dentro de este devenir de imágenes y de montajes, la crítica siempre tiene que ir intrínseca con el teatro. El teatro tiene que ser incómodo, el teatro no puede ser solo una ventana estética y que uno diga "qué hermoso lo que se está escuchando, visibilizando", sino que más bien, también tiene que contener un poco de purgación, de crítica, de poder decir, esto no solo me fascinó, por ser estéticamente hermoso, o por ser sencillo, o por ser espectacular, sino que más bien la crítica tiene que estar en el mensaje implícito con el arte. Arte y crítica no pueden ir separados, el arte de por sí ya es una fuente de ruptura social, el arte de por sí para llamarse arte debe de tener una ruptura social. El arte tiene que ir sí o sí con la crítica social para ser un arte significante, que deje huella en el trascender del tiempo. El arte crítico es el que te deja huellas mentales y en algunos casos, física. Lamentablemente en la sociedad que habitamos, a veces las opiniones no pueden ser vertidas con libertad, entonces qué mejor que poder esconder, entre comillas gigantes, estos mensajes de sublevación sensorial, musical, visual, textual. Eso es lo que tiene el teatro en sí, el arte crítico de poder hacer lo que uno quiera en escena sin ser juzgado por una sociedad que no está acostumbrada a que estos temas se toquen, porque son incómodos.

Finalmente, ¿Nos podrías contar cómo ves la escena artística en Antofagasta en el último tiempo?

Claudio: La veo activa, la veo potente, entusiasmada. Hay hartas ganas de hacer cosas, hay colectivos nuevos que están creándose, hay hartas temáticas contingentes que se están dando, mucha identidad nortina, mucha pampa, cerro, desierto. Se está armando un buen colectivo escénico en la zona. Pero como todo lo bueno, también hay contras. Y vendría a ser lo que siempre hemos reclamado, que es el espacio idóneo para poder desarrollar arte. También hay muchas compañías nuevas, que están sacando proyectos nuevos todos los años, con personas que están saliendo al mundo laboral y no tienen espacios para desarrollarse. La escena artística en la ciudad se está volviendo entretenida, profesional, reconocida, y eso igual es importante. El público se está acercando más al teatro a ver obras. Si bien antiguamente teníamos el Pedro de la Barra que era como centro de reunión para los artistas de la zona, actualmente no hay nada. Por tanto, el boca a boca que ocurre en el teatro es muy importante. Si bien nosotras estamos en un lugar privilegiado, conseguido hace poco, que es “Desierto Rojo”, que nos abre sus puertas para poder montar esta obra, muchos compañeros no tienen la oportunidad de hacer eso. También está Teatro Demoler, donde Claudia Moreno, levantó de forma totalmente autónoma un espacio artístico. Es preocupante en ese sentido, que en una región donde se manejan los mayores recursos del país, no se tengan espacios decentes de creación, de poder desarrollar este tipo de arte, de tener espacios donde la crítica y la disidencia puedan habitar, porque la disidencia, también hay que decirlo, está muy aislada de lo que es el mundo teatral patriarcal de la zona, porque uno piensa que lo patriarcal es lo machista, y es increíble cómo las instituciones y distintos colectivos, compañías, se van contaminando de un pensamiento retrógrado, donde las cabezas de las compañías tienen que ser masculinas, y no necesariamente tiene que ser así. Hay muchas compañías que tienen cabezas femeninas y que están muy bien, como La Favorecedora, La Huella, etc

Esta obra, se desarrolla en pleno mes del orgullo y a 50 años del Golpe Militar, la cual busca abrir reflexiones profundas sobre la situación de las disidencias en la época y la actualidad.