Según datos del Ministerio Público, el tipo de femicidio que presenta la mayor frecuencia corresponde al femicidio íntimo por Violencia Intrafamiliar (VIF) y el promedio de edad de las víctimas corresponde a 39 años. En cuanto a la frecuencia de femicidios por zonas, las regiones de Arica y Parinacota y Los Lagos son las regiones con la tasa de femicidios más alta en el país.
Domingo 13 de agosto de 2023
La Fiscalía Nacional presentó este jueves el primer Informe Estadístico de Homicidios con Perspectiva de Género: Femicidios y Parricidios 2022. El reporte indica que entre 2020 y 2022 se han registrado un total de 154 femicidios. Fue el año 2021 donde se registró la mayor cantidad de estos casos (55). El 2020, primer año de la pandemia de coronavirus, hubo 47 casos y 52 el año pasado.
Este año, en tanto, de acuerdo a la información que publica en su sitio web el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, a la fecha, en Chile se registran 21 femicidios consumados y 137 femicidios frustrados.
El feminicidio es el último eslabón de esa cadena, la expresión más extrema de la violencia patriarcal, violencia que es legitimada y reproducida por el Estado capitalista y sus instituciones, a través de la desigualdad salarial, precariedad e inestabilidad laboral, la educación sexista, entre algunas. Por su parte los gobiernos no buscan hacerse cargo de la violencia estructural que vivimos las mujeres, ellos la fomentan y son los responsables.
No es casualidad que durante la pandemia se registrarán la mayor cantidad de casos, donde la precariedad y desigualdad que viven las mujeres creció enormemente. Menor salario por el mismo trabajo o más carga laboral con un salario igual al de sus pares varones, son la constante en los empleos que son ocupados por mujeres en general. A lo descrito anteriormente se suma el aumento de las labores de cuidado. Estas condiciones son parte del desarrollo de la violencia machista.
En cuanto a la frecuencia de femicidios por zonas, de acuerdo al informe, la Fiscalía Regional de Los Lagos presenta la mayor tasa (1,8), seguido por Arica y Parinacota (1,6). Además, se suman las regiones de O’Higgins, Maule, Valparaíso, Araucanía y Metropolitana Sur que también sobrepasan la tasa nacional (0,51).
Las condiciones de vida y el aumento de la violencia machista
Este panorama de la situación de violencia no puede leerse sin mencionar que son las condiciones de precariedad creciente, junto a las medidas insuficientes de los gobiernos para prevenir y erradicar la violencia de género. En esa línea es necesario agregar que Arica, es una de las regiones donde el empleo informal ha ido en aumento, donde además hay un aumento desmedido de campamentos, siendo la segunda región con mayor alza en el país, como consecuencia de la crisis de acceso a la vivienda y altos costos de arriendo. La precarización que se vive en sectores como salud y educación, donde se desempeñan una importante cantidad de trabajadoras, que en el caso de estos últimos vienen movilizándose durante la última semana por mejores condiciones laborales, porque hoy los sueldos no alcanzan y muchas mujeres se ven empujadas a tomar otros trabajos, que se suma a la doble jornada laboral. Estos entre otros factores profundizan la precarización de la vida de las mujeres en la región.
Cada vez que los medios informan de un nuevo femicidio, salen situaciones a la luz como que en la comisaría no quiso tomarle las denuncias a la mujer, que la mandaron de vuelta a su casa o que mantenían orden de alejamiento, pero no había nadie encargado de controlar que se cumpliera. También pasa que, la mujer no podía separarse porque no tenía trabajo, ni casa propia y no recibió nunca el apoyo necesario por parte de las instituciones que están para eso. Porque antes del femicidio, hubo otras formas de violencia y señala, que el Estado se negó a tomar en cuenta y cuando intervino, ya era demasiado tarde.
Por eso decimos que cuando un hombre comete un femicidio, el Estado también es responsable porque con infraestructura, con presupuesto para los programas de atención a las víctimas y muchas medidas que podrían tomarse inmediatamente, no se erradicará la violencia de género, pero sí se podría evitar que esa violencia escale y termine con la vida de la mujer.
Entre el feminismo de los homenajes, símbolos y gestos, y las alarmantes cifras de femicidios
El Estado frente a esto se hace los oídos sordos, los datos nos demuestran que no alcanza con tener un discurso “feminista”, como se ha buscado ubicar el Gobierno de Gabriel Boric. Necesitamos medidas como estas que puedan prevenir diferentes situaciones, no es posible que gran parte de las víctimas de feminicidios hayan denunciado anteriormente por agresiones sexuales y violencia de género consecutivas. Lo que es imperante es poner en la agenda las demandas de las mujeres: que se destine el presupuesto adecuado para las mujeres que sufren de violencia de género, que contenga refugios, un plan de viviendas y ayuda económica para todas las víctimas.