Más de veinte millones de argelinos están convocados a elegir mañana en las urnas al sucesor del ex presidente Abdelaziz Bouteflika en unas polémicas elecciones marcadas por el descontento popular y los llamados al boicot de unos comicios considerados como una perpetuidad del "sistema" que gobierna el país desde 1962.
Miércoles 11 de diciembre de 2019 21:42
En una nueva demostración de fuerza del denominado Hirak -el movimiento de protesta de estudiantes, trabajadores, sectores de clase media- que sacude al país desde febrero, miles de personas volvieron a salir hoy a las calles de Argel para reclamar el fin del régimen militar y la suspensión de los comicios.
Al grito de "no votaremos hasta que la mafia desaparezca", los manifestantes marcharon por el centro de la capital en una movilización reprimida por las fuerzas de seguridad,donde detuvieron al menos a 20 personas.
Las presidenciales, que deberían haberse celebrado el 18 de abril y fueron pospuestas en dos ocasiones, tendrán lugar en un clima de tensión marcado por la llamada al boicot del Hirak que marcha cada viernes desde el pasado 22 de febrero para pedir el fin del régimen militar.
Tras lograr en abril la renuncia de Bouteflika, quien llevaba 20 años en el cargo, el movimiento popular pasó a reclamar el desmantelamiento total del "sistema" instalado en el poder desde la independencia argelina, exigiendo la “caída de todo el régimen”.
Los cinco candidatos a los comicios presidenciales de mañana ocuparon altos cargos en los gobiernos del ex mandatario, por lo que a ojos de los manifestantes estas elecciones permitirán a ese mismo "sistema" regenerarse.
Sin encuestas que pueden adelantar la intención de voto, hasta esta semana todo indicaba que los dos ex primeros ministros, Ali Benflis y Abdelamajeed Tebboun, eran quienes más opciones tenían de pasar a una eventual segunda vuelta. Sin embargo, en los últimos días crecieron las expectativas en torno a Azzedine Mihoubi, un poeta y periodista que fue titular del ministerio de Cultura entre 2015 y 2019. Apreciado por los mandos medios del Ejército por su aire de juventud, Mihoubi cuenta también con el apoyo del Frente de Liberación Nacional (FLN), que gobierna el país desde la independencia. Menos posibilidades se le conceden, en cambio, a los otros dos aspirantes: el ex ministro de Turismo Abdelkader Bengrina, y al ex diputado del FLN y presidente del partido de oposición Frente al Mustakbal, Abdelaziz Belaid.
Los comicios presidenciales tendrán un lugar en un clima de tensión, alimentado por la represión impulsada por el jefe del Ejército y nuevo “hombre fuerte del país”, el general Ahmed Gaïd Salah, quien forzó la salida de Bouteflika y desde entonces gobierna de facto el país. En los últimos meses, Gaïd Salah impulsó una campaña de "manos limpias" que ha llevado a la cárcel a decenas de políticos, oficiales de alto rango, pero también a empresarios, periodistas y ciudadanos considerados miembros de llamado "clan Bouteflika".
Además, la represión a las manifestaciones convocadas cada viernes por el Hirak se ha intensificado con la cercanía de los comicios, según denunció la semana pasada la organización Amnistía Internacional. La ONG instó a liberar "inmediata e incondicionalmente" a los miles de ciudadanos que permanecen detenidos sin juicios desde el inicio de las protestas en febrero.
Ante este contexto, la participación en las presidenciales de mañana podría verse perjudicada y la elección del nuevo presidente cuestionada.