La derecha y los militares siguen reivindicando el golpe de Estado y la dictadura militar, orgullosos de su pasado plagado de violaciones a los derechos humanos. Así vemos como la herencia de la dictadura sigue más presente que nunca.
Natalia Cruces Santiago de Chile
Martes 19 de septiembre de 2017
Hace unos días atrás el vicealmirante José Miguel Romero y el Comandante en Jefe Enrique Labraña usaron medallas alusivas al golpe de Estado, en el contexto del izamiento de la bandera Bicentenario, en la Plaza de la Ciudadanía, apareciendo incluso en las fotos oficiales.
Según informan distintos medios se trata de dos medallas la “11.septiembre.73” y otra de “Misión Cumplida”. ¿A qué se refieren con misión cumplida? ¿Al asesinato y desaparición de cerca de 3000 personas por desaparición o ejecuciones? ¿A la muerte de más de 300 menores de 21 años durante los 17 años de dictadura? ¿A la desaparición de 9 mujeres embarazadas, de las que no hay rastro? ¿A los más de 50 mil torturados y presos políticos, a los que se les aplicó golpes, electricidad, violaciones y todo tipo de vejámenes?
Organizaciones de derechos humanos y parlamentarios de la Nueva Mayoría han rechazado la utilización de estas medallas, señalando que se trata de un daño a la imagen democrática del país. Según el senador socialista Alfonso de Urresti, es como si en Alemania los militares usaran símbolos nazis.
No extraña que los militares sigan reivindicando y orgullosos de su rol en la dictadura. Hoy lo siguen haciendo, incluso las organizaciones de militares retirados siguen reivindicando el golpe y rechazan cualquier condena hacia uno de sus miembros por parte de la justicia.
Mientras la transición pactada que impuso la Concertación, la derecha y los propios militares se basó en gran medida en la impunidad, permitiendo que los militares no pagaran ninguno de sus crímenes, que Pinochet fuera Comandante en Jefe y luego senador designado, mientras a las víctimas se les exigió olvido y reconciliación.