Ayer lunes 16, Sandra Arroyo Salgado volvió a escalar el enfrentamiento con la fiscal Fein: Pidió que se aparte de la conducción de la investigación por la muerte dudosa de Alberto Nisman.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Martes 17 de marzo de 2015
Sandra Arroyo Salgado, en su carácter de querellante, formalizó sus fuertes diferencias con Viviana Fein, elevando un escrito a la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 45, fiscalía a cargo de la misma Fein. Allí pide que la investigación sea dirigida por Fabiana Palmaghini, jueza que entiende en la causa. En ese escrito no se pide que Fein sea recusada, pero sí que deje de tener la dirección de las instrucciones.
Las fuertes disidencias que se vienen dando casi desde el principio de la investigación entre la ex esposa de Nisman y la fiscal, se hicieron abiertamente públicas cuando Arroyo Salgado llamó a una conferencia de prensa el 5 de marzo, donde presentó las conclusiones a las que habrían arribado sus peritos de parte: “Nisman no se suicidó, a Nisman lo mataron”. Contradecía así la hipótesis más firme de la fiscalía, el suicidio. Luego vinieron cruces más fuertes por el “famoso” punto 12 del informe de Arroyo Salgado.
Al comienzo de esta semana la jueza de San Isidro avanzó un paso más con el escrito, que plantea que en la investigación de Fein hubo “irregularidades y errores”. Estos serían a) que Fein no paró la autopsia para esperar que llegara al país Arroyo Salgado; b) la no preservación de la escena de la muerte; c) no investigar las cuentas bancarias de Lagomarsino y Nisman (ahora parece ser que Nisman y el muy probable agente “inorgánico” de la ex SIDE tenían cuentas en común); d) el allanamiento tardío a la casa de Lagomarsino.
Ahora será la jueza Palmaghini la que debe decidir sobre ese planteo. Todo indicaría que este es un punto intermedio del objetivo de máxima de Arroyo Salgado y parte del “partido judicial”: lograr el cambio de carátula de la causa, que pase de muerte dudosa a homicidio. Esto haría que inmediatamente el expediente pase al fuero federal, donde esperan muchos jueces amigos que Salgado tiene en común con Stiuso.
Eso sería una estocada para el gobierno que ahora, después de los primeros días de desconcierto, se aferra a la hipótesis del suicidio.
La causa por la muerte de quien supiera seguir los dictados de la CIA y el Mossad (puesto y sostenido durante muchos años por este gobierno), nos revela casi todos los días nuevas maniobras judiciales. Se pone así de manifiesto la utilización – de parte del kirchnerismo, la oposición de derecha y el “partido judicial” – de los servicios de inteligencia.
La principal víctima sigue siendo la verdad.