Con total impunidad, Roberto Dutra, dueño de una empresa gastronómica de Rosario incumple el aislamiento obligatorio y su abogado defensor advierte que podrían quedarse sin trabajo sus empleados.
Martes 31 de marzo de 2020
El empresario rosarino Roberto Dutra, dueño de la firma Gourmet que realiza catering para hospitales y sanatorios, había sido liberado el domingo tras pagar una fianza de un millón de pesos argentinos, continuaba con arresto domiciliario. Sin embargo, el lunes lo encontraron nuevamente paseando. El gastronómico había sido detenido el jueves 26, acusado de falsificar un documento público para poder salir de su casa, pese a que debía cumplir con la cuarentena obligatoria por haber viajado recientemente a Estados Unidos.
Según informó el fiscal Gustavo Ponce Ashad, Dutra fue acusado de cometer 14 violaciones del aislamiento desde el 15 de marzo. "No tengo ni idea qué está sucediendo", declaró el empresario que vive en las torres Maui (unas torres de lujo en Rosario), a la prensa cuando era arrestado nuevamente. Mientras, su abogado defensor Carlos Varela (reconocido por ser abogado de Los Monos) declaraba en medios televisivos, entrevistado por Lotuf: “Tiene permiso para circular ya que está exento del decreto por tener una empresa de alimentación que suministra 15mil raciones para hospitales y sanatorios. Tiene 400 empleados realizando sus tareas laborales, imagínense que son 400 familias que quedarían sin trabajo y los hospitales sin comida si se impidiera esto. Si él (Dutra) no puede circular, sus trabajadores tampoco”.
El empresario que circula con total impunidad en su mini Cooper paga una suma de nada menos que un millón de pesos para comprar su libertad y al día siguiente vuelve a infringir la cuarentena, como si un millón fuera un vuelto que poco le afecta, en paralelo a que su abogado defensor lo compara con los 400 empleados que arriesgan su salud y su vida cotidianamente trabajando en medio de una emergencia sanitaria. Las palabras de Varela suenan amenazantes en medio de una situación de desesperación para las grandes mayorías.
En los mismos medios donde entrevistan a Varela dando la oportunidad de defender al acusado, minutos antes trascendía la noticia de 15 patrulleros arremetiendo en un barrio de la ciudad, Cabin 9, que se encuentra militarizado desde el comienzo de la cuarentena. Vecinos que denuncian los abusos de autoridad de los que son víctimas, donde la policía hace respetar la cuarentena reprimiendo a mansalva a quien se atreva a salir a la vereda. Una imagen tras la otra, es cínica. Claro, allí nadie puede pagar una fianza de un millón de pesos, porque allí seguramente viva alguno de los 400 empleados de Dutra que se levantan todos los días para ir a exponerse, caso contrario no tienen sustento económico con que vivir.
Hoy circulaba en las redes sociales la noticia de una mamá wichi que perdió a dos hijos en 48 horas producto de la desnutrición. Una niña de cinco años y un niño de un año fallecieron en Tartagal (Salta), sumándose a la lista de chicos que mueren todos los días en una de las comunidades más hambreadas de Argentina. En paralelo se viraliza el video de un albañil peruano que llora ante las cámaras pidiendo ayuda porque no tiene más comida para su familia y no puede trabajar por las medidas tomadas ante la pandemia. Imágenes que duelen y muestran a flor de piel el funcionamiento de un sistema que se sostiene con dos realidades: quienes mueren de hambre y son reprimidos por fuerzas policiales y enfrente quienes pagan un millón de pesos y mantienen impunidad desde torres de lujo.