En la UTA el negociado de la educación es evidente, con sueldos millonarios de las autoridades y deudas para les estudiantes. Te invito a contarnos sobre cómo has vivido esta pandemia, contra el discurso de normalidad del gobierno que invisibiliza la realidad de miles de jóvenes a nivel nacional. Escribeme a mi Fanpage de Facebook (Manuel Rojas) o al Instagram @Vencerarica.
Domingo 2 de mayo de 2021
La movilización de trabajadores, como antesala a la Huelga Sanitaria del pasado 30 de abril, hizo retroceder a Piñera. A pesar de esto, tras una reunión con la oposición, se gesta un nuevo “gran pacto social” que viene a alivianar la carga del gobierno. Ese pacto se contrapone al camino que mostraron los portuarios para conquistar el 3er retiro de las AFP y donde, en algunos lugares se desarrollaron coordinaciones con estudiantes para levantar un paro activo desde las bases.
Por otro lado, mientras se agudiza la crisis de la pandemia estos últimos meses, con una segunda ola de contagios y una nueva cuarentena, el año estudiantil sigue su curso. La política del Gobierno pasa de negligente a irracional, con el ejemplo de Figueroa que como ministro de educación insiste en el retorno a clases presenciales, pasando por alto que los más de 30 mil muertos los pone el pueblo trabajador.
La prioridad de esta política es echar a andar el negocio en la educación, a costa del agobio laboral de profesores y comunidad educativa. Se refleja en el alto cobro de matrículas y de aranceles que van desde 2 a 3 millones anuales, sin condiciones mínimas para todes, como la conectividad. Por su parte, rectores como Emilio Rodriguez de la UTA, gana un millonario sueldo de $7.300.000 mensual, lo que al año equivale aproximadamente a 24 aranceles universitarios. Esta desigualdad muestra las prioridades que tiene la educación pública en Chile.
Muchos de mis compañeros y compañeras estudiantes no logran costear sus carreras, razón por la que en la UTA durante el 2020 hubieron 1.024 estudiantes (11%) quienes desertaron y suspendieron sus estudios. Enfrentamos esta situación con la necesidad de organismos estudiantiles que estén a la cabeza luchando por nuestras demandas, con asambleas de base y espacios democráticos.
Esto no se separa de las miserias que se viven fuera de los muros de la universidad, donde el problema de la vivienda y el desempleo dejan la gran disyuntiva de priorizar trabajar o estudiar. Pero el gobierno insiste por todos los medios en instalar la idea de que vamos en una “mejora constante”, lo cual es de lleno una mentira.
Hoy somos muchos estudiantes y jóvenes trabajadores quienes cubrimos nuestros estudios, o trabajamos en la informalidad, como en PedidosYa, retail y servicios, sin seguros laborales y con un sueldo muy por debajo del mínimo.
¡Amplifiquemos nuestras demandas! Pongamos a disposición todas nuestras herramientas para organizarnos como jóvenes en nuestros lugares de estudio y trabajo, abriendo los relatos contra todo discurso de "normalidad" impuesto por el gobierno.
Envíanos tu relato o denuncia llenando este formulario
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