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Red Internacional
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Cambio de mando argentino. La era Milei arranca con chantaje y mentiras que justifiquen un shock de ajuste e inflación

Javier Milei y Victoria Villarruel asumieron como presidente y vicepresidenta de Argentina, cuando Cristina Kirchner y Alberto Fernández (del gobierno peronista saliente) les tomaron juramento y les traspasaron los atributos. A continuación el presidente electo dio un discurso en las escalinatas del Congreso, donde hubo una concurrencia menor a la esperada por su partido La Libertad Avanza. Previsiblemente amenazó con que hay que hacer un ajuste brutal o se viene el caos, debido a la herencia recibida. Un relato plagado de mentiras y chantajes a favor del poder económico. La izquierda denunció lo que se viene y la necesidad de organizarse para enfrentarlo.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Domingo 10 de diciembre de 2023 14:49

Este domingo Javier Milei y Victoria Villarruel asumieron los cargos de presidente y vice de la Nación, respectivamente. En la Asamblea Legislativa, Cristina Kirchner y Alberto Fernández les tomaron juramento y les transfirieron los atributos de mando. La escena contrastó con la de 2015, cuando la ahora ex vicepresidenta no hizo lo propio en el traspaso con Mauricio Macri.

A la asunción estaban invitados líderes mundiales, aunque finalmente muchos de ellos no estuvieron presentes, habiendo poca presencia internacional. Sí estuvieron destacados derechistas como Jair Bolsonaro, el Rey de España Felipe VI y otros mandatarios como Volodímir Zelenski. Aunque también hubo de otros colores políticos, como Gabriel Boric. El breve acto formal se desarrolló entre cantos de "Libertad" y gritos en los palcos contra la izquierda, incluso de contenido racista, como denunció Myriam Bregman.

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Diferenciándose de tradiciones anteriores y copiando una estética y costumbres norteamericanas, Javier Milei no hizo su primer discurso como presidente en ejercicio ante la Asamblea Legislativa, sino que lo hizo afuera, en la Plaza de los Dos Congresos (en las escalinatas del Parlamento argentino), buscando aparecer de cara "al pueblo" y no de cara a lo que el denominó "la casta" durante toda su campaña electoral. Sin embargo, la debilidad que tiene La Libertad Avanza dentro del Congreso Nacional (donde es minoría), no se compensó con el "afuera": la movilización fue menor a la esperada por La Libertad Avanza en cantidad, demostrando que el nuevo Gobierno también tiene debilidad en cuanto a poder de movilización.

Ya en su primer discurso como presidente en ejercicio, Javier Milei volvió sobre los ejes que se venían insinuando. Hizo un durísimo diagnóstico sobre la herencia recibida para formular un chantaje: hay que aceptar un durísimo plan de ajuste fiscal o si no se viene el caos de la hiperinflación. Para esa operación se basa sobre la terrible situación social que deja el gobierno del Frente de Todos con un 44,7 % de pobreza, pero no para solucionarla a favor de las grandes mayorías, sino de los poderosos: busca utilizar el enorme hartazgo social que hay con larguísimos años de crisis económica para dar un golpe sobre la mesa y justificar medidas duras.

Volviendo sobre las viejas discusiones del macrismo, efectivamente dijo que se imponía un plan de shock por sobre el gradualismo. A diferencia de Macri en 2015 decidió denunciar desde el principio la "herencia recibida" para justificar un duro plan económico: "Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros" y es por eso que "no tenemos alternativa, tiempo ni margen para discusiones estériles", porque el país "exige acción inmediata".

También -al igual que alguna vez la vicepresidenta del ex gobierno de Mauricio Macri, Gabriela Michetti- prometió que había luz al final del túnel y que esa es "la única forma de salir de un modelo de decadencia impuesto por los políticos de todos estos años".

Lo primero que sale a la luz es la estafa electoral: si durante la campaña Milei prometió que el ajuste lo iba a pagar la "casta" y no la gente, ahora eso cambió por "el estado" y no el sector privado. Dicho de otra manera: bajo la mentira de que "no hay plata" mantendrá los fabulosos negocios del empresariado mientras descarga un brutal ajuste sobre las mayorías. Como denunció la izquierda anticipadamente, plata hay: se la llevan los bancos, el FMI, las privatizadas, el agropower o las privatizadas, entre otros intereses que Milei no quiere tocar.

Él mismo lo dijo: con las medidas que piensa tomar, escudado en este relato, en los próximos meses empeorarán la inflación y caerá la actividad económica. "No buscamos ni deseamos las duras decisiones que habrá que tomar en las próximas semanas, pero lamentablemente no nos han dejado opción. Vamos a tomar todas las decisiones necesarias para arreglar el problema que causaron 100 años de despilfarro de la clase política, aún cuando sea duro".

De acuerdo a su discurso, hay que realizar de forma inmediata un gran ajuste fiscal y cortar la emisión monetaria. Corregir los "desequilibrios económicos" implacará también nuevas devaluaciones y tarifazos. Se espera que los anuncios concretos comiencen desde este lunes.

El presidente Milei, para formular su chantaje, incluso hizo propia una de las frases más famosas de Margaret Thatcher, una de las figuras más importantes de la historia del neoliberalismo, a la cual muchas veces dijo admirar: "No hay alternativa". También el nuevo presidente hizo una lectura de la historia argentina en clave liberal y oligárquica, para proponer su modelo liberal.

En otro pasaje de su discurso, Milei afirmó que "No va a ser fácil. 100 años de fracaso no se deshacen en un día pero hoy es ese día; terminamos el camino de la decadencia y comenzamos a transitar el camino de la prosperidad" y dejó un mensaje de amenaza contra la protesta social que indudablemente crecerá ante los planes que se anuncian: "Quien corta las calles, no recibirá asistencia de la sociedad: el que corta no cobra". Los que quieran utilizar la violencia o extorsión para obstaculizar el cambio se van a encontrar con un presidente de convicciones inamovibles. No vamos a claudicar, retroceder ni rendirnos, sino avanzar con los cambios que el país necesita".

Su mensaje fue previsible. Su chantaje también. Sus planes ahora, sin embargo, tendrán que atravesar la prueba de la realidad de un Gobierno que verbalmente dice tener mucha decisión pero está atravesado por incógnitas en el Congreso Nacional -habrá que ver las negociaciones con los bloques dispuestos a darle "gobernabilidad"- y en la realidad social de grandes mayorías que vienen sufriendo años de ajuste. Cometerá un error si piensa que el 55 % de votos que obtuvo en el balotaje implican un cheque en blanco para un ataque frontal a las condiciones de vida de las mayorías.

La tarea de la hora es denunciar el chantaje de Milei, sus mentiras de que "no hay plata" para dar la batalla contra su relato y comenzar a organizarse en asambleas para ponerse de pie frente a lo que viene, como ya están haciendo miles de estatales, trabajadores de la industria como en Mondelez (fábrica multinacional alimenticia de origen estadounidense), las mujeres y la diversidad sexual o el movimiento ambientalista. También para imponerles a las burocracias sindicales y de los movimientos sociales que acompañaron con pasividad durante todos estos años, que se discuta un plan de lucha. El nuevo Gobierno declaró un plan de guerra contra las grandes mayorías. Pero la clase trabajadora, junto al movimiento de mujeres y la juventud combativa podemos ser una enorme fuerza social para enfrentarlos.

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Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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