Moderado. Argentina asume la presidencia de la Celac y para Fernández el foro "no nació para oponerse a alguien”

Por consenso de los países miembros Argentina quedó confirmada en la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Los Estados Unidos, Canadá y Brasil no forman parte del foro político regional que busca ser presentado por sectores del progresismo como un punto de apoyo para las negociaciones con los principales poderes imperialistas de la región.

Alberto Fernández, que asumió como presidente pro tempore de la comunidad de estados, incorporó un mensaje de tono conciliador hacia esos mismos poderes que no son parte del foro: “Celac no nació para oponerse a alguien. Celac no nació para enfrentarse con algunas de las instituciones existentes. Celac no nació para inmiscuirse en la vida política y económica de ningún país.”

Las palabras hay que leerlas en el marco de la preocupación principal que atraviesa a su Gobierno en Argentina que es lograr un acuerdo con el FMI a partir del compromiso del pago de la deuda contraída con el organismo. En su alocución pidió el apoyo y el acompañamiento de los miembros a las negociaciones.

En una descripción de su visión sobre la problemática latinoamericana Fernández planteó que “en esta región la riqueza se concentra en pocos y la miseria se distribuye en millones de hombres y mujeres que padecen” y destacó que la pandemia profundizó dicha tendencia.

No hubo sin embargo mención al rol que han jugado los principales poderes regionales en esta situación. Tampoco al rol que juegan los grandes poderes económicos y políticos, así como los propios Estados en el sostenimiento de esta gran desigualdad que recae sobre los pueblos latinoamericanos.

Continuando con la tendencia que había adelantado en la cumbre de Glasgow, la COP -26, el Presidente de Argentina hizo una apelación a la problemática del cambio ambiental. Esto justo en el momento en que su gobierno pone toda su maquinaria política y mediática en función de justificar la explotación de recursos hidrocarburíferos en la costa del Atlántico Argentino que de avanzar contra la voluntad de los habitantes de la región, sumarán su grano de arena al calentamiento global y la destrucción del ambiente.