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Red Internacional
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ARABIA SAUDITA. Arabia Saudita y la hipocresía de Occidente

Esta semana el primer ministro de Reino Unido pidió a Arabia Saudí que no aplique la pena de 360 latigazos a un inglés condenado en Riad por llevar vino en su coche. La misma semana, Francia firmó contratos por 10.000 millones con Arabia Saudí.

Josefina L. Martínez

Josefina L. Martínez @josefinamar14

Sábado 17 de octubre de 2015

Valls en Arabia Saudí esta semana, FOTO: EFE/Saudi Press Agency

Un jubilado inglés de 74 años, Karl Andree, lleva encarcelado más de un año en Arabia Saudí, detenido por la policía religiosa en agosto de 2014. En ese momento encontraron dos botellas de vino casero en su coche y lo condenaron a un año de prisión y 360 latigazos, ya que el alcohol está prohibido en el Reino saudita.

El caso generó una verdadera crisis diplomática esta semana, después de que la hija de Andree dijera en la BBC que su padre pasó por varios cánceres y que podía morir si recibía los 360 latigazos.

"Es un anciano, tiene 74 años, ha sobrevivido a tres tipos de cáncer con tratamientos muy fuertes, es asmático, tiene gota, no está muy bien", dijo la hija.

La repercusión del caso obligó al gobierno de Cameron a intervenir por la vía diplomática, enviando una carta a Riad. "Se trata de un caso extremadamente preocupante. Hemos proporcionado ayuda consular al señor Andree y a su familia desde el momento de su detención y hemos abordado el caso en repetidas ocasiones en las últimas semanas", señaló una portavoz del Ejecutivo de Cameron este martes. Cameron se vio obligado a suspender un plan de financiación de la formación para las cárceles sauditas.

Será una dictadura asesina, pero es “nuestra” dictadura

La relación privilegiada de Reino Unido con Arabia Saudí se viene colando en la política interna británica. Hace unas semanas, Jeremy Corbyn denunció las “violaciones a los derechos humanos” en ese país, y pidió que se corten los acuerdos de exportación de armas.

Tuvo mucha repercusión, además, la entrevista que un periodista le hizo a Cameron, insistiendo y repreguntando sobre la relación con Arabia Saudita y el caso de un joven que puede ser decapitado y crucificado por participar en una manifestación contra el régimen cuando era menor de edad.

El periodista indaga sobre el caso, y cuando Cameron busca evadir el tema diciendo que su gobierno “condena la pena de muerte y las torturas en todos lados”, le repregunta por qué entonces Reino Unido apoyó el ingreso de Arabia Saudita a la comisión de derechos humanos de la ONU.

Cameron termina contestando que la relación privilegiada con Arabia Saudí se mantiene por cuestiones de “seguridad nacional”, y que Arabia Saudí aporta información de inteligencia contra el terrorismo.

El periodista le responde que Arabia Saudí se ha involucrado en el apoyo de organizaciones que Reino unido considera terroristas, por lo que este argumento del primer ministro también pierde validez.

Desde mediados de septiembre, Arabia Saudí lidera el Grupo Consultivo del Consejo de DD.HH. de la ONU. Según cables diplomáticos secretos revelados por wikileaks, Reino Unido y Arabia Saudí llegaron a un acuerdo en 2013 para apoyarse mutuamente en el ingreso al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Francia, buenos negocios con las dictaduras árabes

Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Francia, España; todos mantienen relaciones prioritarias, diplomáticas, comerciales y militares con la monarquía saudí.

Esta misma semana, el primer ministro francés, Valls, visitaba Arabia Saudita, como parte de una gira por Medio Oriente, que incluyó Egipto y Jordania.

El martes, Valls anunciaba en su cuenta de Twitter que se había llegado a un acuerdo por contratos de 10.000 millones de Euros entre Francia y la dinastía saudí. "Francia-Arabia Saudí: contratos por 10.000 millones de euros", festejaba en un tuit.

Se trata de acuerdos y contratos en energía, salud, agroalimentación, sector marítimo, defensa, cooperación espacial e infraestructuras, precisaron desde el gobierno francés.

Valls encabezó una gira junto con una veintena de empresarios, con los que pasó también por Egipto (donde fueron recibidos por el otro dictador amigo de occidente, Al Sisi) y Jordania, dos aliados que han incrementado este año lazos militares y económicos con Francia.

Francia es el tercer mayor inversor en Arabia Saudí, con un capital de alrededor de 14.000 millones de euros en diferentes actividades industriales y de servicio. El intercambio comercial entre los dos países durante 2014 superó los 12.000 millones de euros, según informó el ministro saudí de comercio. Valls también firmó un acuerdo bilateral con Egipto, por el que el país árabe comprará dos fragatas portahelicópteros de tipo Mistral.

En el caso de Alemania, las exportaciones de armas hacia los países del Golfo Pérsico se incrementaron en 2015, llegando a más de 3 mil millones de euros, en el primer semestre del año. Según informa Der Spiegel, Arabia Saudí es uno los principales importadores de armas, especialmente tanques, desde Alemania.

El gobierno español justifica su venta de armas a Arabia Saudí diciendo que ese país cumple con “la normativa internacional sobre la exportación de armas” y “los derechos humanos”. Las “buenas relaciones” entre la monarquía saudí y la española vienen de larga data y el nuevo Rey Felipe VI no ahorró elogios para la monarquía saudí en enero, cuando viajó a presentar sus “respetos” por la muerte del Rey Abdalá.

Las mujeres y los jóvenes, los más oprimidos por la monarquía saudí

Uno de los argumentos más cínicos que vienen utilizando Estados Unidos y Europa para justificar la “guerra contra el terrorismo” desde el 2001, las invasiones a Irak, Afganistán y su política intervencionista militar, es la “defensa de los derechos humanos” y especialmente la defensa de las “mujeres” frente a la represión de dictaduras o grupos integristas como el Estado Islámico.

Ideológicamente, esto se ha presentado como un “choque de civilizaciones” donde occidente representaría el desarrollo para las libertades democráticas y la emancipación de las mujeres.

Pero uno de sus principales aliados en el Golfo, Arabia Saudí, impone a puño de hierro una feroz opresión sobre las mujeres, que no tienen derechos políticos ni civiles (recién este año se otorgó el derecho al voto), y que pueden ser condenadas a latigazos por el solo acto de conducir un coche.

Uno de los casos más resonantes de represión a la juventud es el del joven de 21 años, Ali Mohamed al Nimr, condenado a pena de muerte, que puede ser decapitado y crucificado en cualquier momento.

Su “crimen” es haber participado y difundido por las redes sociales las protestas contra el régimen cuando tenía 17 años. Una vez detenido le arrancaron una “confesión” mediante la tortura, y lo acusan de participar de protestas, llamar a participar por su blackberry, usar molotovs y enseñar primeros auxilios a otros manifestantes. El hecho de que sea sobrino de un clérigo que es un conocido activista contra el gobierno, no es casualidad. En este momento se desarrolla una campaña internacional por su liberación.

En lo que va del año 2015, 134 personas han sido asesinadas por el Estado saudí por decapitación, más que el año anterior.

Arabia Saudita juega un papel clave en la guerra en Siria, armando y financiando a grupos opositores a Al Assad, como parte de sus enfrentamientos con Irán en la región. A nivel geopolítico global es un aliado privilegiado de “occidente”. Es una dictadura integrista brutal, pero es “nuestra” dictadura.


Josefina L. Martínez

Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.

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