Siete años después de la consulta popular del 9N de 2014, Artur Mas reconoce al FAQS de TV3 que fue "un error" prometer que se haría la independencia en 18 meses.
Miércoles 13 de octubre de 2021
Ya lo había dicho su consejero de economía Andreu Mas-Colell, no había ninguna estructura de Estado. No había ningún hacienda catalana o Agencia Tributaria, ni ejército, ni nada. Y lo mismo Artur Mas que dijo que él no había desobedecido ante el tribunal. Pero, si alguien todavía tenía dudas, el sábado pasado dijo que había mentido con su promesa de hacer la independencia en 18 meses.
No es ninguna sorpresa que un dirigente como Artur Mas haya mentido en relación a la independencia. Él fue consejero de economía de Jordi Pujol durante los años 90 y aplicó todas las medidas neoliberales con su "maestro político", el "nada honorable" Jordi Pujol. Años y años mintiendo a los trabajadores y aplicando las medidas con las que van a profundizar en la precariedad laboral.
De hecho, Artur Mas nunca ha impulsado la independencia. Él va a ir a Madrid a negociar con Rajoy más dinero con el pacto fiscal pero se va a "chocar" con la puerta de La Moncloa. En ese período fue el "maestro" de los recortes con el apoyo del PP catalán y luego con el apoyo de ERC. Pero en ese momento el pueblo salió a las calles gritando por la autodeterminación y la independencia, todo después de que el TC recortara el Estatut. La antigua Convergencia, entonces presionada por la calle y la "justicia" española que sacaba todos los casos de corrupción, no tuvo otra salida que empezar a hablar de independencia.
Los discípulos de Artur Mas I
Artur Mas "enviado a la papelera de la historia" por la CUP, dejó, sin embargo, unos discípulos que siguieron una hoja de ruta muy similar. La consejera Clara Ponsatí dijo desde su exilio que "íbamos de farol" cuando hicieron el referéndum del uno de octubre. Un referéndum que ellos habían prometido que sería vinculante. Pero que, de la misma forma que el 9N, va a acabar sin ninguna declaración de independencia.
Lo que dijo la ex consejera de educación, es en realidad lo que hizo el presidente Carles Puigdemont. Como estaban jugando con cartas malas, declararon una república sólo por 8 segundos en aquel "histórico" 10 de octubre de 2017 o una república sin consecuencias jurídicas el 27 de octubre siguiente.
Para ellos, las decenas de miles que protegieron los centros de votaciones y se enfrentaron a la represión y los que pararon el país el 3O, eran sólo cartas malas. El pueblo catalán no "iba de farol".
Los discípulos de Artur Mas II
Pero Artur Mas no sólo ha tenido alumnos aplicados en las filas de Junts o el PDeCAT. Los dirigentes de ERC, que también estaban en el poder, se apropiaron de las lecciones de Artur Mas. Oriol Junqueras, ahora que su partido es el "dueño" de la Generalitat, habla de una independencia para los próximos 10 o 20 años.
El presidente Pere Aragonés centra su acción política en la mesa de diálogo con el mismo partido que también impulsó la aplicación del 155 y la represión con el PP, el PSOE. Y habla de independencia sólo los días de fiesta. Para él, la mesa de diálogo es el instrumento con el que pretende conseguir la gestión del aeropuerto de El Prat, más inversiones de Madrid y las ayudas de los fondos de la Unión europea.
Aragonés también impulsó proyectos de precariedad laboral dentro de la administración pública. En relación a la política económica, no se encuentra muy lejos de Artur Mas. De hecho, ERC apoyó los presupuestos de recortes de la antigua Convergencia cuando salían muchísimos casos de corrupción a la luz.
También hemos de tirar a la papelera de la historia a sus discípulos
En síntesis, como se dice en derecho, "A confesión de partes, relevo de pruebas". Ellos mismos explicaron ante los jueces que no querían ejercer el derecho de autodeterminación. Incluso, el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero, explicó que tenían un plan para encarcelar al presidente Puigdemont.
El deseo de autodeterminación de amplias capas de la sociedad catalana nunca se podrá llevar a cabo bajo la dirección de los partidos de la burguesía catalana. Esto quedó claro a partir del 3O cuando las empresas cambiaron el domicilio social ante las órdenes del Rey Felipe VI. Convergencia-PDeCAT nunca desobedeció.
Pero tampoco podrá ejercerse bajo el liderazgo de los representantes de la pequeña-burguesía acaudalada. Puigdemont y Junqueras han estado más cerca del mismo poder que los está castigando, que del pueblo que se movilizó el 1-O para defender escuelas y votar, y con las huelgas del 3O y el 8N.
Hay que romper con la burguesía y la pequeña-burguesía lo más rápido posible e iniciar un camino de independencia de clase. Ahora la clase trabajadora no se encuentra en el centro de la escena política. Pero si la izquierda es capaz de buscar lazos comunicantes podrá sumarla a esta lucha democrática ligando la lucha por los derechos laborales contra el paro y la precariedad.
La CUP y la Izquierda independentista se encuentran en una encrucijada y deberán romper con Juntos y ERC si quieren avanzar en un nuevo embate que lleve a alcanzar el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán.