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Red Internacional
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VIOLENCIA RACIAL EE. UU.. Antonio Zambrano, mexicano asesinado por la maldita policía

Tres agentes estadounidenses dispararon contra Zambrano el 19 de febrero pasado, en Pasco, Washington. Al difundirse el asesinato, hubo varias manifestaciones contra la violencia policial.

Bárbara Funes

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3

Viernes 10 de julio de 2015

Foto: Libertad de Palabra

Ahora, en la investigación donde el fiscal Shawn Sant decidirá si deben o no enfrentar cargos penales, los agentes argumentan que se sintieron amenazados, porque Zambrano estaba sosteniendo una piedra en la mano.

Una excusa vil: quienes viven bajo el terror no son las fuerzas represivas que están armadas. Son los latinos y los afroamericanos quienes corren el peligro de ser fusilados en plena calle por la policía estadounidense.

Se dicen muchas cosas de Zambrano: que tomaba metafetaminas, que estaba alterado, que tenía problemas mentales. Él ya no puede defenderse. Aun si esos dichos fueran ciertos, nada justifica que los agentes portadores de armas de fuego ejecutaran con 7 disparos a un hombre desarmado.

Desde el primero de enero de este año 592 personas fueron asesinadas por la policía en Estados Unidos.

Las ejecuciones de latinos por parte de la policía se suman a la violencia racial desplegada contra los afroamericanos tanto por las fuerzas represivas estadounidenses como por supremacistas blancos como el joven que llevó a cabo la reciente masacre de Charleston.

Es tan brutal el despliegue de violencia racial, que en Baltimore fue destituido Anthony Batts, un jefe policial, porque desde inicios de año se ha disparado el número de homicidios y balaceras en esa ciudad, la cual saltó a la fama por las movilizaciones realizadas por justicia para Freddie Gray.

Es evidente el nefasto papel de las fuerzas del orden: mantener sojuzgados a los sectores oprimidos de la sociedad estadounidense –los afroamericanos y los migrantes en especial.

No se trata de policías con poca formación, o de algún supremacista desquiciado, es una política de Estado, aunque Obama la intente tapar con gestos demagógicos. En los entrenamientos, fotografías de afroamericanos y latinos son objetivos a los cuales dispararles.

Esto es lo que explica la impunidad en los casos de asesinatos de afroamericanos por parte de policías, que en 2014 también generaron un amplio descontento en la sociedad estadounidense.

Esto es también lo que explica la criminalización de los migrantes que llevó a cabo Barack Obama en sus dos gestiones.

Mantener sojuzgada a la comunidad afroamericana y a la latina es completamente funcional a los intereses de los empresarios de todos los signos políticos, sean republicanos o demócratas.

Así los ricos y los poderosos se aseguran fuerza de trabajo precarizada, y pueden explotar sin límites a las y los trabajadores que enfrentan situaciones tan difíciles que se ven obligados a aceptar salarios miserables sin prestaciones de ningún tipo para poder subsistir.

El magnate Donald Trump no es más que la expresión exacerbada de la codicia sin límites de las grandes fortunas construidas sobre la base de la esclavitud, la superexplotación en las fábricas, y el sometimiento de los trabajadores de todos los colores.

La alianza entre afroamericanos y latinos es clave para enfrentar todos estos atropellos.