Nada nuevo bajo el sol, vuelve Fernando Tauber al Rectorado de la mano de radicales, peronistas y "progres".
Luisa Romo @EloMaria17
Martes 3 de abril de 2018
Foto: Fernando Tauber junto al Miles (co-conducción junto a Patria Grande de la FULP), Franja Morada (UCR) y La Walsh (JUP)
Durante este mes se realizará la elección de decanos en cada Facultad y que culminará con la elección a rector en la UNLP en la Asamblea Universitaria convocada el próximo 14 de abril. Como ocurrió en Asambleas anteriores, habrá un solo candidato a rector. Lo que se presenta a la comunidad universitaria como producto del diálogo no es otra cosa que el resultado de largas negociaciones en el marco de un proyecto común.
La inmensa mayoría de los asambleístas, radicales, peronistas, los que se denominan “progres” e “independientes”, los que apoyan abiertamente al gobierno nacional y los opositores, dentro de la UNLP defienden todos el mismo proyecto: el de mantener una Universidad antidemocrática ajena a las necesidades sociales de la mayoría del pueblo trabajador, cada vez más elitista y al servicio de las grandes empresas que consiguen mano de obra barata a cambio de montos que tapan los baches en el mísero presupuesto otorgado por el gobierno nacional y que el gobierno de la UNLP aprueba año a año.
Por eso, por segunda vez, luego de su mandato 2010-2014 y siendo vicepresidente desde el 2014 al 2018 bajo la presidencia de su mano derecha Raúl Perdomo, el arquitecto Fernando Tauber irá como único candidato. El abanderado de la precarización laboral dentro de la UNLP y de recortar el Boleto educativo en 2015, vuelve al mando para profundizar esta política.
La Asamblea Universitaria, según dice el propio estatuto de la UNLP, es el órgano supremo de la Universidad donde estudiantes, graduados, docentes, y una delegación de no docentes tienen voz y voto.
Pero los más de 100 mil estudiantes que somos los sujetos por los que la Universidad existe y quienes hemos estado a la cabeza de la pelea contra los planes neoliberales y por la defensa de la Universidad Pública y Gratuita no tenemos ningún peso en las decisiones de la "academia" tenemos una representación minoritaria y subordinada a las camarillas profesorales.
Los trabajadores no docentes, que son los garantes de su funcionamiento están precarizados, con cientos de contratos y becas que realizan tareas no docentes; y a pesar de que demagógicamente se los tratan como "integrantes" de la comunidad universitaria están sub-representados en todos los órganos de gobierno.
En el claustro docente, solo los titulares o adjuntos concursados, que son una ínfima minoría en la UNLP, casualmente son quienes tienen la mayor representación en los órganos de gobierno, mientras a los docentes “de segunda”, interinos y sin ninguna estabilidad, se les otorga una virtual representación en un claustro de los graduados de funcionamiento clientelar y los docentes ad-honorem ni siquiera tienen derecho a cobrar siendo que en muchos casos tienen cursos enteros a su cargo.
Que actuales resuenan las palabras del Manifiesto Liminar que hace 100 años decía: “Nuestro régimen universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario.”
Este régimen de gobierno es profundamente antidemocrático, al punto tal que hace meses sabemos que el radical Fernando Tauber será nuevamente Presidente de la Universidad Nacional de La Plata, acompañado desde los “progresistas” como Viguera (decano de Humanidades) hasta la Franja Morada, y donde ya brindó su apoyo toda la Juventud Peronista. Toda una declaración de “unidad” que muestra a las claras una gestión que se encarga de administrar entre las hienas las tajadas millonarias destinadas a sostener los cargos ejecutivos para garantizar la orientación social de la universidad, donde la gran mayoría no se recibe, y donde el conocimiento está puesto en función del mercado y las empresas que hacen convenios con las facultades, para convertir a los estudiantes en mano de obra barata y precarizada con el nombre de “pasantías”. Esta injerencia se inició con la Ley de Educación Superior menemista (LES) y su órgano de aplicación, la CONEAU, y hoy el macrismo ha desarrollado su Sistema de Reconocimiento Académico para someter aún más nuestra educación a los intereses empresariales, algo que va a tono con la política nacional del gobierno. Sin ir más lejos, la incorporación de los Decanos de Económicas e Ingeniería al Rectorado expresan a las claras el tipo de orientación que tanto le gusta a Macri postulándolas como las “carreras del futuro”. Un futuro a la medida de los empresarios.
Macri, enemigo de la educación
El gobierno de los CEO’s viene de lograr la aprobación de la contrarreforma jubilatoria luego de las jornadas del 14D y del 18D. Si bien la reforma pasó con el apoyo de radicales y peronistas que la votaron, fue una crisis grande para el macrismo que ha tenido que frenar el plan de “reformismo permanente”. En la misma sintonía, avanzan con el cierre de sindicatos, paritarias a la baja para los docentes y recientemente recortar 3 mil millones de pesos a los presupuestos universitarios.
El Rectorado, que gestiona las políticas de ajuste en la universidad, es quien viene adecuando los contenidos de acuerdo a lo dictaminado por las Leyes educativas reaccionarias, los dictados del Banco Mundial y las empresas privadas. Desde la LES, ningún gobierno ha modificado en lo sustancial el grueso de la ley que permite la mercantilización. Tampoco el kirchnerismo, que embanderándose con el discurso “Nacional y Popular” permitió mediante ésta que se dupliquen la cantidad de posgrados pagos en detrimento de carreras de grado, modificando sus contenidos. Mientras muchos estudiantes tienen que dejar las cursadas para trabajar, o volverse a sus pueblos, para los empresarios y la casta política nuestra educación no es más que un negocio.
Barrer el régimen de camarillas para cambiar la orientación social de la Universidad
Desde la Juventud del PTS y las agrupaciones que impulsamos en todas las facultades junto a compañeros y compañeras independientes, nos oponemos a esta caricatura de elección, avalada por un régimen que garantiza que la educación sea sólo para unos pocos. Por esto, a los estudiantes nos queda debatir qué tipo de Universidad queremos: una Universidad donde los hijos de los trabajadores puedan ingresar y recibirse y que sus contenidos sean pensados en función de los sectores populares.
Qué distinto sería que apunte a formar ingenieros agrónomos que planteen opciones para terminar con el monocultivo sojero que agota la fertilidad de los campos; o ingenieros forestales que planifiquen una explotación verdaderamente sustentable de los bosques evitando catástrofes; o ingenieros químicos que desarrollen tecnologías que terminen con la contaminación de las papeleras y las cientos de industrias. En el caso de los médicos, estos podrían desarrollar una política de salud verdaderamente preventiva, donde por solo por poner un caso se garantice el verdadero derecho al aborto y que junto con el avance de la ciencia pueda eliminar enfermedades que están fuertemente ligadas a la pobreza. También arquitectos que puedan construir viviendas, escuelas y hospitales de alta calidad y confort para que los 2,6 millones de hogares que tienen problemas de vivienda y se pueda acceder a una vivienda digna. Abogados al servicio de las luchas obreras y en el campo de las ciencias sociales y humanidades bien le vendría a los trabajadores y el pueblo la generación de conocimiento crítico que combata la avalancha de ideología dominante que explota en los medios de comunicación, en vez de llamarse al silencio o pelear por desterrar de las cátedras una verdadera mirada crítica y estratégica para cambiar de raíz esta sociedad.
El brazo estudiantil del Macrismo, la Franja Morada, sabemos que apoyará toda política que venga desde el gobierno. Hay que pelear por recuperar los centros que hoy están paralizados bajo la dirección del kirchnerismo, como La Cámpora, Miles y Patria Grande. La política de elevar “pliegos de reinvindicaciones” en las facultades solo es una maniobra para luego ir a votar a quienes van a bajar el ajuste en la Universidad.
Contrariamente a esto, el planteo de mayoría estudiantil apunta a cuestionar un poder de las camarillas profesorales reaccionarias que se justifica en base un supuesto saber, pero cuyo correlato real es la gestión de una Universidad moldeada por la LES, al servicio las necesidades empresariales, con salarios de pobreza y trabajo gratis, posgrados pagos y justificadora del orden social capitalista. Nuestras peleas serán contra las propias autoridades que se atornillan en los sillones por sueldos millonarios. Por eso una verdadera democratización de la universidad significa finalizar con estos cargos ejecutivos que mantienen una educación elitista. Pelear por una organización desde abajo, por un verdadero co-gobierno, donde la inmensa mayoría que somos los estudiantes podamos decidir qué hacer junto al resto de los claustros, de forma independiente de estos intereses mercantiles.
Los estudiantes demostramos la fuerza que tenemos cuando salimos a las calles, como cuando obtuvimos el boleto educativo en 2015, en el 2016 cuando logramos terminar con el ingreso eliminatorio en la facultad de Cs. Médicas, en las enormes movilizaciones por Santiago Maldonado y Rafael Nahuel o las movilizaciones por los derechos de las mujeres. Hay que tomar el gran ejemplo de los trabajadores que hoy en todo el país vienen enfrentando el ajuste, como en el 18D, en el Hospital Posadas o en cada intento del gobierno de avanzar con despidos y represión. Si unimos nuestras peleas junto a los trabajadores, las mujeres y todos los sectores que hoy están en lucha, podemos derrotar los planes de ajuste.
Hay que poner en pie al movimiento estudiantil para continuar la pelea por el comedor turno noche, los jardines paterno-maternales, boleto educativo realmente universal para los docentes y no docentes de toda la provincia de Buenos Aires y becas integrales para que ningún estudiante quede fuera de las aulas para atacar la deserción. Sigamos el ejemplo de los estudiantes de la Facultad de Trabajo Social quienes a pesar de la conducción del Centro de Estudiantes (Miles) votaron por amplia mayoría dos mociones centrales: que en la próxima sesión del consejo académico los consejeros estudiantiles (MILES/PG) se ausenten a la votación para retrasar la elección de decano y rechazar la candidatura de Tauber a rector de la UNLP.
Nos oponemos a esta pantomima de “asamblea universitaria” que les da la espalda a todos los estudiantes y exigimos a la FULP (Patria Grande – Miles) que junto con ADULP y ATULP convoquen asambleas en cada facultad para poner en agenda las verdaderas problemáticas de toda la comunidad educativa, confluyendo en asambleas interfacultades, votando un verdadero plan de lucha con movilizaciones para enfrentar los planes del macrismo y a los que en la UNLP quieren aplicarlos.