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Editorial. Todos contra todos

Fuertes derrotas legislativas del Gobierno y un sistema político disgregado de todos contra todos. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos 89,9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 22 de agosto 23:48

  •  El Gobierno es víctima de la velocidad que le imprimió a la política argentina desde el 10 de diciembre del año pasado. Me refiero a la táctica que algunos calificaron como de “bombas de sonido”, que aplicaron otras experiencias internacionales —como el bolsonarismo en Brasil— y que se reduce copar la agenda con múltiples temas que duran un día o incluso unas horas. Es una forma de hacer política que busca escamotear lo importante detrás peleas o escándalos que “se lleven la marca” para que el foco no apunte a lo relevante.
  •  En una reunión en la Fundación Mediterránea hace cuatro días, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se sinceró y dijo que “estos episodios de descomposición política —se refería al escándalo que protagoniza Alberto Fernández— nos dan el tiempo necesario para hacer las transformaciones”. Y por eso creía que era un Gobierno “con suerte”. Con “fortuna” diría Maquiavelo, porque es evidente que “virtud” no es lo que sobra.
  •  Bueno, con la misma rapidez que caracteriza la práctica de Javier Milei, en apenas unos días, la agenda cambió y, si bien el tema Alberto Fernández sigue y continuará (de hecho hubo declaraciones importantes en la jornada de hoy), el centro de los debates estuvo ocupado por las internas del Gobierno (entre Milei y Victoria Villarruel); las peleas entre lo que hasta ahora era de hecho una coalición oficial (entre el PRO y LLA) por el enfrentamiento entre Mauricio Macri y Milei; los escándalos dentro del bloque oficialista (por los coletazos de la visita a los genocidas en el penal de Ezeiza) y el coronamiento de todo esto que fue una seguidilla de derrotas legislativas del oficialismo: primero con el nombramiento de las autoridades de la Comisión Bicameral que controla los organismos de inteligencia; después con el revés en Diputados por el rechazo al DNU que destinaba 100 mil millones de pesos para gastos reservados de la SIDE y, finalmente, con la aprobación por parte del Senado de una nueva fórmula para los haberes jubilatorios (que tenía media sanción en Diputados) que deja a Milei a tiro del veto. Acá el resultado de la votación en general fue de 61 a 8, literalmente una paliza y con la novedad de que los senadores del PRO votaron contra el Gobierno.
  •  El otro tema controversial que también entró en la agenda es la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema porque, bueno, hubo una sesión en el Senado en la que Lijo fue a responder las preguntas sobre la presunta idoneidad para ocupar el puesto.
  •  En todos estas cuestiones hay entrecruzamientos (para decirlo elegantemente, porque también se podría decir también que “hay tongos políticos” típicos de la “casta”): por ejemplo, Martín Lousteau quedó como presidente de la Comisión Bicameral de Control de Organismos de Inteligencia, formalmente es una derrota para el Gobierno porque hubiese querido a otro en ese lugar (de hecho había propuesto a otro legislador), pero el entorno de Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei, y sobre todo el entorno vinculado al mundo de la inteligencia (lo que Caputo llama “los malos” a quienes el convocó de nuevo, Jaime Stiuso y todo ese mundo), ese entorno tiene muchos vasos comunicantes, tiene fronteras porosas, con el entorno de la fracción radical a la que pertenece Lousteau.
  •  Y en el tema de los pliegos de Lijo, hay versiones de negociaciones cruzadas entre el Gobierno y el peronismo (esto incluye al kirchnerismo y al cristinismo) que puede llegar a votar a favor de Lijo. Lo que otorga verosimilitud a esas versiones es que nadie salió de punta contra Lijo en el peronismo (que es una expresión de las peores prácticas del poder judicial), todo lo contrario: el senador Mariano Recalde dijo en una entrevista radial que se puede llegar a hacer una “transacción” con el Gobierno.
  •  Para el nivel que nos interesa a nosotros, ¿qué revela toda esta dinámica? Por un lado, que el Gobierno no puede esconder los pésimos resultados de su gestión y que eso comienza a tener consecuencias políticas; por el otro, que todo el sistema de la política tradicional está en un momento de disgregación que es el producto de sus fracasos de los últimos años. Nadie goza de autoridad suficiente. Esto implica que tienen fuerza para imponer vetos parciales a determinadas políticas del otro, pero carecen de la capacidad, de ideas, de programa para presentar un proyecto con fuerza propia. Por eso el “toma y daca” como método. Como dije en alguna oportunidad en este espacio: es una “relación de debilidades”.
  •  ¿De qué resultados hablamos? El Gobierno muestra la baja de la inflación como un “éxito”, pero veamos un poco los costos: en junio la actividad económica registró una caída mensual de -0,3%, luego de la recuperación que había tenido en mayo (sin el agro la disminución fue de -1,1%). Ahora, en comparación con mayo 2023, la actividad se ubicó -3,9% por debajo y en el primer semestre del año la actividad se contrajo -3,2% respecto al mismo periodo del año anterior. Pero miren estos datos: la industria manufacturera (-20,4%), el comercio (-18,6%) y la construcción (-23,6%). Un derrumbe fenomenal que todavía no tiene piso.
  •  Todo esto, es lógico, se percibe en el cambio de humor social o en la impaciencia de la gente. Un trabajo de este mes (de agosto) de la consultora Escenarios que dirigen Pablo Touzon y Federico Zapata muestra un descenso (sobre todo a partir de mayo-junio) en distintos ítems: tanto cuando se le pregunta la gente en qué dirección va el país desde que asumió Javier Milei (cada vez más personas dicen en una dirección “incorrecta”), como cuando se interroga sobre cómo evalúa al Gobierno nacional (casi 50 % dice “mal” contra el 37% que dice “bien”) cuando se pregunta cuál es su nivel de satisfacción con la marcha general del país (67% de que esta “insatisfecho” contra un 38% que dice estar “satisfecho”). Lo interesante de este trabajo es que no se miden de las coyunturas (el “efecto Alberto” solamente), sino la tendencia; y la tendencia es descendente.
  •  Esta es la base económica y la perspectiva social que perciben quienes se separaran del Gobierno (como Macri y Villarruel, incluso el bloque de Miguel Pichetto) y desatan las internas que después toman su propia dinámica como estamos viendo por estas horas entre el mileísmo y el macrismo que están en una especie de guerra civil digital.
  •  Esta debilidad que mostró el Gobierno concentrada en dos días es una pésima noticia incluso medida en sus propios parámetros: ¿qué creen que piensan los famosos “inversores” cuando ven un Gobierno y un proyecto con este nivel de fragilidad? Acá se entra en un terreno espinoso (Macri puede dar cátedra sobre esto a Milei), un espiral en el que la crisis económica estimula la crisis política y la crisis política influye sobre las perspectivas de la economía.
  •  Para los trabajadores, las trabajadoras y las mayorías populares se trata de tomar nota de que es un Gobierno con muchas falencias y, por lo tanto su plan se puede enfrentar; que la oposición (que incluye a todo el espectro del peronismo) no tiene autoridad política y últimamente perdió mucha autoridad moral; y que esas son las posibilidades no sólo para luchar en las calles, sino para construir un proyecto político independiente de este escenario que es a la vez de todos con todos y de todos contra todos.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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