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Literatura. Antoine de Saint Exupéry: volando entre planetas

Un día como hoy nació Antoine de Saint Exupéry, aviador y autor de "El Principito" uno de los libros más populares hasta hoy, traducida a casi 400 idiomas, es el libro en lengua francesa más leído, vendido y traducido en el mundo y en el que cuestiona la mirada condicionada que tienen los adultos sobre la vida y las relaciones humanas.

Axomalli Villanueva

Axomalli Villanueva @1quiahuitl

Lunes 29 de junio de 2020

Un 29 de junio de 1900 nacía en Lyon, Francia, Antoine de Saint-Exupéry, un hombre que en 44 años de vida se destacó como aviador, periodista y escritor. Con su aeronave atravesó el mundo y luchó contra la ocupación nazi en Francia, sin embargo es más conocido por sus obras literarias, la más famosa de todas fue El Principito.

Su primera obra, publicada en 1923, donde narraba sus experiencias de vuelo desde una muy temprana edad y esto marcaría su trabajo a lo largo de su vida. De su autoría fueron relatos de varios de los episodios más tristes de la historia, como la Guerra Civil española y la ocupación nazi en Francia.

Exupéry fue testigo de la Guerra Civil española como corresponsal de L’Intransigeant y París-Soir entre 1936 y 1937. Es a partir de estas crónicas que reflexiona sobre la paz en una Europa que estaba al filo de la guerra.

Se pregunta por el sentido de la vida y por la dignidad humana tras haber sido testigo de la barbarie. En uno de sus reportajes escribió: "¿No entendéis que en algún momento nos hemos equivocado de camino? La colmena humana es más rica que nunca, disponemos de más bienes y tiempo de ocio y sin embargo nos falta algo esencial que no logramos definir. Nos sentimos menos humanos, sospechamos que en algún momento perdimos nuestras misteriosas facultades".

Cubrió la línea Toulouse-Casablanca-Dakar; fue destinado al entonces Sáhara español, a Cabo Juby (Río de Oro); saltó a Argentina, donde voló sobre la "catedral de hielo" de los Andes; regresó a Casablanca, a la que unió en vuelos nocturnos con Port-Étienne.

De carácter soñador, cercanos a él afirmaban que siempre estaba en las nubes, lo le provocó sus múltiples accidentes aéreos. En 1933 casi se ahoga probando un hidroavión. Al año siguiente, en un vuelo entre París y Saigón, sufrió graves heridas al amerizar en el delta del Mekong. En 1935, intentando batir un récord entre ambas ciudades, se estrelló en el desierto libio, donde estuvo perdido cinco días.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, fue movilizado contra las fuerzas de ocupación nazis, en una de esas misiones su avión Bloch 174 fue acribillado por los antiaéreos alemanes, resultando gravemente herido.

Tiempo después, ya con varias publicaciones de renombre Exupéry viajó a Estados Unidos donde publicó Piloto de guerra, sobre su experiencia, y en donde afirmaba: "La guerra no es una aventura. La guerra es una enfermedad. Como el tifus".

El 31 de julio de 1944 se dirigió desde su base de Córcega hacia la zona alpina, en misión de reconocimiento, a bordo de un bimotor desprovisto de armas. Debía recabar información fotográfica de las posiciones y movimientos de las tropas alemanas para preparar el desembarco aliado en Provenza. De esta misión no regresó jamás.

Lo esencial es invisible a los ojos

En su libro más conocido, El Principito, Saint-Exupéry reflexiona sobre las enseñanzas que acumula su protagonista tras viajar por siete planetas. Tanto el protagonista como la voz narradora se encuentran perdidos en el desierto, donde mientras el segundo se preocupa por las provisiones y la reparación de un avión, el primero admira la belleza del paisaje donde "siempre se encuentra un pozo de agua".

En esta obra plasmó sus sentimiento ante la vida, a lo largo de las experiencias acumuladas en el aire y observando la guerra concluyó que quienes dejan de disfrutar del olor de una flor, contemplar la belleza de una estrella o dejan de amar, se convierten en hombres serios que poco a poco van dejando su esencia de humanidad y que la muerte no es más que el abandono de una vieja corteza porque el alma puede habitar en las estrellas.

Se cree que fue derribado por un caza alemán en aguas cercanas a Marsella. Andaba escribiendo por entonces Ciudadela, su libro más personal, del que decía en broma: "Nunca lo terminaré, será mi obra póstuma". Se publicó en 1948.

Hoy, a 120 años de su nacimiento, y 76 años después de su muerte, el mundo aplaude y reconoce la obra del hombre que miraba a los niños como quienes debían enseñarle a los adultos a ser humanos.